La España que descubrió América era una nación desangrada y triunfante, hambrienta y segura de su destino. Consagrada como paladín de la Cristiandad y se hallaba dispuesta a cualquier empresa osada. El descubrimiento es un hecho capital para el Renacimiento. Estaban apunto de aparecer El príncipe, de Maquiavelo, y Utopía, de Tomás Moro.

El descubrimiento efectivo lo hizo Juan de Solís. Se le encomendó el 24 de noviembre de 1514 la misión de encontrar el paso que se suponía existente con el mar del sur. Partió de San Lucar de Barrameda, el 8 de octubre de 1515. Llegó a una isla donde se detuvo para enterrar a un tripulante muerto (Martín García) y entró en un ancho río (el Uruguay) Los indios lo recibieron a flechazos, y solo se salvó un grumete –Francisco del Puerto.

Hernando de Magallanes, hidalgo portugués, disgustado con su rey se fue a España y tardó en convencer a don Carlos (próximo Carlos V), para que aceptara una nueva expedición, que a fin de cuentas salió el 24 de Agosto de 1519. De las costas portuguesas descendió hasta un puerto que llamo “Deseado”. 1520 llegó a otro puerto que llamo “San Julián”. Halló aborígenes en paz. Eran tribus miserables y nómades. Vivian de caza y pesca. La última recalada en tierra argentina, fue en la desembocadura del río Santa Cruz, donde estuvo dos meses.

1522 Carlos V, ya elegido emperador, da cuenta a Margarita de Austria la llegada de Sebastián de Elcano. En ese momento tenía Carlos, un imperio más extenso que el de Carlomagno. La monarquía española, los países bajos, Nápoles, Sicilia y las tierras del nuevo mundo. Buscaba la unión de los reinos cristianos. La idea imperial incendió la imaginación española.

Hubo otra expedición, la de Sebastián Caboto. Zarpó de España en 1526, hacia las costas brasileras. Navegante veneciano. Llegó hacia el sur del río de la plata, desembarcó en una isla donde encontró a una población de los indios TUPI NAMBA. Ellos ya tenían trato con los portugueses del norte, y con dos expedicionarios de Solís.

Vuelve al Río de la Plata y toma contacto con otros marineros de Solís, que le dicen sobre grandes riquezas que existen en esas tierras. Caboto remonta el Paraná, y descubre innumerables islas con mucha vegetación de sauces y árboles espinosos. En la confluencia del Paraná y el Carcarañá, Caboto funda el fortín SANCTI SPIRITU, el primer establecimiento de España en el Río de la  Plata.

Estableció relaciones con los TIMBUES, quienes los ayudaron a construir chozas y en la preparación de huertas. Caboto sigue hacia el norte y pelea contra los AGACES, una belicosa tribu que lo ataca con trescientas canoas. Al ganarle, establece relaciones con los GUARANIES –fieles a partir de ese momento- por haber derrotado a sus enemigos.,

Junto con Diego García de Moguer, regresaron a España con metales preciosos y mensajes para el emperador. Posteriormente hubo una sublevación generalizada del indio contra el blanco, que destruyó el SANCTI SPIRITU.

Después surge la idea de la Ciudad de los Cesares, confundiendo esta con Cuzco. Esta ciudad aparentemente fue vista por un tal Francisco Cesar, de la existencia de un gran imperio en la cordillera, con fabulosos tesoros.

Creación del Consejo de la Indias en 1524, da la medida de la preocupación de emperador sobre sus nuevos súbditos. 1530 comienza la guerra contra los turcos. En el imaginario español, se pensaba que en América, existían imperios aun más grandiosos que los de Europa. Era lógico, empezaban a llegar muchas cosas que en Europa no existían.

Don Pedro De Mendoza

El Río de la Plata estaba abierta  la conquista y para ella se propuso al granadino Don Pedro de Mendoza, miembro de una ilustre familia y caballero de Santiago, que gozaba de favores del emperador por su actuación en las guerras de Italia.

Había mucho optimismo, debido a la llegada de los primeros tesoros provenientes del Perú, conducidos por Hernando Pizarro. Medio millón de pesos en oro, arte indígena y orfebrería. A Pedro de Mendoza se lo otorga el título de Adelantado y Capitán General con otros privilegios, a cambio del compromiso de poblar y organizar estas tierras e incorporarlas a la cristiandad.  En 1535 zarpó de San Lucar la armada constituida por once embarcaciones y alrededor de mil quinientos hombres entre marineros y gente de guerra. Mendoza estaba enfermo, y su reposo en cama, originó problemas dentro de la embarcación. Juan de Osorio, fue apuñalado.

1536 llega al Río de Solís, y el 22 de enero jura como gobernador del puerto y plaza de San Gabriel. Junto al río se eligió el emplazamiento de la ciudad. En la barranca que dominaba la costa, se dibujó un cuadrilátero, que se rodeó por empalizadas. El establecimiento fue llamado Santa María del Buen Aire.

Desde un primer momento había problemas de abastecimiento para el millar y medio de hombres. Las provisiones que se trajeron desde España eran para 6 meses. Se buscaron relaciones pacíficas con los QUERANDÍES, que habitaban los alrededores. Eran alrededor de 2 mil, vivían de la caza y la pesca, llevaban diariamente carne y pescado como tributo, al fortín de Mendoza. Un día se negaron a entregar tributo. La salida de un destacamento efectuada para escarmentarlos, resultó un desastre muriendo en ella entre otros, Diego de Mendoza, sobrino del Adelantado.

El capitán Juan de Ayolas, que fue enviado por la ruta de Caboto, volvió con buenas noticias. En las ruinas del Sancti Spiritu (actual puerto Gaboto, en Santa Fe) se establecieron relaciones con tribus de TIMBUES o CHANAS, quienes habían provisto de suficiente maíz y pescado. El Adelantado Pedro de Mendoza decide partir hacia España en 1537, y muere en el viaje por su larga enfermedad.

ASUNCIÓN DEL PARAGUAY

Ayolas hubiese subido mucho mas al norte, tal era su motivación. En su incursión al Paraná, hacia el norte había llegado cerca de la confluencia de este río con el Paraguay, a un puerto natural que llamo CANDELARIA, donde construyo un fortín. Allí dejó a Cargo a Martínez de Irala. Ayolas por su parte decide hacer una expedición hacia el chaco, llegando según se sabe a las cercanías andinas, donde los indios CHANAS le exhibieron muestras de oro del Alto Perú.  Finalmente muere por una emboscada de los PAYAGAES.

Martínez de Irala y Juan Salazar inician la búsqueda de Ayolas, pero se enteraron de su suerte trágica. Salazar remontó el Paraguay y estableció un fuerte junto a la población GUARANI de los carios, con quienes había trabado amistad. Era el 15 de agosto y le puso el nombre de Asunción. Posteriormente se creó una enemistad y competencia entre Irala y Ruiz Galán. El último quería los derechos de Adelantado, que le había dejado a cargo la guarnición de Buenos Aires. Irala, peleaba por el verdadero derecho, por ser sucesor de Mendoza. Finalmente Irala fue nombrado gobernador del Fuerte de Asunción. Esos indios eran labradores, y pastores, con extensos sembrados, lo que obligaba a una constante defensa de los Indios Carios, que vivían en el este del río Paraguay.

Con la alianza empezaba la mezcla de sangre, el comienzo de una abundante población mestiza. De la numerosa expedición de Mendoza, solo quedaban 350 hombres distribuidos entre Buenos Aires, Candelaria, y Asunción. A causa de la pelea con Ruiz Galán, que estaba en Buenos Aires y debido a la distribución demográfica, Irala ordena la despoblación de Buenos Aires.

En 1541 decidió organizar la población de Asunción en forma de República. Instituyó el primer ayuntamiento o Cabildo, del Puerto de Nuestra Señora de Asunción. Fue la primera ciudad del Río de la Plata, y conservaría esa preeminencia casi un siglo.

ALVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA

Había tardado mucho la designación del reemplazante de Mendoza. Después de una expedición a la Florida, luego de un naufragio fue cautivo de los salvajes durante diez años con algunos compañeros. Allí adquirió misterioso ascendiente por sus condiciones de mago, y curandero. Se decía que había logrado resucitar a un indio. Era nieto del Adelantado Pedro de Vera, conquistador de las Canarias bajo Fernando e Isabel.  Cabeza de Vaca regresó a España en 1537 y consiguió que se le otorgara el título de Segundo Adelantado del Río de la Plata. Para hacerlo efectiva inició en 1540 su segundo viaje, que le llevó al sur del continente americano.

Descubrió las Cataratas del Iguazú, exploró el curso del Río Paraguay y sometió a algunas tribus indígenas. Pero pronto entró en conflicto con los colonos españoles establecidos con anterioridad que, encabezados por Domingo Martínez de Irala, rechazaban la autoridad del gobernador y sus proyectos de organizar la colonización del territorio olvidándose de perseguir los quiméricos tesoros de los que hablaban los mitos indígenas. De todas maneras Irala le cede el mando a Cabeza de Vaca, y se va en una expedición hacia la sierra de la Plata. Desde el comienzo había problemas con el nuevo Adelantado Alvar Núñez. Los mestizos asunceños tenían una vida azarosa y holgazana, tenían siervos indígenas, la poligamia era muy común. Núñez, quería acaba con todo esto con una autoridad destinada a la abolición de la servidumbre indígena, y a la captación de los nativos mediante la evangelización. Conflicto entre el hombre de preceptos (Núñez) y el de realidades (Irala)

Los descontentos se sublevaron en 1544 (primera revolución de los comuneros) y enviaron a Cabeza de Vaca a España acusado de abusos de poder en la represión de los disidentes (como el incendio de Asunción en 1543). El Consejo de Indias le desterró a Orán en 1545. Ocho años después fue indultado y se estableció en Sevilla como juez.

LA NUEVA EXPEDICIÓN DE IRALA

De acuerdo a lo contado por el joven capitán Nufrio de Chaves, existía hacia el oeste un monte que emanaba plata. Se refería a las minas de Potosí. Con ese rumbo se puso Irala en 1547, con 250 españoles, y 2000 indios amigos. Llego a las serranías, pero se enteró que otros compatriotas habían llegado antes.

Mientras una nueva sublevación en la ausencia de Irala, fue víctima su reemplazo Francisco de Mendoza, que fue asesinado por amigos de Alvar Núñez. Era necesario que Irala vuelva.
De España enviaban cargamentos de mujeres españolas para atenuar el concubinato indígena. La Tendencia de poblar y no conquistar, se había impuesto en el Consejo de las Indias. Irala fue poblando las cercanías de los metales, hasta 1556, cuando muere.

EL TUCUMAN

Durante el gobierno de Irala había empezado a poblarse el noroeste argentino, conocido como el Tucumán. El primero en llegar allí fue Diego de Almagro, en camino a Chile. Recorrió valles calchaquíes y cruzó la cordillera.  El Segundo fue Diego de Rojas, que por orden del virrey Vaca de Castro, se fue con 200 hombres y salió de Cuzco en 1543. Después de atravesar los cultivos tributarios del Inca, cruzó la puna y entró en los valles poblados por DIAGUITAS y CALCHAQUÍES. Rojas fue muerto por una flecha envenenada de los JURIES. La expedición queda al mando del Francisco de Mendoza.  Cruzando la tierra de los COMECHINGONES – parte de Catamarca, Córdoba y San Luis- alcanzaron un punto cercano de la fundación de Caboto. Como Mendoza quería continuar aguas arriba, los soldados se le amotinaron y lo mataron. De los doscientos hombres de la expedición regresaron solo 86, entre ellos un joven llamado Juan de Garay.

La tercera expedición esta a cargo de Juan Núñez del Prado, en 1549. Tenía a cargo fundar un pueblo en la región del Tucumán, para proteger el camino a Chile, facilitar el descubrimiento de la región platense y propagar la religión católica entre los indígenas. Después de varios conflictos con las jurisdicciones del gobernador de Chile- Valdivia- y con los DIAGUITAS en los límites con Salta, decidió quedarse en lo que sería hoy Santiago del Estero. Allí funda el pueblo llamado El Barco.

En 1552 el gobernador de Chile envía a Francisco de Aguirre a poblar hasta el mar del norte. Se refería de los Andes hasta el Atlántico. Aguirre echó a Núñez del Prado, y traslado la ciudad en junio de 1553 hasta las orillas del río dulce, rebautizándola con el nombre de Santiago del Estero. Al año siguiente, Aguirre tuvo que acudir
Asunción y Santiago eran islas en medio de tierras rebeldes que había que conquistar sin descanso.

Los españoles se defendían bien en la llanura, pero no en los valles, dadas las continuas trampas. La fundación de Londres, Córdoba de Calchaquí, y Cañete, entre 1558 y 1560 por Juan Pérez de Zurita (reemplazante de Aguirre) eran tres reductos con pocas guarniciones. El nombre de Londres se debió al festejo por el casamiento de Felipe II (hijo de Carlos V) y María Tudor de Inglaterra.

Desde Chile, se comenzó la creación de ciudades como Mendoza y San Juan, en el territorio de los HUARPES. La guerra con los CALCHAQUÍES seguía muy furiosa. Londres, Córdoba y Cañete fueron destruidas por los indios. Entonces se recurrió al Francisco de Aguirre para poner fin a esto. Primero se resolvió el conflicto de jurisdicciones. Bajo el gobierno de Francisco Ortiz de Vergara, sucesor de Irala, se fundaron hacia el oeste la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (1561) paso obligado hacia el Perú. Esta ciudad fue un centro de atención para los asunceños. Se crea la Real Cédula de 1564, que establece los limites. Se crea la gobernación de Tucumán, separándola de Chile. La gobernación de Chile se queda con San Juan y Mendoza. Francisco de Aguirre se hacia cargo de la Gobernación de Tucumán.

Pero la creación de Santa Cruz de la Sierra hizo que muchos asunceños, se dirigieran hasta esa ciudad en 1564 (EXODO ASUNCEÑO) pero terminó todo en un fracaso. La audiencia de Charcas, les intimó el regreso.

Geopolíticamente era necesario fundar un puerto en las costas, dado el peligro de una invasión de una potencia enemiga. Ya Alvar Núñez había dicho que fue un error la despoblación de Buenos Aires.

Es importante la figura de Jerónimo Luis de Cabrera, quien funda Córdoba en 1573. Dejaba constancia en su nota al rey, comunicándole que los indios de la región COMECHINGONES y SANAVIRONAS, son labriegos, dueños de molinos y otras industrias. Después se dirigió a las márgenes del Paraná, cerca del fuerte de Caboto, levantó un establecimiento al que llamó San Luis. Juan de Garay acababa de fundar sobre la misma costa, la ciudad de Santa Fe. Entre ellos, hubo hermandad de armas, contra los arrebates de los TIMBUES. Cabrera muere en 1576.

Garay mientras tanto planeaba fundar un puerto en el Río de la Plata para la entrada y salida del comercio. Durante su gobierno asunceño, hizo los preparativos para la fundación de la nueva ciudad. Se alistaron 66 personas, con armas, caballos y ganado. Solo 10 eran españoles, el resto eran nativos.

BUENOS AIRES

En el viaje a Buenos Aires, Garay iba acompañado de dos franciscanos, uno de ellos el padre Rivadeneira, cuya presencia era requisito legal para formar la ciudad. Al legar a la llanura bonaerense se sorprendió al ver una cantidad de tropilla de potros chúcaros, descendientes de los abandonados en el anterior establecimiento.

La fundación se hizo el 11 de junio de 1580, de acuerdo con las solemnidades tradicionales, como si se tratara de una nueva ciudad. Lo era, porque lo anterior era tan solo un mísero fortín. Puerto de Santa María de Buenos Aires, se llamó. El 30 de octubre, el Cabildo presidido por él, designó a San Martín de Tours como santo patrono, y aprobó el escudo de armas. La llamaban la entrada de los Cesares, de manera tal que seguía el mito. Garay regresa a Santa Fe, pero fue muerto por los indios ITATINES. El sucesor de Garay, fue Juan Torres de Navarrete, el segundo teniente gobernador.

Este mandó una expedición al mando de Alonso de Vera para construir una ciudad que sirva de nexo con el Perú. En ella estaba un tal Hernando Arias de Saavedra (HERNADARIAS) fundaron sobre le río Bermejo la ciudad de Concepción del Bermejo. Torres de Vera y Aragón se hizo cargo de la gobernación en 1587. Fue el que introdujo el ganado en la Argentina.

Entraron caballos, ovejas, cabras, cerdos y vacas. Vera y Aragón fue uno de los que introdujo esta ganadería, y su aspiración era la obtención de nuevas tierras para poblar y sembrar, tierras fértiles junto a los ríos y con mano de obra indígena. Se fundó entonces la ciudad de Vera de las siete Corrientes. El principal poblador de estas tierras era Hernandarias. En 1592 fue gobernador del lugar.

En el Tucumán, Gonzalo de Abreu se mostró tiránico y mediocre, incapaz de dominar la rebelión permanente de los Diaguitas. Como saldo positivo, cabe mencionar que encontró un camino directo entre Córdoba y Mendoza.  Esto unía a los dos océanos sin desviarse hasta Santiago. A este le siguió Hernando de Lerma, que fue aún peor que su antecesor, lo que motivó el descontento del pueblo.

LA IMPORTANCIA DE RAMÍREZ VELAZCO

Posteriormente se nombro al gran gobernador de Tucumán, Juan Ramírez Velasco, en 1586. Pacifico las tribus, introdujo a nuevo pobladores y ganados, formo estancias, fundo poblaciones que fueron puntos de apoyo: la Rioja, Madrid y Jujuy desde 1591 a 1593. Impuso el respeto a los naturales, y la posesión pacifica de la provincia. SE abría el camino al Perú.  Hubo mucha predicación espiritual, al frente de un puñado de religiosos estaba San Francisco Solano, quien estableció las primeras misiones. En sus cartas al Rey, le solicitaba que se establezca un gobierno único independiente del virreinato del Perú. Esto lo erige como los recursos de nuestro virreinato y en profeta de la Argentina Actual. Por ello, después de transformar el Tucumán, el rey lo nombra gobernador del Río de la Plata, pero no puedo ejercerlo porque murió porco después, en 1597. Él había nombrado lugarteniente, a otro gran hombre, Hernandarias de Saavedra. LA conjunción de Estos hombres, hace empezar una nueva historia en estas tierras.

Cada vez se extendía mas la convicción de que la tierra era pobre en metales y que solo rendiria frutos por el trabajo. Eran tierras fértiles en las que se daba con holgura las mies, y se multiplicaban los ganados.Después de la firma de la paz de Vervins, en 1598, muere Felipe II. España pierde el dominio de los mares. Durante muchos años, Buenos Aires estaría al acecho de la aparición en el horizonte de velas corsarias.

HERNANDARIAS DE SAAVEDRA

El período de apogeo de la conquista se dio con los reyes españoles CARLOS V y FELIPE II. Con la llegada de Felipe III comienza la decadencia de España,  y a su vez de la conquista. Toneladas de ordenanzas y providencias reales de comunicaciones de virreyes y funcionarios, con dudosas consecuencias sobre la realidad. Esas cartas terminaban comiéndolas las lauchas y las polillas.

En la Argentina, la colonización se extendió desde la altiplanicie boliviana hasta el litoral bonaerense y a lo largo de los grandes ríos.  Al sur, la frontera era móvil, asegurada con el establecimiento de los Fortines, germen de futuras poblaciones. La indiada del norte, temporalmente sometidas –DIAGUITAS Y CALCHAQUÍES y MOCOVIES chaqueños, quienes se solían sublevar por los trabajos forzosos.

Un puñado de blancos en cada población mantenía contrastes, acciones para imponerles la civilización importada. Fruto directo del espíritu y la sangre española, la población de Argentina iría tomando rasgos propios. En Asunción, los españoles habían traído su cultura-religión, idioma, caballo. Los hijos eran distintos a sus padres.  La mestización en la zona bonaerense tuvo un rasgo violento. De allí que los problemas inherentes a las relaciones entre los conquistadores y los conquistados fueran mas graves que en el Paraguay y hubiera de exigir una mayor preocupación de los gobernantes. La política  de Hernandarias fue dirigida a proteger al aborigen, contra la opresión de los encomenderos, y regularizar las uniones de estas con las mujeres.

Es importante que Córdoba-peruana y aristócrata, sin mucha mezcla- se fuera conformando en un eje opositor a Buenos Aires plebeya y comercial. Configurándose así dos polos sobre cuyo eje se configura nuestra historia.  Primera universidad cordobesa, en 1613, nutrida del espíritu renacentista.

El centenar de vecinos con que contaba Buenos Aires, apenas si pudo subsistir merced del comercio con las colonias portuguesas. Portugal estaba entonces incorporado a la corona de España. Esta circunstancia duró sesenta años, convirtió en colaboración amistosa, la vieja rivalidad. Importante era la defensa de la ciudad, frente a la indiada y los barcos piratas. Por ejemplo en 1581 llegan al estuario el corsario inglés FENTON. Una de sus naves al mando de John Drake, sobrino del famoso Francis, apresó al barco que llevaba al Padre Rivadeneira.

En 1590 se organizó una milicia que hacia instrucción militar los domingos y los días de fiesta, divida en dos contingentes, jinetes e infantes. En 1594, con el gobierno de Hernando de Zárate y a oírse noticias de que habían zarpado naves inglesas, se levantó un fuerte bien armado, que dominase la coba del riachuelo.  La verdadera protección de Buenos Aires se hallaba más que en su fuerte, en los bancos de arena del río, que hacían peligrosa la navegación.

Había cierto estancamiento en las entradas de mercancías y de personas por el río de la Plata, debido a lo establecido en la Real Cédula de 1594.
El primer gobernador criollo Hernando Arias de Saavedra. Fue uno de los primeros pobladores de Concepción de Bermejo y de Corrientes. Era el primer ciudadano de Asunción, debido a su prestigio. Se dedicó a la defensa de Buenos Aires, al castigo de los indios de sus inmediaciones y a la reconstrucción del Fuerte. Reedificó los templos de Asunción, restaurando la dignidad al culto y de moralizar a la ciudad, a la que limpió de vagabundos y gente viciosa.

El marques de Cañete, virrey del Perú, lo nombró gobernador de Buenos Aires. También fue proclamado al cargo, por el cabildo asunceño. Su hermano, era obispo de Tucumán. Conservaría el mando hasta 1618. Había un conflicto entre prelados y gobernadores, un conflicto de competencias. Por ello, convocó un sínodo que se realizó en 1603 y al que concurrieron procuradores de las ciudades y representantes de obispos.  Tuvo saludables consecuencias: Ordenaba enseñar catecismo y la doctrina a los indios en lengua Guaraní e imponía  a los curas de los indios la obligación de saber dicha lengua a fin de administrar los santos sacramentos.

También promovía los matrimonios legítimos, a fin de salvar la corrupción de doncellas indígenas. Estas ordenanzas se pregonaron en la plaza pública de Asunción y en los dos idiomas de la ciudad. Ayudó también al establecimiento de jesuitas en la provincia. Hizo levantar iglesias en Asunción y Buenos Aires, también en Corrientes y Santa Fe, y en Concepción del Bermejo. Inició una especie de campaña del desierto, con 30 españoles y 600 indios, en 1604. Aparentemente llegó  hasta lo que es hoy Neuquén, dado que se habría encontrado con PATAGONES. Dos años después, hizo una incursión a la banda oriental, donde combatió contra los CHARRUAS.

A pesar de la prohibición, obtuvo permisos para intercambiar productos con el Brasil. Sabía de la preeminencia que tendría Buenos Aires más adelante. Ya parecía en esa época, comerciantes que estaban en contra de la política proteccionista de España, y bregaba por un libre cambio. Esto marcaría la historia de nuestro país. Esto motivo el desarrollo del contrabando. Esto se vio muy bien con la llegada a la gobernación de Diego de Gorgora, que instó al contrabando, y el mismo era contrabandista. Hernandarias fue él último gobernador de la provincia paraguaya que comprendía territorios del Paraguay y el río de la Plata. Bajo su gobierno se dividía con la Cédula Real la provincia en dos. La del Río de la Plata, con ciudades y distritos de Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes y Concepción del Bermejo. Y la del Guayrá, con Asunción, Guayrá, y Villa Rica del Espíritu Santo.

La provincia de Tucumán tenía una extensión de 700 mil km2, dentro de las cuales la distribución de las ciudades se dio por dos factores, asegurar las comunicaciones al Perú y la existencia de poblaciones indígenas sometidas para el trabajo de las encomiendas. Las ciudades eran meras chozas, míseras en donde apenas se comenzaba a levantar alguna edificación decente. Los indios sometidos y repartidos en encomiendas llegaban a 24 mil. La escasez de mano de obra indígena, se suple con negros esclavos.

Se va conformando el gaucho, en la industria ganadera. Utilizando boleadoras, el lazo, y cuchillos. Todo a caballo. Los titulares del ganado vendían los cueros por contrabando. En los bosques tucumanos abundaban la madera, que se usó principalmente par ala construcción de casas, y carretas, usadas para comerciar entre provincias.

En 1618, solo quedaba en le Tucumán, unos 7000 indios tributarios. La situación económica de la provincia había decaído. La atmósfera estaba cargada de amenazas, anunciaba la terrible rebelión de los CALCHAQUÍES y DIAGUITAS que estallaría 2 años mas tarde, en 1620.

La leyenda negra, de origen protestante sobre la rapacidad y crueldad de la conquista española, y la moda de llorar por los indios. Se prefiere la leyenda rosa, conde la conquista tenia un fin misional, según los rudos soldados que penetraron a América, no tenían otro propósito que la instauración de la verdadera Fe.
En muchos lugares se requirió una primera dominación militar, como en Tucumán, debido a la resistencia indígena.

CONTRABANDO

Transcurre el primer tercio del siglo 17. España pierde la preponderancia europea, pierde Portugal. Surge la Francia de Mazarino, y la supremacía marítima pasa a Inglaterra. Esto genera un detenimiento en el crecimiento de las colonias. Buenos Aires, Tucumán, y Guayrá, estaban en constante defensa. Los pueblos jesuíticos eran amenazados por las invasiones paulistas ordenadas desde Portugal. A pesar de la mala situación, las colonias preferían medrar con el contrabando, que estar bajo el hereje yugo británico. Los corsarios ingleses y británicos estaban al acecho de naves españolas, buscando tesoros de las indias. En Portobelo, se descargaban todas las mercancías para América, y se cargaban todos los metales preciosos del Perú, Quito, México y Chile. Las mercaderías  para el río de la plata, venias por vía Perú, lo cual recargaba su precio. En la Aduana de Córdoba, se recargaba un 50 % el precio, Esto hambreaba a buenos aires, que tuvo que dedicarse al contrabando.

El sucesor de Hernandarias, Diego de Gorgora, era un caballero de la orden de Santiago Apóstol. Organizo milicias, e introdujo plantas y semillas necesarias. Pero su actuación mas destacada fue la complicidad con contrabandistas lusitanos, que traían negros esclavos.

Durante el gobierno de Luis de Cabrera, en 1641, Portugal se halla en guerra con España. El gobernador ordena el desarme de todos los portugueses que estaban en la provincia. Son cerca de 400, en una población de 1500.

Otro gobernador, Don Jacinto de Laris, participa como empresario en el contrabando con el Brasil, aparte de otros delitos, se le confiscaron bienes y se lo castigó con fuertes multas, destierro y privación perpetua del oficio.

Con Don Pedro de Baigorria, la administración se desarrolla con normalidad. Salvo en 1658 cuando 3 navíos franceses al mando de Lafontaine, fue rechazado por las heroicas milicias guaraníes, cayendo en nuestro poder la nave capitana. Posteriormente, fue encontrado culpable de cargos sobre contrabando, y terminó en la cárcel. En definitiva Buenos Aires debía optar por la agonía económica, o por el contrabando. Esto marcó la política nacional.

Por otro lado, no todos los gobernadores cayeron en la tentación. Don Alonso Mercado y Don José Martínez Salazar (Presidente de la efímera Audiencia creada precisamente para reprimir el comercio ilícito) quedaron exentos de cargos. El principal papel que tuvieron ellos es obtener permisos legales de comercio con Brasil.

De todas maneras el contrabando continuaba, por la imposibilidad de vigilar la extensa costa. Contrabandeaban los alcaldes, los regidores, los obispos y los militares. El contrabando se había convertido en una costumbre. Había desaparecido toda sanción social. La teología moral dominica encontraría la justificación de estas acciones debido a los resultados benéficos que propiciaba la violación de una ley injusta.  Hombres ilustres como los gobernadores de la Orden de Santiago, que había peleado en Flandes y en Italia, debían optar entre la popularidad o la impopularidad. Entre la amistad o la hostilidad.

España tenía razón. Los intereses locales de las provincias interiores reclamaban la restricción del comercio extranjero. Ya veremos como la apertura del puerto será la ruina de la industria autóctona. Pero también tenía razón Buenos Aires desde su punto de vista. De todas maneras el contrabando hizo que se sobreponga el acatamiento a ciertos valores tradicionales por un sentimiento puramente mercantil. Cuando despierta la codicia, Buenos Aires vuelve sus ojos a Europa y le da la espalda a la tierra que la nutre. Divorcio con el interior del país, español, y tradicional.

SUBLEVACIONES DE INDIOS

Había por entonces una escasa población blanca, sobre una masa territorial muy grande, y en una amenaza de sublevación indígena. Los factores que favorecieron la sublevación: Primero el espectáculo de la debilidad y de las divisiones de los conquistadores. Después las incitaciones externas provenientes de los enemigos internacionales de la metrópoli.

1º la primera rebelión importante de los CALCHAQUÍES en 1630 se originó según sus cronistas en una humillación impuesta a algunos caciques por el gobernador de Tucumán don Felipe de Albornoz.  Siempre se le hecha la culpa a los conquistadores, esto tiene que ver con la llamada leyenda negra, lo más probable es que dichos caciques necesitasen un buen escarmiento por haber ideado la sublevación de antemano.

Todos los rincones de la montaña se hallaban encendidos, con indios flecheros en son de guerra. Atacaban débiles guarniciones de 10 o 20 soldados. Salta, La rioja, Tucumán y Londres se hallaban atacadas. Deben pedir ayuda a la Audiencia de Charcas, a Buenos Aires y a Chile. La lucha se encarnó durante 5 años. Sometidos, los calchaquíes parecían completamente pacíficos. Se sublevarían nuevamente unos años  mas tarde.

La Real Audiencia de La Plata de los Charcas, conocida simplemente como Audiencia de Charcas, era el más alto tribunal de España en la zona conocida como Alto Perú, en el actual territorio de Bolivia, del Virreinato del Perú, con sede en la ciudad de La Plata, llamada también Chuquisaca o Charcas, (desde 1839 Sucre).

Fue creada por Felipe II de España (1556-1598), el 18 de septiembre de 1559 como parte del virreinato del Perú que había sido creado el 20 de noviembre de 1542 y regulada por Real Cédula el 4 de octubre de 1563 hasta la aprobación en 1680 de la Recopilación de Leyes de Indias que reguló todas las Reales Audiencias de España en América.

Las misiones jesuíticas eran continuamente hostilizadas por los mamelucos paulistas, llamados los BANDEIRENATES. Después de la independencia de Portugal, en 1640, tuvo el apoyo oficial de la corona lusitana. Las milicias guaraníes debieron vivir con el arma al brazo para rechazarlos y actuaron casi siempre con éxito. Hubo un caso de un gobernador de Asunción, Luis de Céspedes, que llegó a alentar a los bandeirantes para que entrasen a la zona de Guayra, y destruyó 11 misiones. Todo por celos por la fuerza y el prestigio de ellas.

En 1650, el Obispo Bernardino Cárdenas, desterró al gobernador, gobernó él durante siete meses y desterró también como primera providencia a los jesuitas de su establecimiento de Asunción.

En 1652, las milicias guaraníes soportaron la invasión de los mamelucos, ayudados por los TUPIES, enemigos del pueblo guaraní.  Para colmo en 1654 sobrevino la peste, que asoló la región, con miles de victimas en Paraguay y en la Misiones.

A fines del siglo 17, sobreviene la 2da rebelión CALCHAQUÍ, encabezada por un andaluz que venía de Chile, Pedro Bohórquez. Se creía heredero de los incas peruanos. Hizo caer al gobernador en esta farsa, ofreciéndole compartir los tesoros de Atahualpa, ocultado en unas montañas que el solo conocía. Los indios, con las promesas de libertad, se enteraron que el andaluz desapareció y estalló la rebelión en toda la montaña.

1692, se produce una rebelión de los indios MOCOVIES del chaco, que llegan hasta San Miguel de Tucumán, degollando y cautivando unas cuantas decenas de habitantes. La despoblación del Estero, se debió a estos ataques.
1671, bajo el gobierno de Felipe Corbalán, se produce una agresión de los GUAYCURUES y ALBALAES, aliados contra la población de Asunción.

4 años más tarde, ocurre una nueva invasión de los MAMELUCOS, rechazada como de costumbre por la milicia guaraní, pero con grandes perdidas.
Los indios, consumados en jinetes, se convierten en peligrosos malones, que obliga a una guerra defensiva de las metrópolis. Debido a esto la población indígena merma en forma notable. De los 14 mil indios que había principio de siglo, al finalizar, solo la décima parte queda con vida.  De todas maneras se establecieron industrias que prosperaron. La evangelización de los indios progresa también por obra de los Franciscanos, los dominicos, y los jesuitas.
Las ciudades avanzaban poco a poco. Se levantaban iglesias con ayuda de los vecinos. Se construían edificios públicos. Alguna que otra casa señorial con teja y balcón.

COLONIA DEL SACRAMENTO

La segunda mitad del siglo 17 es muy difícil para España. Debilitada por la mala política de Felipe IV. Cromwell y Mazarino aliados contra ella, queda así aislada en el continente y pierde diversos territorios en Flandes y Luxemburgo. Sobreviene Carlos II, las cosas no varían mucho. El panorama de Europa, los Estuardo en el Trono de Inglaterra y la iniciación del reinado personal del Luis IV.

Si es verdad que las naciones adquieren su fisonomía en la lucha por su independencia, y su integridad, la nuestra no es una excepción. Es como todas, hija de la guerra. En la  guerra sobre la frontera del vecino portugués, la móvil del indio y oriental, se hizo la patria. Somos la continuación de España en América y la patria empieza con la conquista. A esa empresa de 3 siglos le debemos el ser.

En el flanco oriental, siempre recibimos intentos de penetración, debíamos combatir con el indio adentro, a menudo alentado por el vecino. Y detrás de este Inglaterra.El tratado de Tordecillas de 1504 jamás se cumplió. La emancipación de Portugal debía obviamente renovar el litigio, con la ventaja de ella debido a la decadencia de España.

El papa Inocencio XI al designar al obispo de Río de Janeiro, le señalará el Río de la Plata como limite austral. Dos rumbos llevaban a la expansión del Brasil. Uno hacia el Perú, con las regiones ricas. Otro hacia los lugares fértiles, y templadas del Uruguay.  El rey Pedro II designó en 1678 al maestre de campo Manuel Lobo en el carácter de gobernador y capitán de Rio de Janeiro. Fundo un fuerte al margen oriental del estuario. Lo llamó Colonia del Sacramento.  En Buenos aires gobernaba José de Garro. Mando la orden de desalojo.

El casus belli llegó luego de que Lobo se negase, y quisiese llevar todo al terreno legal. Garro organizó con premura un ejército con tres mil indios de las misiones guaraníes y lo puso al mando de Antonio de Vera y Mujica. La colonia fue tomada por asalto después de un violento combate. Las milicias guaraníes eran las más heroicas del territorio. Se hallaban en un odio violento contra los portugueses, debido a sus continuos choques con los bandeirantes. De todas manera, Portugal llevó sus fuerzas al límite con España, e instó a la corona a que se devolviese. España opta por desautorizar a su gobernador, y le devolvió la colonia a Portugal.  Ella quedará en manos del enemigo hasta 1776.

Buenos Aires no sufre los ataques al que estaban expuestos el resto de los puertos oceánicos. El activo comercio ilegal se realiza desde colonia le asegura el amaro de la potencia mas interesas en el mantenimiento de ese comercio: Inglaterra. Durante el siglo 17, cambian las ideas en Europa del racionalismo al empirismo de Descartes, Locke y el refinamiento de la vida cortesana. La Francia de Luis 14 conquista el cetro de la hegemonía intelectual, a favor de su predominio político en el continente. España se renueva con el pensamiento de Suárez, y en sus universidades se mantiene viva la escolástica. La revolución cartesiana no puede derribar la mente nacional, lo jesuitas la prohíben desde 1640. Aparece una conspiración mundial contra los principios y la institución en que es fundada la hegemonía española.

Carlos II muere dejando en el testamento, a Felipe de Anjou, como futuro rey. Asciende como Felipe V. La instalación del rey borbónico fue un triunfo de la diplomacia francesa, abre las puertas de la influencia versallesca a España. El gobernador de Buenos Aires Alonso Valdés e Inclán, toma nuevamente la Colonia, después de violentas acciones por mar y tierra en 1705. España también pierde Gibraltar. Todo se enmarca en una guerra regalista, que se convertiría en depotismo ilustrado, tendiente a eliminar el espíritu católico de la contrarreforma. Para salvar a la Indias, Italia y Flandes, Felipe V debió devolver colonia de Sacramento una vez más.

Por el tratado de Asiento de 1718, se le otorgó a la South Sea Company el privilegio de introducir esclavos en las Indias Occidentales. También se le un terreno, cerca de la actual Retiro, para galpones donde poder hacer contrabando. En 1715, el gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zabala, ataca a dos barcos franceses que querían invadir la ciudad, obligándolos a retirarse.

La cuestión de la Colonia de Sacramento seguía siendo una cuestión muy candente en estas latitudes. El gobernador Zabala vigilaba atentamente los movimientos de los vecinos. En 1719 se establecieron dos fuertes para repeler cualquier intento de robo de cuero y de ganado. Hubo una incursión de una flota portuguesa, reclamando tierras. Con 800 hombres y una flotilla de barcos cruzó Zabala el Río. Los portugueses se retiraron sin pelear. La corona de España llamó en 1725 a poblar la banda oriental. Ese año se crea la Ciudad de Montevideo. Esto no resolvía el problema principal. Habría que crear un gobierno independiente en el Plata. Portugal provocó un ataque de indios de esa zona (GUENOAS)  y fomentaba invasiones en Entre Ríos, de MOCOVIES y ABIPONES.

Las mercancías que se introducían en el Río de la Plata, tenían un destino del Alto Perú, debido a su riqueza. La queja por este abuso, que causaba problemas en la industria local, provocó quejas al virreinato del Perú. El gobernador Zabala decomisó muchas mercancías de contrabando.  La guerra de la sucesión de la corona austríaca (1740-1748) provocó que muchas flotillas españolas se quedaran en el puerto de Buenos Aires, para apartarse del escenario de guerra.

LA FRONTERA ORIENTAL

El problema del indio, era permanente y serio. Los jesuitas realizaban una intensa tarea apostólica. Numerosas tribus fueron pacificadas y reducidas a  por esos beneméritos religiosos, que penetraban las salvajes tierras para realizar su trabajo. A partir de 1737 han recrudecido en el sur, los malones de los PAMPAS y ARAUCANOS, cuyo dominio del caballo los hacia temibles por su movilidad de asalto y saqueo. Llegaron en ocasiones a las puertas de Buenos Aires. El Cabildo de Buenos Aires decide por fin, en 1752 la formación de un cuerpo de caballería ligera destinado a la lucha con la indiada y dividido en tres secciones (LUJAN, SALTO, MAGDALENA) son los Blandengues, primera milicia especializada y permanente de la ciudad.

La situación interna es compleja dado que hay conflicto entre recién llegados y pobladores viejos –peninsulares y criollos- por los asientos de los Cabildos. Una Cédula Real de 1537 vigente todavía dos siglos después, permitía el nombramiento de gobernador por el vecindario en caso de vacancia. Asunción había usado y abusado de este privilegio, que era raíz de sus disturbios internos, y se había convertido en la ciudad más conflictiva de toda América.

El licenciado José de Antequera, llega a Asunción con el uso de su elocuencia que convence a los asunceños de que el debía ser el nuevo gobernador. Así lo logra. La Audiencia de Charcas, que al principio lo apoyaba, vio clara su intención de usurparse en el poder, entonces decidió desautorizarlo. Los jesuitas se resistían a la autoridad del Gobernador. La rebelión fue aplastada por las milicias de Buenos Aires, y Santa fe al mando del gobernador Bruno Mauricio Zabala, con el apoyo de las milicias guaraníes.

Con el surgimiento de otro caudillo, Fernando Mompox, se expulsan nuevamente a los jesuitas de Asunción, y los insurrectos ajustician a Agustín de Ruiloba, gobernador nombrado por la Corona.

En la Banda Oriental, el gobernador Salcedo llega provisto de órdenes del Rey en el sentido de reprimir el contrabando  y terminar de una vez por todas las jurisdicciones de la Colonia, poniendo fin al avance portugués. Con un ejército de mil hombres, la mayoría correntinos, y con 4000 indios, se sitió a la ciudad en julio de 1735. Pero otra vez se produce un armisticio y la Colonia vuelve para Portugal!!!

En 1744 se hizo un censo de habitantes y dio que la ciudad contaba con 1691, entre blancos, indios y negros. Llega al gobierno de Buenos Aires, José de Andonaegui. Bajo su gestión se organizó el cuerpo de blandengues, se estableció el primer correo regular a Chile y se fundó el gobierno político y militar en Montevideo, encomendado a Joaquín de Viana, con el objeto de vigilar a los portugueses.

En 1750 vuelve al poder de España, Colonia del Sacramento. A cambio se debía entregar los márgenes de territorio entre los ríos Uruguay e Ibicuy (Rio Grande del Sur). Un territorio jesuita, con 30 mil almas. Dejaron en manos de sus enemigos, casas, Iglesias. Esta jugada se hizo para penetrar aun más en su camino hacia el Perú.

Andonaegui se dio cuenta del error, y sabía que si se rebelaban las milicias guaraníes (quienes sirvieron bien a la patria naciente) iba a tener problemas. Luchó contra ellos y aliado a los portugueses en 1756, donde murieron 1500 guaraníes. En ese momento llega Pedro de Cevallos, el sucesor de Andonaegui. Se dio cuenta del juego portugués, que no solo se dirigía hacia el Perú, sino que no dejaba las tierras en Colonia. Pidió refuerzos a España. La muerte del rey Fernando VI en 1759, hizo que se lo escuchara.

Carlos III se apresuró a anular el tratado de Permuta. Cevallos pone sitio a Colonia, y a comienzos de 1763 la guarnición patriótica rechazó el ataque de la flota angloportuguesa, al mando del almirante MacNamara. En la conferencia de Paris de 1763 para liquidar la guerra de los 7 años, se tuvo que entregar otra vez Colonia.

EL DESPOTISMO ILUSTRADO Y LA EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS

Para los Austrias, las colonias eran provincias de un vasto imperio, habitado por vasallos fieles. Para los borbones esto no es así. Carentes de sentido imperial de sus antecesores, empiezan a mirar dichos territorios como colonias proveedoras de recursos y objeto de combinaciones diplomáticas. Esto debería producir cambios en la actitud de los súbditos y el resquebrajamiento de la fidelidad. El siglo 17 fue un siglo de renovación intelectual, social, y tecnológica. Dejaba como herencia el barómetro, el microscopio, el telescopio, el reloj de bolsillo. Voltaire, Hume, Montesquieu, luego Russeau, Adam Smith. La palabra filosofía adquiere en estos años un sentido muy especial. Ser filósofo no significa especular sobre los primeros principios de la metafísica, sino negar la metafísica como cosa atrasada, y preocupación inferior.

El racioalismo y el sensismo derivan del culto a la Razón natural, de la experiencia. El Filósofo es principalmente político y economista. Se trata de acabar con la rémora del oscurantismo y la superstición. Es decir, la Iglesia y su influencia sobre los espíritus. Una corriente anticatólica sopla desde Francia, hija a su vez del protestantismo en su doble aspecto de jansenismo (cuasi predestinatario) y regalismo (derechos de los reyes frente al papa) Esto fue lo que se llamó Depotismo Ilustrado. La leyenda negra empezó a circular libremente por toda Europa.

Los primeros momentos de Carlos III fueron esplendorosos. Se desarrolló la agricultura, la minería, la industria, construcción de caminos, creación de academias, bibliotecas y museos, fundación de escuelas. Pero los beneficios de orden material, tenían un fin último que era la eliminación de la superstición en nombre de las luces. La operación requería cautela. En un país con una ortodoxia tan recelosa, la lucha contra la iglesia no podía darse abiertamente, sino mediante un lento avance frente a sus tradiciones. Esta fue la función del regalismo. La Iglesia nacional frente al papado.
La expulsión de los jesuitas de los principales países y de las colonias americanas, en la segunda mitad del siglo XVIII.

Seguida por la supresión de la orden, por el papa Clemente XIV es un episodio histórico  complejo. La orden jesuítica era el principal baluarte de la catolicidad mundial, y el principal obstáculo que se oponía al filosofismo de ganar las conciencias y dominar el mundo.

A comienzos del siglo comienzan a aparecer en Europa la Masonería, sin cuya acción oculta fue muy importante. Bajo la apariencia de una agrupación filantrópica inspirada en principios racionales, unió todas las fuerzas hostiles a la iglesia. Los jesuitas fueron una fuerza importante para evitar que se apique los principios del Tratado de Permuta.
En Francia, Choiseul, acusó a los jesuitas de peculados y de aspirar a la monarquía universal.  En España, acusaron a la orden de armar alboroto por una reforma de indumentaria. Esto fue aprovechado para firmar un decreto de expulsión. Esta orden incluía también las colonias. De aquí, el encargado de echar a los jesuitas fue Francisco de Paula Bucarelli, teniente de los reales ejércitos. Esto era en 1766. En mayo de 1767 se dirigió a las misiones del Paraguay, acompañado de fuertes contingentes militares. “para sacar a los indios de la esclavitud”.  Fueron suplantados por padres sin vocación ni experiencia misional, que en poco tiempo provocaría el desbande de los indios y la indefensión de la frontera.

Consecuencia de la expulsión de los jesuitas: Los portugueses penetrarían a todo lo largo de la frontera, no obstante la paz y colaboración entre las dos coronas, de acuerdo a su táctica de tomar territorios para negociar después. Tomaron Moxos y Chiquitos, etapas para llegar al Perú. Los indios cayeron en degradación dado que se introdujo el alcohol, antes prohibido.

LAS MALVINAS –EL VIRREINATO

A las Malvinas, Lord Anson, en su libro “viaje alrededor del mundo” le da mucha importancia por su lato valor estratégico en 1746. Señala además la importancia de la Patagonia, para una intensa exploración ganadera.

Una expedición al mando del capitán John Byron (Abuelo del poeta) tomó posesión de las islas en nombre del Rey en 1764. En conocimiento de esto, La corona de España ordenó al gobernador Bucarelli el desalojo de los intrusos. Con las intenciones de los franceses no hubo problema, debido al “pacto de familia” entre las coronas. Los ingleses, obligados a capitular, se quejaron por el acto de fuerza y amenazaron con una guerra. Bucarelli pidió el relevo, y fue reemplazado por Juan José de Vértiz. Era un progresista de la escuela de Floridablanca, amigo de las luces y regalista. Vértiz se puso en campaña desde Montevideo a fines de 1773 y después de mas de un año de acciones indecisas empezó a perder ante las tropas lusitanas. El tema era frenar las constantes penetraciones de los lusitanos en territorio nacional.
Francia y España apoyaran la insurrección de las colonias inglesas de América del Norte. Carlos resuelve liquidar la cuestión del rio dela Plata y nombra para ello nuevamente al conquistador de la Colonia, Mariscal de campo son Pedro de Cevallos. Será designado virrey y Capitán general de todo el territorio. Con el surgimiento del virreinato del Rio de la Plata, se inicia una nueva época.

Ya no se va a ser dependientes de Lima. Cevallos buscaba una alianza con el Perú, para volver los límites del tratado de Tordesillas. La campaña fue rápida y decisiva. El 13 de noviembre zarpó de Cadiz con 117 navíos con casi 19 000 hombres. En febrero llegó a la isla de Santa Catalina, que ocupó sin combatir y se le ordenó a Vértiz que atacara por el norte. Siguió por mar hasta Montevideo de la que hizo su centro de operaciones. De allí a Colonia, y la sitió. Finalmente se volvió sin seguir con la victoria, a los límites del Río Grande del Sur firmado en el tratado de Permuta. Volvía además el contrabando, esta vez por tierras brasileras, hasta el Uruguay y de allí a nuestro territorio.
Finalizado el conflicto se lo eligió virrey a Juan José Vértiz, un luminoso grato a los portugueses, por sus oportunas retiradas. Fue nombrado en 1778.  Cevallos por lo pronto gozaba de mucha popularidad. Respecto a Vértiz, una parte de Buenos Aires lo acusaba de adhesión al partido jesuítico, desde los hechos de Misiones. El mientras esperaba en Montevideo,

EL VIRREINATO DE VERTIZ

La época del virreinato de Vértiz coincide con el auge del iluminismo impuesto por la Corte de Carlos III. La verdad es que el bienestar y la prosperidad eran anteriores a la instauración del virreinato y del comercio libre, y que se originaban en la política de restricción al comercio, y en el trabajo y la industria de los pobladores. En 1778 contaba Buenos Aires con 24 mil habitantes blancos y alrededor de 7000 indios, mezclas y negros. Se empezaban a salar las carnes para exportación.  Se habían instalado industrias, que estaban en prospero desarrollo. En Catamarca no paraban los telares y las mujeres elaboraban paños finos, manteles y servilletas.  En el Paraguay y Corrientes, había buenos astilleros, donde se construyan toda clase de embarcaciones. Pero el problema del indio seguía en pie. La frontera brava seguía siendo la del sur, con los PAMPAS y ARAUCANOS. Los blandengues resultaban insuficientes para repeler a los malones. Había una línea defensiva de fronteras, en 1781 quedó trazada por los fortines de Chascomús, Monte, Lobos, Navarro, Lujan, Areco, Salto, Rojas, Mercedes y Melincué.

Con el mercado libre, la exportación de cueros pasa de 800 mil unidades a 1 millón 800 mil unidades, después de la paz de Versalles. La ganadería recibe un gran impulso y Buenos aires y su comercio prosperan. Pero esto significa, un golpe de muerte para la industria del interior, a cada de la mercadería importada que compite ruinosamente con la producción local. Los tejidos del noroeste son reemplazados por los ingleses. Esa política nos marca el destino de colonia, que es el que España nos adjudica, es decir, de dependencia de una economía ajena, sin posibilidad de desarrollo autónomo.

DIVISIÓN DEL TERRITORIO

Ordenanza de intendentes de Ejército y Provincia, fue una ordenanza para la división territorial. Ocho fueron primero los gobernadores intendentes nombrados para las siguientes provincias: Buenos Aires, Salta, Córdoba, Paraguay, La plata, Cochabamba, La Paz y Potosí.

Los intendentes tenían funciones políticas, militares y fiscales. Además de ejercer el mando político y militar, con sujeción al Virrey, en sus respectivas juridisccionales, hacían tareas relativamente autónomas.  El virrey gobernaba mas para los intereses del puerto único, del que extraía la renta más cuantiosa. Buenos Aires progresa sin duda, bajo el gobierno del Vértiz. Por el enriquecimiento de su puerto y de clase mercantil. Se arreglan sus calles y se alumbran de noche con candiles de sebo. Se adorna con un teatro, el de la Comedia, con un paseo público junto al río, y con una plaza de toros. Habrá un nuevo colegio, el Real Convictorio Carolino. La tarea rural es la única escuela de energía y de heroísmo en que los hijos de los mercaderes del puerto mantendrían vivas las virtudes de la raza. La vida es fácil en Buenos Aires y esta pasividad, le imprime un ritmo lento, modulado en siestas y tertulias.

Se inicia un esbozo de vida intelectual. La juventud se siente contagiada de las ideas vigentes en Europa, y discute sobre las ventajas de la agricultura y los beneficios de la Ilustración. Hay entre ellos economistas y poetas, que leen a Jovellanos (autor de escritos de economía, filosofía, política, pedagogía) además de toda la literatura regalista de Francia y España.

El interior permanece estacionario y decae, por la destrucción de las industrias locales. El Paraguay, según vimos, es el teatro de la ruina, y desolación, de las antiguas misiones jesuíticas, dispersas y sometidas  a administradores. La política de evangelización se queda estancada, y los reemplazos de los jesuitas son mas para escándalo. A comienzos del 1800 sobreviene una inmigración desde España que se adaptan fácilmente.

Las modalidades sociales de los núcleos del centro y noroeste difieren bastante de las de Buenos Aires, con diversos matices locales. La clase dirigente esta principalmente constituida por los propietarios rurales acomodados, nobles descendientes de los conquistadores. Algunas ciudades del interior progresaron tanto como Buenos aires. Todas poseen 3 o 4 Iglesias, algunas de gran belleza y poseedoras del arte español o del jesuítico misionero.

La guerra con Inglaterra puso peligro a la metrópoli, entonces el virrey tuvo que trasladarse a Montevideo. Sublevación de Túpac Amaru, en el norte de 1780 a 1783 y la de los comuneros en Nueva Granada, encabezada por José Antonio Galán. Inglaterra tuvo una gran influencia en esos hechos.

DE LORETO A SOBREMONTE

La generación de la independencia guarda un buen recuerdo de los virreyes. La verdad es que la instalación de Buenos Aires de la corte virreinal halagaba el orgullo porteño, por igualación con Lima y México.
Cierto es que las colonias inglesas se habían emancipado con ayuda francesa y española.

Pero que eran entonces los Estados Unidos sin no un conjunto de villorrios de 5 a 15 mil habitantes. No tenían una ciudad como Cuzco, Lima, o México. Ni siquiera como Buenos Aires. En 1785 se establecía en Nottingham la primera tejeduría a vapor. Inglaterra encontraba en ello el secreto de producir en grandes cantidades y a precios fuera de competencias. Con la industria manual intensificaría su puja por los mercados.

A partir de 1791 una real cedula autorizaba la libre entrada por seis años de buques negreros. Las mercancías inglesas irían progresivamente desplazando al resto de las industrias. 4 años más tarde estalla la revolución francesa.

Varios virreyes sucedieron a Vértiz de 1784 a 1797. En general hicieron una política eficaz, y manejaron discretamente los recursos fiscales, con fomento ala agricultura, y una buena dosis de despotismo ilustrado. El acontecimiento más importante durante el gobierno del Loreto fue la instalación del a Real Audiencia de Buenos Aires, en 1785.

Su primer secretario fue un joven abogado que acababa de llegar de Europa, muy impresionado por la revolución de Francia, con la que secretamente simpatizaba: Manuel Belgrano.  El virrey le dio un nuevo impulso a la economía con la salazón y exportación de carnes a La Habana. A partir de 1795, durante el virreinato de Nicolás de Arreondo, por influencia delos barcos franceses que tocaban nuestro puerto, traían muchos negros en su tripulación. Empezó a sentirse una marcada inquietud entre los esclavos de Buenos Aires, que hizo temer una sublevación.

La ejecución de Luis XVI  hizo inevitable la guerra, que fue desfavorable para España, los franceses invadieron Cataluña y tomaron Fuenterrabia y San Sebastián. España debió capitular, y firmar en 1795 la paz de Basilea, por lo que le cedía a Francia Santo Domingo. En el grupo que rodeaba a Carlos IV había afrancesamiento mental.

Suficiente para un cuarto de siglo de ilustración. Con la llegada de Napoleón al poder en 1799, se ponía fin a la anarquía, pero comenzaba el sometimiento incondicional de España a las Exigencias del futuro emperador.

La única circunstancia memorable es la creación de la Universidad de Buenos Aires, propuesta por Vértiz. Con la llegada al virreinato de Don Gabriel de Áviles y Fierro, se introduce el tema del reparto de tierras a los indios. Parece inspirarse en cierto espíritu sentimental de la época, proveniente de Rousseau. Cree en la capacidad de los indios para la vida civil, los equipara con los blancos y les da tierra en propiedad que el poco tiempo venderán a cambio del aguardiente (falta de cristiandad) También autorizó la publicación del periódico El Telégrafo Mercantil, dirigido por don francisco Antonio Cabello y Mesa.

En estos momentos Napoleón comienza su proyección a nivel europeo. Por el tratado de Aranjuez de 1801, España le ceda a cambio de la Toscana, la Luisiana, con lo que se hace dueño de un imperio ultramarino. España le declara la guerra a Portugal. El virrey, mariscal de campo Joaquín del Pino, encarado al inspector de armas-Marques de Sobremonte- que momento destacamentos de fuerzas en las inmediaciones de Montevideo ante cualquier intento de invasión. Los portugueses avanzan sobre el Rio Grande, y toman varias guarniciones. Las milicias conformadas en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Corrientes. Sobremonte avanza sobre los portugueses, consiguiendo la victoria. A fin de Año se firma la paz en Europa, por lo que Portugal le cedía a España varias plazas. En el Plata, se devolvía lo usurpado, pero los portugueses a fin de cuentas no devolvieron nada. Se quedan para siempre con esos territorios.

España con la subordinación de Carlos IV, tenía la imagen del fracaso. En frente estaba la Victoriosa Francia con su caudillo.
Surge el romanticismo político. Esto va a incentivar a un joven venezolano aristócrata que por entonces perfecciona su educación en Madrid. También un joven criollo, de misiones, que sirve en los ejércitos reales y que demostraba sus meritos en la Batalla de Bailen.

Napoleón le propone a la corona española la creación de un reino independiente en Portugal. Para eso debía entrar a España. España por su parte, por presión francesa, le declara la guerra a Inglaterra. En 1805 se llevó a cabo la Batalla de Trafalgar, donde la flota española fue totalmente destruida por la inglesa.

LOS INGLESES EN BUENOS AIRES

El gobierno de Joaquín del Pino que duró tres años, gozo de prosperidad y de paz, solo hubo algunos problemas con algunos panfletos de agitadores americanos en Londres. Lo más memorable de su gestión es la aparición del Telégrafo Mercantil. Allí escribían Manuel Belgrano, Domingo de Azcuénaga y Gregorio Funes. No existe en los pensamientos revolucionarios, salvo en la afirmación de Belgrano que “la agricultura es el verdadero destino del hombre”

Desde el ámbito político de Inglaterra, ya hacía tiempo que se pretendían sus colonias, aprovechando la decadencia de España. El mito del las libertades, propagado desde Francia con fines polémicos contra el absolutismo, por Montesquieu y Voltaire, constituía la fórmula para exaltar conciencias deprimidas por el triste estado de la península. España se había convertido en un satélite de Francia, y no ofrecía otra perspectiva a sus posesiones que la continuidad de una a opresión agravada día a día. Ya veremos como en definitiva los únicos adversarios de la Intendencia se encontraban entre los funcionarios de la corona de los partidos de la ilustración.

El más activo de los precursores de la independencia era el venezolano Francisco de Miranda, inquieto personaje que había actuado en los dramáticos episodios de la revolución francesa, y en Rusia luego, como consejero de la gran Catalina, lo que prueba sus altas cualidades de persuasión y la extensión de sus vinculaciones. Miranda proponía una alianza directa entre Estados unidos e Inglaterra para la emancipación de las colonias españolas en 1797. Existe una vinculación directa e indudable entre la propaganda del agitador venezolano, y las invasiones inglesas del Rio del Plata iniciadas en 1808.

El virrey marques de Sobremonte, que sucedió a Del Pino en 1804- recibió la primera noticia de la guerra con Inglaterra en 1806. El material para repeler ataques ingleses era muy reducido. Los dos cuerpos de blandengues, también veteranos, de Montevideo y Buenos Aires apenas si daban abasto a la atención de las fronteras con los indios.  En una junta de guerra que se realizó el 2 de abril de 1806 se dispusieron medidas urgentes. Formación de cuerpos volantes (caballería ligera) de 1100 hombres cada uno en Buenos Aires y Montevideo, reclutamiento de milicianos en el Interior y la fabricación de municiones.  El 9 de junio, se advirtió la presencia de una escuadra en el Rio de la Plata. Traían 1200 hombres de desembarco, comandados por el General Guillermo Carr Beresford. El gobernador de Montevideo, Pascual Ruiz Huidobro, dio aviso al Virrey. Se pensaba que desembarcarían en Montevideo, dado que no podían entrar al puerto de Buenos Aires. El 25 de junio desembarcan en Quilmes, y se dirigían sobre la ciudad. Raudamente se envió a 400 milicianos para detenerlos, y cien blandengues mal armados, que fueron dispersos con el fuego de las baterías inglesas. Despejado le camino, Beresford intimó a la rendición de la ciudad. El jefe militar de la ciudad, Hilarión de Quintana, vio la inutilidad de insistir y entregó la ciudad. El virrey Sobremonte  se había retirado a Córdoba con los tesoros para organizar desde allí el rescate.

EXPULSIÓN DE LOS INGLESES-LINIERS Y ALZAGA

El general inglés toma posesión del gobierno en nombre del Rey Jorge III y obligó a la administración a jurarle fidelidad. Los Ingleses no descuidaban las tareas de proselitismo, se pusieron en contacto con los elementos masónicos existentes en la ciudad fundaron 3 logias nuevas: las más importantes “La estrella del sur” donde estaban Saturnino Rodríguez Peña y Miguel Aniceto Padilla. Sobremonte reunía tropas en Córdoba para acudir a liberar la ciudad y lo mismo hacía Ruiz Huidobro en Montevideo. También Juan Martín de Pueyrredón y otros reclutaban gente.  En ese momento se ofreció un oficial francés, para liberar la ciudad: Santiago de Liniers. Liniers pasó a Montevideo y de allí le dieron a su cargo 600 hombres con los que se embarcó desde Colonia. Se le sumaron trescientos marineros y 63 franceses de un barco que al llegar a San Isidro, se le unieron las fuerzas de Pueyrredón. Desde los Corrales de Miserere, le dio 15 minutos a Bresford para que se rinda. El inglés se negó, y ello obliga a Liniers a marchar hacia al Retiro, en cuya plaza de toros se había fortificado el enemigo. Se combatió todo el día. Toda la noche también. Se incorporaban al ejército nacional voluntarios de toda la ciudad, hasta duplicar las fuerzas iniciales. Al día siguiente atacó la plaza desde 4 puntos, lo que obligó al repliegue de los ingleses.

Liniers exigió la rendición incondicional. Los enemigos supervivientes depusieron las armas y desfilaron ante nuestras milicias triunfantes. El botín de guerra consistió en 35 cañones de muralla, 29 de campaña, 1600 fusiles y las banderas del regimiento 71.
En Ausencia del Virrey, el gobierno había recaído en la Real Audiencia. Pero el 14 de agosto, un Cabildo abierto bajo presión popular se pronuncio en contra del Virrey y designo jefe militar a Liniers. A regañadientes, Sobremonte tuvo que aceptar la decisión. Después se fue a la Banda Oriental por la defensa de Montevideo.
Liniers con grandes dotes de organizador, convirtió a una población de comerciantes en una República Militar. Formó distintos cuerpos, agrupándolos por sus orígenes locales o raciales: andaluces, gallegos, catalanes, patricios, arribeños, cazadores correntinos, negros, mulatos, pardos…etc.

Organizó además 6 escuadrone de caballería y un cuerpo de artilleros. Se ocupó de la instrucción, a menudo personalmente.A principios de 1807  los ingleses estaban fondeados en el estuario, donde seguía recibiendo refuerzos. Contaba con 12 mil hombres al mando del General Withelocke. Este decidió ocupar la Banda Oriental primero y establecer allí la base de operaciones. Una brigada del general Achmuty desembarcó en Maldonado y se dirigía a Montevideo. Ruiz Huidobro no pudo con ellos y cayo prisionero. Liniers iba a embarcarse con 1500 hombres para defender la ciudad, cuando se enteró que había sido tomada por asalto. Al conocerse en Buenos aires que el Virrey Sobremonte no le hizo frente al cuerpo inglés, lo destituyó la junta de guerra, por moción de Álzaga en el Cabildo.

Buenos aires debía hacerle frente a un ejército muy poderoso, con 20 barcos de guerra y 90 de transporte, un ejército de 12 mil hombres. Para ellos solo había 8600 combatientes, mucho de ellos principiantes. El 28 de junio de 1807 desembarcaron los ingleses en la ensenada de Barragán y el 2 de julio su vanguardia llegaba a las orillas del riachuelo.

Salvo la situación el Cabildo, por su alcalde Martín de Álzaga. Con la colaboración de todos los habitantes útiles, se puso rápidamente a la ciudad en estado de defensa, cavándose trincheras en las calles, con baterías estratégicamente colocadas y convirtiendo las casas en fortalezas. El 5 Withelocke ataca con 8 mil hombres divididos en tres columnas que debían avanzar por las calles paralelas a la plaza mayor. Tomaron la plaza de toros, el parque de artillería. Al entrar en las calles los ingleses fueron atados por una lluvia de proyectiles que se tiraban en las casas. Dos columnas se tuvieron que rendir. La tercera se refugio en el convento de Santo Domingo. El enemigo había perdido la mitad de sus fuerzas. El 7 de julio, se firma el convenio de paz. Los ingleses debían evacuar Montevideo y todos los puntos del Rio de la plata. El prestigio de Liniers creció enormemente, según cuenta la carta que se le envío a CARLOS IV dándole cuenta delos sucesos. El rey lo nombro jefe de escuadra y Virrey interino del Rio de la Plata.

LINIERS Y LA CRISIS POLÍTICA

Debido a que Francia y España le declaran la guerra a Inglaterra, deciden invadir Portugal y dividirla en tres. La corte portuguesa decide embarcarse en una escuadra inglesa al mando del Almirante. Sydney Smith y huyó a sus posesiones en Brasil. De todas maneras, con el pretexto de la invasión a Portugal, seguían entrando a la península más tropas francesas. Los vejámenes que estas infligían en las poblaciones y el incumplimiento de las obligaciones del tratado colmaron la indignación popular, que se descargó en 1808 en el motín de Aranjuez. Apoyado por los partidarios de Fernando. Carlos IV abdicó la corona a favor de su hijo.  Napoleón dispuso para ambos monarcas residencia en Francia y se lo nombró a su hermano José Bonaparte rey de España y de las Indias.

Esto provocó la ira popular, estalló la insurrección en Madrid. Pronto se extenderá a toda la nación. La larga y sangrienta lucha heroica  de la independencia. Dirigida por los jefes improvisados salidos del montón, acabaría con el mito napoleónico. Fueron los afrancesados quienes propiciaron las ideas iluministas en toda la península, favorables al sistema francés.
El nombramiento de Liniers como Virrey interino fue uno de los últimos decretos. Cuando asumió el héroe de la Reconquista, no sabía que estaba representando a un rey cautivo y que su patria se hallaba en guerra a muerte con su patria adoptiva.

La índole catastrófica de las novedades inclinaba al pesimismo sobre el porvenir de la metrópoli, por lo cual cobraban actualidad las ideas de independencia latentes de tiempo atrás. Los comunicados y gacetillas llegaban con dos meses de retraso. Se especulaba sobre realidades muertas y se vivía de cavilación y conjeturas sobre datos insuficientes.

Cuando llegó la noticia de la abdicación de Carlos IV y la ascensión al trono de su hijo Fernando VII, llega a Montevideo un personaje. Era el Marques de Sassenay, enviado por el emperador Napoleón ante el Virrey de Buenos Aires. Traía credenciales que lo acreditaban en su función diplomática y comunicaciones para que se reconociera a José Bonaparte, José I, como rey de España.

Cuando llega a Buenos Aires, lee la misiva ante audiencia pública, donde estaba Liniers, dos miembros del Cabildo. La lectura produjo indignación. Después de una acalorada discusión, se resolvió expulsar al enviado. Liniers ya había tenido contacto epistolar con el Emperador, dándole cuenta de sus triunfos frente a los ingleses, y la feliz circunstancia de que el fuera un francés.

Por su parte, el gobernador del Uruguay, Javier de Elío, allanó en Montevideo los fueros del enviado, tratándolo como un delincuente común. Lo sometió a un interrogatorio minucioso, sin ahorrarle preguntas, lo encerró en un calabozo, y posteriormente fue enviado prisionero a Cádiz.

Desde la lectura de Napoleón todo cerraba. España estaba afrancesada. El Rio de la Plata, tenía un virrey francés y considerado un héroe de la reconquista. Los americanos hallaban habituados a ver en un francés un amigo y en un inglés, a un enemigo.

Sin embargo, subyació la infiltración de poderes ocultos. Por un lado, en barcos ingleses llegaron noticias (antes de la llegada de Sassenay) de insurrecciones en España frente a los napoleónicos. Por otro lado, la actitud del Gobernador de Uruguay es bastante significativa. Inglaterra perdía poder en Europa debido a los bloqueos que los franceses le impusieron. Era lógico que se sintiesen con ganas de los mercados de América.

La lucha popular de España colocaría a Liniers en una situación muy difícil, porque era legítimo suponer, que mas allá de ser un héroe, el tenia sentimientos frente al enemigo. “El heroico jefe de la patria armada, nuestro caudillo, el ilustre Liniers” empezó a eclipsarse ante la imagen del francés sospechoso de traición, que supeditaba los intereses del virreinato a sus miras particulares.

LA QUIEBRA DEL PODER ESPAÑOL-CISNEROS

A fines de 1808 España parecía perdida. La rebelión de Asturias se había propagado por toda la península dirigida por la Junta de Sevilla. “Suprema de toda España e Indias” con lujo de sangre en su reacción contra los afrancesados o sospechosos de serlo. El propio partido de la resistencia se dividía en dos facciones irreconciliables, que convivían dentro de la Junta: la de Floridablanca y la de Jovellanos, inclinada la primera por el absolutismo y la segunda por las reformas, en el sentido de las antiguas instituciones de Castilla.

Después de que José I tuviese que irse por la virulencia de la revolución, el propio emperador entró a España con 8 cuerpos de ejército. Para hacerle frente la Junta se alió con Inglaterra en 1809, para la ayuda financiera para la guerra. Era una guerra de guerrilla.

Las batallas campales y los sitios de ciudades (como el de Gerona, que resistió siete meses al fuego y al hambre) aunque victorias aparentes, resultaban para los invasores tan costosas como si fueran derrotas.

Las noticias llegadas de Europa daban confesión y vacilación en el Rio de la Plata. La situación del virrey era insegura. Las circunstancias lo obligaban a abandonar el gobierno. La situación era propicia para el actuar de nuestros enemigos. No podía dejar de aprovecharla la corte de río de Janeiro. De allí saldría la candidatura para coronarse en el Plata, la princesa Carlota-esposa del príncipe de Portugal- y hermana de Fernando VII.  Fue el auge del carlotismo, vieron en la coronación de una princesa borbónica el expediente para salir del paso.

El principal defensor del carlotismo fue Saturnino Rodríguez Peña, fugado en el Brasil por su connivencia con los ingleses. Sus partidarios en Buenos Aires eran Don Manuel Belgrano, el abogado Juan José Castelli, el comerciante Cornelio Saavedra.

La actitud indecisa de Liniers, quien esperaba la victoria francesa en España, suscitaba la oposición a él. Al analizar la situación, es interesante recalcar que no es una división entre  criollo y españoles nativos. El pensamiento dominante entre los dos sectores era el del progresismo reformista, dentro del programa de la ilustración, con diversos matices de acentuación regalista o masónica. Había que resolver cuestiones y Liniers no las resolvía. Había que obrar y Liniers esperaba. Había guerra contra Francia y Liniers era francés. Pero Liniers estaba en el gobierno y era el virrey.

Mientras la oposición se abroquelaba en el Cabildo, encabezado por Martín de Álzaga. Querían la deposición del virrey y la formación de una Junta como la de España. El gobernador Elío en Montevideo había proclamado la Junta, en rebeldía frente al virrey.

La tensión debía estalla el 1 de enero de 1809, cuando se elegían los capitulares. Liniers querían imponer candidatos de su persona, para modificar la composición des Cabildo. Por la mañana se congregó una gran parte del pueblo en la plaza, al grito de “muera el francés Liniers”. El virrey estuvo a punto de ceder ante la presión, pero Cornelio Saavedra alineó sus fuerzas municionadas sobre la  plaza, con lo cuál lograron sofocar el motín.

Entre los partidarios de Álzaga había muchos españoles, pero también muchos criollos, como el doctor Mariano Moreno, que seria el más importante de la próxima revolución, y además también Paso y Castelli. Liniers y sus sostenedores representaban la timidez y la reacción.

Los comprometidos en el movimiento  fueron llevados a Patagones, de cuyo destierro los salvo Elío, quine mandó un barco a rescatarlos. Contra Álzaga y dos jefes militares se abrió una causa por tentativa de independencia.  En 1810, la Primera Junta, los absolvería.

Sin embargo la oposición a Liniers no cesaba, solía desahogar su inquietud en el círculo intimo: su suegro Martín de Sarratea, fuerte comerciante, el socio de este Cornelio Saavedra, y un joven con veleidades mercantiles llamado Bernandino González Rivadavia, a quien propuso sin éxito como alférez real y que lo logró conquistar con sus modales obsequiosos.

La princesa carlota no para de hacer intrigas, hasta acusando a los propios seguidores de Liners, de tener intenciones independentistas. Liniers, que había disuelto los regimientos en el motín de enero, empezó a lamentar el haberse entregado a un solo partido y esperó refuerzos de la península.

En ese momento había un parate muy importante en el puerto debido a la guerra, con el comercio totalmente paralizado. El secretario del Consulado, Manuel Belgrano, había propuesto abrir el puerto al comercio inglés, operación momentáneamente beneficiosa y justificada con creces por el hecho de que Inglaterra era aliada de España. Liniers dilató la aprobación del proyecto.

Llega la noticia que la Junta, trasladada a Cádiz, había designado un reemplazante de Liniers. Don Baltasar Hidalgo de Cisneros, que se hallaba en Montevideo. Estalló la revolución, cuando Cisneros llega a hacerse cargo del mando. Esto debido a las indecisiones de las milicias. También había indecisiones en España, dado que había otro virrey nombrado por la Junta de Galicia, otro por la de Granada…hasta cinco virreyes.

Era mayo de 1809 y estallaban rebeliones  en las tierras de nuestros hermanos del Perú, y del Norte. Movimientos revolucionarios en Chuquisaca y La Paz, con establecimientos de juntas como en España. En Chuquisaca hubo un conflicto entre el presidente Pizarro y el Obispo. El pueblo pensaba que ellos pretendían cederles el territorio a los odiados portugueses.

Por lo tanto fueron depuestos. Estos le enviaron una carta al virrey de Buenos Aires. El 16 de julio, el Cabildo de la Paz, acaudillado por Domingo Murillo y por Juan Pedro Indaburu, asumió el gobierno y formó una Junta Tuitiva. El movimiento de la Paz fue aplastado por fuerzas militares enviadas por el virrey Abascal del Perú, a las ordenes de Goyeneche (comisionado de la Junta de Sevilla) Para eliminar el movimiento sedicioso de Chuquisaca, el virrey Cisneros mandó fuerzas de Buenos Aires a las ordenes del mariscal Nieto, su inspector de armas. El único perseguido, fue Juan Martín de Pueyrredón, detenido por los excesos de lenguaje en la correspondencia que desde España había enviado al Cabildo. Se lo encerró en el cuartel de patricios, desde donde fugó a Brasil.-

Mientras el Doctor Manuel Belgrano fundaba el periódico “Correo de Comercio”. El 15 de octubre Cisneros había decretado la libertad de comercio con Inglaterra y los países Americanos, postergado por su antecesor. Aquí estaba sin duda, el quid de la cuestión, el secreto de colaboración y la paz.  Para Buenos Aires, el bloqueo comercial era cuestión de guerra, la libertad de comercio, la unanimidad de la opinión. Ese comercio, era de vital importancia para Buenos Aires, desconectada de España, y también importante para Inglaterra. El comercio con Inglaterra representaba circunstancialmente una ayuda para España.

LA REVOLUCION DE MAYO- MARIANO MORENO

El 13 de Mayo una fragata inglesa precedente de Gibraltar trajo evidencia de la invasión, la toma de Sevilla y Málaga, la caída de la Junta Suprema y la formación en Cádiz del Consejo de Regencia. Debido a esto, donde España parece perdida, el 18 de Mayo los vecinos apoyados por los jefes militares, piden el Cabildo Abierto.

El 21 de mayo hay una concentración de gente en la plaza exigiendo un Cabildo Abierto y la deposición del virrey. Parece que el virrey Cisneros autoriza la celebración del Cabildo abierto, con la esperanza de obtener en el un triunfo holgado y consolidar así su poder. El debate fue muy largo y confuso. La opinión conservadora fue sostenida por el Obispo Lué y el fiscal Villota. La renovadora, por Paso y Castelli. Después de una prolongada y laboriosa votación quedo resuelto que el virrey debía cesar el mandó y que le cabildo abierto designaría una Junta para sustituirlo de acuerdo los deseos de los vecinos.

La resolución era lisa y llanamente revolucionaria. El no-reconocimiento del Consejo de Regencia, establecido en Cádiz, se fundaba en la incompetencia de una ciudad española para arrogarse la representación del soberano ausente. Esto demuestra una continuidad revolucionaria que entronca con los sucesos de ese año en Chuquisaca y La Paz. Ahora bien, ¿qué le impedía al Cabildo nombrar presidente al mismo Cisneros?

Al día siguiente reapareció el ex virrey como presidente de la flamante Junta gubernativa, acompañado de 4 ciudadanos, entre los cuales –en calidad de criollos- Don Cornelio Saavedra y don Juan José Castelli quienes muy campantes aceptaron la designación y prestaron juramento.

Primero hubo estupor, y luego indignación. Se convocó una reunión en la casa de Rodríguez Peña –carlotista- donde se reunió un grupo que se autodenominada patriota, y definió posiciones. Exigía la renuncia de los nombrados y la exigencia de una nueva Junta. Al fin el 25 de Mayo después de los episodios movidos y de acuerdo con el clamor del pueblo expresado en un memorial con 476 firmas, se proclamó la Junta presidida por don Cornelio Saavedra – Coronel del Regimiento de Patricios-,  con Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Domingo Mathéu, Juan Larrea, y Manuel de Alberti como vocales y Mariano Moreno y Juan José Paso como secretarios.

Desde el inicio se advirtió una influencia preponderante la del doctor Mariano Moreno, hijo de Buenos Aires, y graduado en Charcas, que el foco del pensamiento renovador en esta parte del nuevo mundo. La junta debía legitimarse mediante el consentimiento de resto del Virreinato. Para protegerla libre determinación de los pueblos, se había decidido enviar al interior una expedición de 500 hombres, la cual estuvo lista en poco tiempo y salió de Lujan el13 de Junio al mando del brigadier don Francisco Ortiz de Ocampo y como delegado de la junta iba Hipólito Vieytes.

Con fecha de 14 de Junio el gobernador intendente de Córdoba, brigadier Juan Gutiérrez de la Concha, comunicó su desconocimiento de la autoridad de la junta, y llegaban noticias que estaba organizando una resistencia armada. Al día siguiente el cabildo de Montevideo, adoptaba la misma actitud. Se hallaba al mando de la resistencia cordobesa, don Santiago del Liniers. Las circunstancias obligaban a actuar con energía y esta no le faltaba a Moreno. El 22 de junio fueron apresados el ex virrey Cisneros, los oidores Anzotaegui, Velasco, Reyes, Caspe y Villota, y se los llevaron a las Canarias. Concha y Liniers planeaban ponerse en contacto con las fuerzas de Montevideo y las del Alto Perú, al mando de Goyeneche para avanzar sobre la capital.  Descubierta la intriga, el vecindario de Córdoba le pide a Ocampo que tenga clemencia, y este aplaza el cumplimiento de las órdenes de la Junta. Pide nuevas instrucciones.

Por esta falta, Moreno reemplaza a Ocampo por Balcarce, y a Vieytes por Castelli, quien partió de inmediato ejecutar la sentencia. Liniers, Concha y el resto de los complicados, con excepción del obispo, fueron fusilados en Cabeza de tigre, el 23 de agosto. Después de esto, el resto de los cabildos del interior, iban recociendo la entidad de la Junta. Salvo el de Paraguay, que entró en contacto con el de Montevideo.  El gobernador Velazco -.del Paraguay- notificó su desconocimiento del la Junta de Buenos Aires. Esto motivó el cierre de las comunicaciones entre los dos gobiernos, Además de la resolución de separar el territorio de Misiones y la formación de un nuevo ejercito para marchar sobre esa provincia. El mando de ese ejército lo tuvo Manuel Belgrano.

Para difundir las ideas del gobierno, se crea la Gacetilla de Buenos Aires. En el orden administrativo se nombró funcionarios para reemplazar a los cesantes. Además se dispuso el desconocimiento del Concejo de Regencia. La preocupación pasaba por mantener el comercio inglés, y la neutralidad de su  gobierno aliado de España.  La junta comisiona a Londres, el 29 de mayo, a Don Matías de Irigoyen quién se entrevistó con lord Wellington, y hacer algunas adquisiciones de armas. Moreno además tenía un activo intercambio epistolar con Lord Strangford, ministro inglés ante la Corte de Rio de Janeiro. Maldonado, Colonia y Soriano

Ni Montevideo, ni Paraguay, ni el Alto Perú son más realistas que Buenos Aires, que gobierna en nombre del Rey Fernando VII. En Asunción actuaba el viejo orgullo de ciudad fundadora a un injusto enclaustramiento que coartaba su desarrollo y comercialización de sus riquezas.

Muchos paraguayos preferían no obstante los viejos rencores, entregarse a Brasil antes que a Buenos Aires, cuyas armas además por dos veces habían ahogado en sangre sus rebeliones comuneras. No hallado otro alivio que el contrabando, que Buenos Aires obstaculizaba, no podía eludir el rencor tradicional del contrabandista contra el agente del fisco, agravado en los últimos años por rencillas de honor militar. Un tema candente era el actuar reciente de las milicias porteñas en la represión de Charcas. Tales fueron las causas de la resistencia.

Los diputados electos en el interior iban cayendo en Buenos Aires. Venían entre ellos hombres de primera calidad, la mayor parte clérigos, como el deán de la Catedral de Córdoba, doctor Gregorio Funes, y el jujeño doctor Ignacio de Gorriti, que habrían de ilustrar la revolución con la pluma y la palabra.

La independencia de las colonias era la consecuencia necesaria de la inevitable perdida de España.  La facción de Álzaga y Moreno, querían de alguna manera profundizar la independencia. Sin embargo sabían que el final de España era inevitable y había que esperar. La fracción más reaccionaria de la Junta, liderada por Saavedra, se escandalizaba por la política de rigor de Moreno, soportaba de mala gana la influencia decisiva de Moreno. Un factor importante, es que Saavedra contaba con el beneplácito de las Fuerzas Armadas.

Las noticias que venían del norte eran muy auspiciosas. Las tropas de Balcarce vencían al ejército del Alto Perú, al mando del General Nieto, en SUISPACHA. Esto provocó una rebelión en Potosí, que terminó fusilando a Nieto y al gobernador Paula Sáenz.

Moreno no era un exaltado jacobino. Tenía un exquisito equilibrio intelectual. Los principios del Contrato Social lo habían impresionado, como a toda la juventud de su época, preparada para adoptarlos por la escolástica de Suárez. No era un ideólogo revolucionario, lo preservaba su ortodoxia católica, y su entusiasmo por el sistema inglés. Su pensamiento se acercaba al de Jovellanos. Podía poner en práctica sus pensamientos a prueba de la realidad y hacer los cambios que fueran necesarios. La fracción saavedrista de la Junta encontró en los diputados del interior el instrumento para terminar con la influencia del impetuoso y temible secretario.

Moreno defendió enérgicamente la tesis de la instalación del congreso, pero fue vencido por la mayoría, la cual alegaba además un estado de opinión pública contrario a la actuación del secretario, originado en el decreto del 6 de diciembre sobre los españoles.

DE LA JUNTA GRANDE A LA REVOLUCION DE OCTUBRE-SAN MARTÍN

Deán Funes, auguraba con aspiraciones regionales, reestableciendo a los jesuitas.  La desconfianza de los diputado provinciales hacia Buenos Aires, era dirigida para luchar frente a su fuerte centralismo. Era natural que pensasen que la entrada urgente al gobierno era la forma más rápida de imponerse y neutralizar la influencia de la capital.

En la circular que se tramito a los cabildos del interior, decía “nuestra amada metrópoli” y de la “fidelidad y vasallaje a nuestro desgraciado Fernando”. El nuevo gobierno carecía de plan y de finalidad concreta en su acción.

La debilidad de su lenguaje y su política dubitativa disgustaban a la opinión renovadora de la capital. Se  lo acusaba a Moreno de hacer negociaciones con la Carlota. Todo se complicó cuando se nombró a Francisco Javier de Elío virrey del Rio de la Plata.

Con el objeto de dar satisfacción al interior, se dictó el reglamento de 1811, por el cual se disponía la creación en las ciudades y villas, de Juntas de cuatro a dos vocales elegidos por el pueblo. Presididas por el gobernador o el jefe de Armas. La presidencia se ejercía con alguien mandado desde la Capital, lo que hacía ilusorio la autonomía. Mendoza quiso emanciparse de Córdoba y Jujuy de Salta,. Provocó además multitud de conflictos de jurisdicción entre los nuevos cuerpos colegiados y los viejos Cabildos.

La expedición de Belgrano al Paraguay no tuvo éxito.  Después de algunas victorias en CAMPICHUELO y TEBICUARI, sufrió un contraste en Paraguay. El 9 de marzo de 1811 se firma un armisticio donde se estipula que Belgrano debía abandonar el territorio y aceptaba concesiones relativas al comercio de productos paraguayos. De esa negociación diplomática, derivaría pocos meses después la rebelión en la provincia, y la conformación de una Junta en Paraguay bajo la presidencia de Florencio Yegros

Elio había declarado la guerra a Buenos Aires el 2 de febrero, tildando a la Junta de insurgentes y traidores. Las primeras acciones le fueron favorables, dado que derrotaba en San Nicolás a la Flotilla de Buenos Aires. Pero la campaña oriental no le obedecía y se había levantado en guerrillas por adhesión a la Junta. Belgrano acudió al frente oriental. Hubo acciones victoriosas en Paso del Rey, San José, y las Piedras, donde el brigadier José Gervasio Artigas derroto al capitán de fragata Posadas.

La Junta decreta la expulsión de todos los españoles solteros. Fue tal la conmoción provocada por esta medida que el Cabildo se vio obligado a solicitar su renovación. La noche del 5 de abril se provocó una poblada. Se pedía que se separen a los miembros inseguros de la Junta: Vieytes, Rodríguez Peña, Azcuénaga y Larrea. La devolución del poder militar a Saavedra y el enjuiciamiento a Belgrano por lo acontecido en Paraguay.

Todo fruto de la derrota en San Nicolás.

Se lo reemplazó a Belgrano por Rondeau y se creó un Tribunal de Seguridad. Lejos de aplacarse, la excitación se agravó. El principal argumento de la oposición consistía en la calidad de provincianos de casi todos los miembros del gobierno. El orgullo de la Capital se sublevaba ante la dominación de los “forasteros”. A ello se le sumaba la acusación de Carlotismo.

El pánico se había apoderado de la Junta. Elío estaba sitiado por nuestras tropas. Sin embargo se envió una delegación para negociar la paz, integrada por Paso, Pérez, y el Deán Funes. El 1 de septiembre  se firma un tratado por el cual la Junta reconocía que las provincias a su mando formaban parte de la nación española y se comprometía a enviar diputados a las cortes. Mientras tanto el general portugués Souza se apoderaba de Villa Belén y Cerro Largo. Siempre aprovechándose de la situación…

Esta situación provoca estupor y bronca. Había intentos de rebelión militar. Esto llevó a un conflicto entre la Junta y el Cabildo. Hubo un golpe de estado el 16 de septiembre, y obtuvo la separación de Campana, desterrado a Areco. Se convocó a un nuevo Cabildo Abierto.

El mayor número de votos los recibió Don Francisco Chiclana, don Manuel Sarratea y el doctor Juan José Paso –que quedaba a flote en todos los tumultos-
El gobierno ejecutivo –ese fue el nombre- fue conocido históricamente como el Primer Triunvirato. Suele considerarse como una reacción liberal ante la política conservadora de la Junta. Pero no fue así. El significado fue más localista que ideológico. Reacción de la capital contra el predominio provincial de la Junta, por lo que fue acogido auspiciosamente en Buenos Aires y con desconfianza en el Interior.

Pero en el interior del triunvirato había diferencias. Sarratea era un señorón ambicioso. Chiclana un saavedrista. Paso un camaleón. La disparidad deriva en el secretario del organismo, Bernardino Rivadavia. Este personaje funesto mostró sus dotes siendo un privado de Liniers, y fue introducido por su cuñado Sarratea. Generalmente se dice que él fue la continuación de la obra de Moreno, pero fue exactamente al revés. En realidad parecería ser un funcionario español floridablanca (absolutismo) tenía nostalgia del virreinato. Se había casado con la hija del Virrey del Pino.

La Junta seguía existiendo pero ejerciendo funciones legislativas, y llena de desprestigio. De todas maneras al poco tiempo dejo de funcionar. Fue un golpe de estado, del 7 de noviembre, en donde se dejaba sin representación a las provincias. Esto provocó una rebelión en el regimiento de Patricios, que se cortaron la cola que llevaban como protesta. Fue sofocado sangrientamente, con el fusilamiento de 11 de sus cabecillas.  Los grupos saavedristas, se empezaron a reconstituirse expectantes del nuevo gobierno.

En 1812, se inaugura la Sociedad Patriótica y bajo la presidencia de Bernardo de Monteagudo, con asistencia de Rivadavia, había gran optimismo por la libertad de prensa – que sería flor de un día-

Monteagudo sería el encargado de la redacción de la “Gaceta” oficial, a la que comunica su estilo jacobino que desentonaba con la actuación del gobierno y donde no duraría mucho. Mientras llegaba a BSAS en una fragata inglesa, el coronel don José de San Martín, al alférez Carlos de Alvear, a los oficiales José Matías Zapiola, don Martiniano Chilavert, Don Francisco Vera y el barón de Holmberg, que se habían iniciado en las logias mirandistas.

Con el armisticio con la banda oriental se pretendía imponer un status quo entre esa región, el Paraguay y Buenos Aires. Las tropas portuguesas seguían mientras tanto apoderándose de territorios orientales. El general Gaspar Vigodet –reemplazo de Elio en el virreinato de la Banda Oriental- tenía un convenio secreto con los portugueses. Querían acabar con la revolución. Artigas hacia pasar el río a las familias y trataba de obtener ayuda del Paraguay. Mientras lo seguían los portugueses. Hasta que fuerzas de blandengues lo ayudaron y derrotaron a los enemigos en Villa Belén, el 11 de septiembre de 1811. Esta acción hizo que comiencen las hostilidades. El 4 de marzo empezó la guerra.  El capitán de fragata Primo de Rivera, bombardeaba Buenos Aires. Se construyeron baterías en las orillas del Paraná que estaban al mando de Belgrano. Allí se levantaron, el 27 de Febrero de 1812, los colores argentinos. Cosa desaprobada por el triunvirato.

La revolución había perdido fuerza con Rivadavia. El gobierno esperaba todo de la mediación del Lord Stragnford. Se ve allí claramente la proyección del espíritu de Rivadavia, más inclinado a simpatizar con la corte progresista de Rio de Janeiro, que con los gauchos orientales. Había una puja interna entre Chiclana y Pueyrredón (reemplazo de Paso) y la noticia de la independencia de Venezuela se había convertido en la cartilla de la joven Sociedad Patriótica, reforzada con la presencia de San Martín y Alvear. En estas circunstancias llega a BSAS el ministro portugués Rademaker, encargado de la firma del armisticio para la cesación de las hostilidades en la Banda Oriental. Antes de ello de lo mandó a Sarratea a luchar en ese frente con total desconocimiento de guerra, y mostró mucha torpeza, desconociendo la investidura de Artigas.

Posteriormente se descubre una conspiración entre españoles europeos y se lo ponía como ideario de ella Martín de Álzaga, procesado por tentativa de independencia. De todas maneras no puede suponerse mayor fidelidad al rey de Álzaga, que del propio triunvirato. De todas maneras, el y sus cómplices, fueron fusilados. Encima, por el norte avanzaba el general español Pio Tristán, quien gana la batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812. Había peligro en la frontera norte. La asamblea reunida para el reemplazo de representantes en el gobierno, sufrir las maniobras para que no se elijan miembros de la Sociedad Patriótica (creada por Moreno) y de la Logia Lautaro, por ello pierde las elecciones Monteagudo.

Ante esto, el 8 de octubre aparecieron formadas en las plazas la fuerza de guarnición al mando de San Martín y Alvear. Pedían un nuevo gobierno y la convocación de un congreso de las provincias. El movimiento del 8 de octubre tenía como fin enderezar el rumbo de la revolución.

Se convocó a un Cabildo abierto. Salieron electos el doctor Juan José Paso (obtuvo popularidad por su oposición a Chiclana y a Rivadavia), don Nicolás Rodríguez Peña –notorio morenista- y don Antonio Álvarez Jonte. La tarea constaba de promover un congreso nacional, declarar la independencia y organizar el país. La idea de libertad aparece en todo el mundo. El gobierno del 2do Triunvirato se inició bajo los mejores auspicios. Se realizaron enseguida elecciones en todas las provincias, con el voto de los ciudadanos libres y patriotas. Fueron elegidos los morenistas Alvear, Perdriel, Larrea, Posadas, Monteagudo, Agrelo, Moldes, Vieytes y Sarratea. El juramento omitió la cláusula por el rey Fernando VII.

La suerte de las armas mejoraba mucho. Las fuerzas de la Banda Oriental acababan de triunfar en CERRITO sobre las de Vigodet. El coronel San Martín, al frente de sus granaderos (caballería napoleónica) obtenía su primer triunfo en SAN LORENZO el 3 de Febrero de 1813. El 20 de Mayo, el General Belgrano logra la victoria en SALTA frente al ejército de Pio Tristán.

¿Qué fue la Logia Lautaro? Parece que solo se haya vinculada a la logia fundada por Miranda, con el objetivo de promover la emancipación americana y en la que se iniciaron Rodríguez Peña, y O’Higgins (no consta que San Martín se haya encontrado con el venezolano) este constituía el hogar natural de los revolucionarios. Tenían un espíritu regalista y le permitía a muchos creyentes entrar a la masonería suponiéndose exclusivos, con adhesión a las verdades de Fe y una sincera devoción a la Virgen de las Mercedes.

Cambia el pensamiento, de aquel que mostrara Moreno en la Gaceta. El congreso se llama Asamblea (a la francesa) y no Cortes como a la española. Sus integrantes se llaman ciudadanos e eliminan sus títulos nobiliarios. Aparece un furor igualitario en el que despunta el resentimiento social de Monteagudo.

La asamblea sufría de una falla fundamental: no era Representativa. El país no se reconocía en ella. Era apenas la imagen de un partido, selecto por la calidad de sus componentes, pero minoría insignificante y cuya misma cohesión indicaba el vicio de origen. La burguesía comercial de la Capital de tanta influencia política, estaba ausente, así como numerosos  grupos tradicionales del interior. Era evidente que la revolución necesitaba una dirección enérgica y ese era el plan de la Logia. La falta de representación debía suplirse con un manejo exquisito de la opinión pública.

La asamblea en vez de legislar sobre la finalidad expuestas el 8 de octubre, se empeñó a legislar sobre materia religiosa. Esto provocaría un escándalo e irritación.  La oposición se hacia cada vez mas fuerte, los procedimientos electorales motivaron conspiraciones de Paso –que no fue reelecto- y esto llevó a la supresión de garantías individuales, persecución y amenaza a los opositores. Agravaría las cosas el garrafal error de rechazar a los diputados de la Banda Oriental y el vuelco de suerte: La derrota de Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma y el cambio de la situación europea con la vuelta al trono de Fernando VII.

***La batalla de Vilcapugio (en quechua, pozo santo) fue una contienda en el marco de la Guerra de Independencia de Argentina, en la Campaña del Alto Perú, en la que las tropas al mando del general Manuel Belgrano fueron derrotadas por las tropas realistas comandadas por Joaquín de la Pezuela, el 1 de octubre de 1813.

***La Batalla de Ayohuma (en quechua cabeza de muerto) (14 de noviembre de 1813) fue una contienda en el marco de la Guerra de Independencia de Argentina, en la Campaña del Alto Perú, en la que el Ejército del Norte al mando del general Manuel Belgrano fue derrotado por las tropas realistas comandadas por Joaquín de la Pezuela.

Belgrano se vio obligado a retroceder y mediante un llamado de clarín logró reunir a alrededor de 500 hombres. En el campo de batalla quedaron alrededor de 200 muertos, 200 heridos y 500 prisioneros y casi toda la artillería. Los 500 hombres se dirigieron hacia Potosí, pero la ciudad debió ser prontamente evacuada ante la cercanía del enemigo. Belgrano se dirigió entonces hacia Tucumán, donde el 30 de enero de 1814 le entrega el mando del Ejército del Norte al General San Martín.

Luego comentaría por escrito la superioridad táctica del español frente a su limitado conocimiento de la guerra.

Se había engrandecido la figura de José Gervasio Artigas, quien de capitán de blandengues,  había ascendido a jefe de milicia, convirtiéndose en un caudillo afamado. Su prestigio se fundaba en la exaltación de libertad, para con los europeos, los portugueses, y el centralismo de Buenos Aires. El armisticio con Elío, para el que no fue consultado, y la política vacilante y dilatoria del triunvirato con respecto a los portugueses le produjeron una viva irritación, que habría de traducirse en una desconfianza creciente en los hombres de la capital, a quienes acusaba de traicionar a la provincia oriental, librándola al enemigo como mercadería negociable.

Alvear había hecho una rápida incursión en la Banda Oriental con el objetivo de estudiar la situación. Volvió con una impresión adversa al caudillo, que le parecía un obstáculo para sus planes. Necesitaba una gloria guerrera para coronar su carrera política.  Por lo pronto hubo un entendimiento con Artigas. Este convocó en su campamento a una reunión de diputados de los pueblos de la provincias, a la que asistieron incluso delegados de la Montevideo sitiada. Se discutieron las proposiciones de Artigas, para la concurrencia a la Asamblea (en BSAS)

Fueron ocho puntos, entre ellos la continuación del sitio a Montevideo con la cooperación del ejercito auxiliar, la autonomía de la provincia, un sistema de confederación,  el numero de diputados, los limite provinciales, y la aspiración de que la capital no se estableciera en Buenos Aires. Autorizado por el gobierno, el general Rondeau firmó un convenio reconociéndola confederación, a raíz de la cual se estableció un gobierno provincial, presidido por el caudillo en carácter de gobernador militar. Sin embargo, la Asamblea rechaza los poderes electos, con el pretexto de la falta de legalidad en la elección. En el debate hablaron Vidal, Gómez, Valle y Monteagudo, pertenecientes al grupo de Alvearistas. A pesar de todo, Artigas intenta un arreglo con BSAS. En efecto mando ó Larrañaga, quien no solo fracasa en su comisión, por la intransigencia porteña, sino que volvió con la noticia de que Rondeau tenia instrucciones para formar un nuevo gobierno local, que respondiera plenamente al nacional. Artigas se retiran por ello el 20 de enero de 1814, del sitio a Montevideo, lo que hacia reducir a la mitad las fuerzas. Encima, las fuerzas de Belgrano perdían en norte (Vilcapugio y Ayohuma) en Tucumán le hizo entrega del ejercito al General San Martín.  Para poder aumentar las fuerzas en el sitio a Montevideo, BSAS tuvo que pedir un préstamo de 500.000 pesos garantidos con pagares del Estado.

La Asamblea se declara en receso y nombra una comisión para que la suplante durante esa suspensión. Había tenido ella un año bastante movido. Había dictado Estatuto para el funcionamiento del Ejecutivo, y numerosos actos inherentes a la plena soberanía, como la acuñación de monedas sin la efigie real, la independencia jurisdiccional eclesial, y la adopción de la “marcha patriótica” de don Vicente López y Planes como canción nacional. También hizo modificación en lo que tiene que ver con la liturgia, dado que modifico por ley las disposiciones de los concilios, y llegando a extremos como el de cambiar las oraciones litúrgicas, y determinar grados de calor que debía tener el agua bautismal.

Para entonces Alvear había renunciado a su diputación, permitiéndose volver a empuñar la espada. Caudillo indiscutido, no podía ser candidato antes de cumplir su promesa, que respondía a una ambición de gloria. Para su reemplazo se lo eligió a don Gervasio de Posadas, su tío. El 31 de enero de 1814 asume como director supremo, en el Directorio.

La primer medida de Posadas fue poner fuera de la ley como traidor al caudillo oriental, por su abandono del ejercito sitiador. Simultáneamente Artigas recibía él titulo de Protector de Entre ríos, y dos meses mas tarde del cabildo de Corrientes. Quería proclamar la independencia de la provincia, y regirse por un sistema federativo.

Había una lucha en dos frentes en la Banda Oriental. Por un lado, las guerrillas de Artigas, que estimulaban en sus filas la deserción. Por otro, una columna enviada a Entre Ríos bajo las ordenes del Barón de Holmberg, con el propósito de someter ese territorio. El directorio que había creado el 7 de marzo la Provincia Oriental, las dos partes negociaban con el enemigo, mientras amabas se acusaban de entreguismo y  traición!!

Un triunfo importante iba enaltecer el espíritu nacional. La escuadrilla de Buenos Aires, que estaba al mando del marino irlandés Don Guillermo Brown,  salió a encontrarse con la enemiga comandada por Jacinto de Romarate. Los realistas tenían la posesión de esa isla.  El 7, 11 y 15 de marzo de 1814 efectuaron ataques de exploración contra la isla Martín García, sonde se hallaba fondeada aquella, siendo rechaza tres ocasiones. El 17 después de un intenso fuego, obliga la flota enemiga a retirarse en derrota y refugiarse en la rada de Montevideo.

Al mes de esta victoria, Alvear entra al estuario con 1500 hombres trasladado por 2 navíos. Vigodet, había iniciado trámites para una negociación. Finalmente, toma la cuidad de Montevideo, que produjo un enorme júbilo en la capital y tonificó al gobierno. Era por lo demás extraordinariamente oportuna. Fernando VII perdía con ella la base de operaciones necesarias para desembarcar una expedición en el río de la plata.

ARTIGAS Y LA CRISIS DE 1815

Con la vuelta de Fernando VII al trono, y abdicación de Napoleón, se desvanecían los dueños fundados en la renovación de las instituciones políticas. Si el levantamiento se había hecho en nombre del rey, no quedaba otra cosa que felicitarnos de la terminación de su cautiverio y el deponer de las armas. Tal fue el concejo de Lord Strangford. La cosa no era tan sencilla. La revolución se había iniciado ciertamente en nombre de Fernando VII, pero con la convicción de que estaba perdido. La partida estaba demasiado avanzada como para retroceder.

De todas maneras, uno de los primeros actos de Fernando VII fue abolir la constitución dictada en 1812, restableciendo la monarquía absoluta. Con ello hacía imposible todo arreglo que no fuese la sumisión incondicional. La crisis de la Asamblea Constituyente, y del primer Directorio, tiene que ver con la situación internacional. Las políticas se basaban en gestos audaces y desesperados. La acción de las juventudes que habían tomado la dirección del País, se fundaba en un cálculo razonable sobre el triunfo mundial de las ideas liberales, que se habían impuesto  en la constitución de Cádiz. El hecho que no se haya podido dictar la independencia, tiene que ver con las causas de la fortuna, no de ellos.

La estrategia de las fuerzas de Pezuela (ganador de Ayohuma) era juntarse en el litoral con Vigodet, para acabar con la revolución del Plata. Pero el triunfo argentino en la Banda Oriental lo dejaba solo. Por su parte, don Martín de Güemes estaba empezando a levantar su ejercito en el norte. Por ello, Pezuela tuvo que replegarse desde Salta, dejando libre la frontera. Derrotado por Güemes, tuvo que abandonar la ciudad. Esto fue aprovechado por San Martín. Se lo nombró teniente gobernador de Mendoza, para preparar desde allí la expedición a Chile.

El 18 de agosto de 1815, Artigas ratificó lo convenido por sus delegados. El general Alvear regresó el 1 de agosto a BSAS donde fue recibido triunfalmente y se colmó de honores. El doctor Nicolás Rodríguez Peña, quedaba a cargo del gobierno de Montevideo. Las dilaciones del BSAS  sobre lo convenido con Artigas respondían a una impresión equivocada del joven Alvear, sobre el carácter y la fuerza del antigüismo, cuya eliminación le parecía indispensable para consolidarla unión nacional.  De Cádiz llegaban noticias que en España se preparaba un ejército de 20 mil hombres a cargo del General Morillo, para aplastar la revolución. Alvear pensaba que lo primero que había que hacer era limpiar la disidencia en la Banda Oriental. Se prepararon tres columnas sobre la Banda Oriental y Entre Ríos, donde la influencia de Artigas iba en aumento. Peña fue reemplazado por Miguel Estanislao Soler en calidad de puño fuerte. Alvear regresó a BSAS dejando la guerra encendida.

Las fuerzas del General Osorio asestaron un golpe en octubre, para la muerte de la revolución chilena de Rancagua, con lo cual surgía una nueva causa de inquietud en la otra frontera. El gobernador de Mendoza, San Martín, hubo de hacerse cargo de los refugiados y los dispersos  de la derrota.

Para ganar tiempo, el Directorio mandó una comisión a España, para tratar de evitar la salida de la expedición de Cádiz. Designo al General Belgrano, a don Bernardino Rivadavia, quienes se unían en Londres con Sarratea. La nueva situación mundial indicaba que estos debieran ser los hombres para negociar. Las condiciones para negociar eran amplias, desde el reconocimiento de la Independencia, hasta la sujeción a la corona con un alto grado de autonomía y gobierno propio. Estos propuesto indignaron hasta a los mas conservadores. Rivadavia incluso acepto la restitución de las banderas españolas a los regimientos que habían triunfado del enemigo bajo la bandera de Belgrano.

Alvear por su parte, se había propuesto asumir el mando de la fuerzas destacadas en el norte, aumentadas con las que traía de la Banda Oriental y los regimientos de Buenos Aires, para emprender con ellas una marcha triunfal hasta Lima, consagrándose como el libertador de América.  Sin embargo recibió la mala noticia que las tropas se habían sublevado, tomando prisionero a su hombre de confianza, el coronel Vázquez, anunciando que no aceptaría su jefatura.

La situación en la banda oriental y en otras provincias, con el artiguismo expandiéndose, iba bloqueando poco a poco a BSAS. Esta situación exigía una mano dura, capaz de cambiar el rumbo de las cosas. No había mas candidato que el General Alvear, quien contaba con sus tropas en el campamento de Olivos, y estaba dispuesto a asumir la dictadura de salvación pública, según los mejores modelos revolucionarios. La Asamblea lo designó por gran mayoría, y el 9 de enero de 1815, se hizo cargo del gobierno. Al día siguiente Dorrego sufre la derrota en Rincón de las Gallinas de la Banda Oriental, con las tropas al mando de Fructuoso Rivera. Montevideo solo podía comunicarse por agua con la capital.

El gobierno de Alvear duro 3 meses y 6 días. Ensaya la diplomacia y manda a un joven abogado, el consejero de Estado doctor Manuel J. García, a Rio de Janeiro, con una nota para Lord Strangford (que no se entregaría) en que ofrece el país al protectorado ingles. Publica una nota para el pueblo, donde ve con buenos ojos el avance de la guerra en el norte, y la guerra civil en España que aleja los peligros de invasión.

Alvear divide el ejército en 3. Lo pone a San Martín bajo sus órdenes, pero cuando este renuncia a su gobernación en Mendoza, el pueblo se subleva, y no permite el cambio. Por otro lado, Córdoba nombra a un gobernador artiguista. El ejército de Rondeau no lo acepta a Alvear como Director Supremo.

Por ello, Alvear se decide a enviar sucesivas misiones ante Artigas para intentar una reconciliación: Herrera, Galván, el Almirante Brown. Pero es tarde, se nota su debilidad, no se pacta con los débiles. El recurso que quedaba era el de la violencia. El 27 de marzo de 1815, aparece colgado el capitán Ubeda, por “hablar mal del gobierno”.

Al día siguiente se publica un decreto en el que se amenaza con fusilamiento a todo aquel que amenace al gobierno. Como el artiguismo no pacta, decide exterminarlo. Divide sus tropas en dos columnas. Una con el brigadier Ignacio Álvarez Thomas, opera en Santa Fe. La otra bajo sus órdenes, operara con Artigas.

Pero la opinión pública es más fuerte. Antes de llegar a Frontezuelas, Thomas se subleva y le exige a Alvear la renuncia, el 3 de abril y además, fraterniza con el artiguismo. Era la señal de la caída de Alvear. El 15 buenos aires esta convulsionado, con el pueblo en las calles y el Cabildo reunido como en las grandes épocas. Los propios amigos de Alvear encabezan la protesta, y el General Soler, al frente de una pueblada, exige la renuncia. El mismo 15 Alvear se va desterrado en un barco ingles.

EL CONGRESO DE TUCUMAN Y LA DECLARACIÓN DE LA INDEPENCENCIA

SAN MARTÍN EN CHILE

La crisis de 1815 es la primera crisis de fondo del régimen revolucionario que ha vivido desde su iniciación en crisis permanente. Antes de cumplirse los 5 años de su accidentada vida, ha visto sucederse 6 gobiernos, y ha experimentado 4 Golpes de Estado y revoluciones. Es un hecho que las esperanzas deliberación y mejoramiento que sintió el interior ante el movimiento de Mayo, han sido defraudadas. Buenos Aires se ha enriquecido con su comercio prosperó, casi todo él en manos inglesas a partir de 1810. El interior, en cambio, se ha empobrecido.

En el interior se piensa que la política de BSAS no ha variado desde el virreinato, donde se trata de imponer reformas que chocan con sus ideas y sus hábitos, y se busca el remedio en la recuperación del gobierno propio y la conquista del gobierno general. En el litoral, se acusa a los porteños de apatía ante el avance portugués, y BSAS empieza a tener una tendencia de replegarse a sí misma.

La caída de Alvear provoca un gran júbilo en todo el país. Como reacción al régimen depuesto, resurgió el grupo moderado y contemporanizador del vecindario, que había apoyado al saavedrismo. Reemplazaron a Rondeau (a cargo momentáneamente del Directorio) y a Álvarez Thomas como interino. Comenzaron el procesamiento por crimen de facción a los miembros del ex gobierno: Fueron detenidos y reducidos a prisión, Rodríguez Peña, Larrea, Posadas, Viana, Herrera, Monteagudo, Vieytes y Valentín Gómez, como los militares que habían seguido a Alvear hasta el fin y condenados a diversas penas.

El18 de abril debía reunirse un nuevo congreso en Tucumán. El cambio de residencia de la autoridad suprema era una concesión necesaria al espíritu antiporteño. La Junta de Observación, dicta un estatuto que reglamentaba la forma de elección de los diputados. La mayoría de las provincias reprobaron ese estatuto salvo Salta, Jujuy, Tucumán, Chuquisaca y Potosí. La Junta de guerra de San Martín lo rechazó por considerarlo inoportuno. Como reacción al régimen depuesto, cada pueblo buscaba gobernarse por sus propios gobernadores. Córdoba tenía un gobernador artiguista. En Salta se aclamaba a Güemes como caudillo popular. Entre julio y diciembre se eligieron diputados en: BSAS, Salta, Tucumán, San Juan, Mendoza, San Luis, La Rioja, Catamarca, Charcas, Córdoba y Mizque.

Era de esperar que Artigas tomase una mejor posición, puesto que el derrocamiento de Alvear era en sí una victoria. También era natural que quisiese imponer criterios suyos en la constitución, con el porte de la Banda Oriental, la Mesopotámica, Córdoba y Santa Fe. El tema era que se reemplace la autoridad centralista por la libre determinación de los pueblos. Esto es lo que BSAS no quería justamente.  Artigas convocó a una reunión de diputados en Arroyo de la China (actual concepción del Uruguay) para definir las bases de un arreglo, a la que concurrieron representaciones de Misiones, la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe, y Córdoba. Al fin, mandó 4 diputados para negociar con el director interino.

Álvarez Thomas impartió la orden de ocupar Santa Fe, con el ejército de Viamonte, en el mes de agosto, instituyendo un gobierno títere, lo cual provoca una guerra civil en el litoral. Al mismo tiempo, confirmaba la calidad del enviado a Rio de Janeiro al doctor Manuel J. García, miembro del alvearismo y doctrinario de la entrega a Brasil de la provincia Oriental a cambio de la eliminación de la influencia artiguista.

En Chile, la reacción realista dominaba desde un año atrás, a raíz de la derrota de Rancagua. En México, había caído a fines de 1825 el cura Morelos, caudillo patriota, bajo las balas de los enemigos. La tropa expedicionaria de Morillo prevalecía en Nueva Granada sobre la heroica defensa de los revolucionarios y Bolívar se veía obligado a refugiarse. Encima, las fuerzas de Rondeau habrían de sufrir una tremenda derrota en Sipe Sipe, derrotado por las fuerzas al mando de Pezuela. El litoral se hallaba en plena insurrección, y la liga de provincias federales se enfrentaba en Buenos Aires.

El 24 de mayo se reunió por fin el congreso en la ciudad de Tucumán, con asistencia de diputados de nueve provincias.  Había entre ellos hombres de la revolución, como Paso, Pueyrredón, Anchorena, Medrano. Se designó para presidir las sesiones preparatorias al diputado Medrano.

Mientras en La Rioja, un jefe de cuerpo había derrocado al gobierno establecido. En Santa Fe, una insurrección artiguista encabezada por Cosme Maciel, Mariano Vera, y el capitán de milicia Estanislao López, había obligado a capitular a las fuerzas nacionales al mando del General Viamonte. Se lo envió a negociar a Eustaquio Díaz Vélez.

Llegado a Santa Fe, hizo lo mismo que había hecho Álvarez Thomas frente a Alvear, decidió pactar sobre la base de la renuncia del Director ( que desde el 21 de abril de 1815 era justamente Álvarez Thomas) y la prisión de Belgrano. Esto tenía que ver con las opiniones de Belgrano respecto a su voluntad para que se instaurase una monarquía en el territorio, con una pareja de un príncipe Inca y una princesa lusitana, síntesis de la tierra y la cultura, de la tradición milenaria y la civilización. Poco le había costado convencer al Director, quien era su sobrino. Esto motivó la caída de Thomas, quien por presión del Cabildo y de la Junta de Observación, presentó la renuncia. En su reemplazo se nombro a Antonio González de Balcarce.

Se necesitaba una figura fuerte, con respaldo nacional, para evitar estos episodios. Una gestión de Castro Barros con el caudillo salteño Güemes, obtuvo la concentración del mayor número de sufragios para el mayor don Juan Martín de Pueyrredón. Era el 16 de abril de 1816. El nuevo mandatario celebra en Córdoba una entrevista con San Martín, donde se enteró de los planes hacia Chile, y le prometió todo su apoyo. San Martín le instó a que se apresurara con la declaración de la independencia. El 24 de junio se comunica que el 12 de ese mes había zarpado una escuadra brasilera con 4000 hombres para invasor las costas de Maldonado y Montevideo. La noticia, unida a la ruptura del pacto con Artigas, provocó en BSDAS una gran indignación, pues se lo acusaba a Balcarce-gobernador de BSAS- de connivencia con los enemigos.  El Cabildo y la Junta de Observación  aparecen el localismo porteño, con la intención de renunciar a los privilegios y obligaciones de ser la Capital, y asumir la soberanía al igual que las provincias litorales. Como Balcarce no accede a esto, se lo declara cesante del puesto. Se nombra una junta gubernativa formada por Francisco de Escalada-suegro de San Martín- y don Matías de Irigoyen.

En medio de estas agitaciones, llega la noticia de la declaración de la independencia de las Provincias unidas de la América del Sud, con respecto a la dominación de los reyes de España. El tema ya presente en Moreno y Monteagudo, se hace realidad. San Martín la juzgaba indispensable para le éxito de la expedición a Chile, quería cruzar los Andes y vencer como un soldado de una Nación Libre,. Las noticias de la invasión portuguesa movieron al diputado Medrano a proponer, en la sesión del 19, que se modificara el acta, agregando “de toda dominación extranjera”. El 25 adoptó como bandera la insignia creada por Belgrano.

El 9 de Agosto, el general Belgrano se había hecho cargo del ejército del norte, replegado en Tucumán. La agitación contra el régimen del Congreso, por los rumores de monarquía y la apatía a la invasión portuguesa, se acentuaba en todo el territorio. Hubo alzamientos en todo el interior del país por ello. El congreso estaba conformado por miembros de la fracción pensante y moderada de la burguesía culta del interior. Eran clérigos, inclinados por consiguientes a la prudencia y de propensión conservadora y monarquista.

El patriotismo local tenía en esos años más vigencia que el nacional, pues apenas si había nación. La patria era América. Por lo que hacia a simpatías ideológicas, muchos podían simpatizar mas con la corte ordenada y liberal de Brasil, que con los caudillos del interior. Aquella podría servir como puente para tener un buen arreglo con la Europa civilizada. Esta era el pensamiento de la asamblea. Estaba por detrás el poder de la logia Lautaro, adaptada a los nuevos tiempos, era monárquica y la integraban entre otros Irigoyen, Balcarce, Rondeau, Martín Rodríguez, Léxica, Braulio, Costa, Castro, Rolón y Cornelio Saavedra, además de sus fundadores, San Martín y Pueyrredón.

Si se tiene en cuenta el permanente propósito ingles de impedir que el Rio de la Plata pertenezca a una sola nación, si se tiene en cuenta que la Corte de Brasil estaba manejada por la masonería británica, y que la mayor parte de los jefes del ejército pertenecían a las logias, no es aventurado suponer que había contacto entre los dirigente de aquí y allá.

Mientras el gobierno de Pueyrredón, y en general todo el directorio, deja a Artigas librado a la suerte. Manda emisarios al campamento del jefe invasor y obtiene la promesa de que este no pasará los márgenes del Uruguay y que “quizás” acepte la independencia Argentina. El 20 de enero de 1817 las fuerzas portuguesas al mando del general Lecor, entran en la plaza de Montevideo ante un Directo y un congreso impasible.

Por su parte San Martín esta terminando en Mendoza su preparativo para la reconquista de Chile. A principios de Febrero traspuso los Andes, y el 12 obtuvo la victoria en Chacabuco.

MONARQUIA O REPUBLICA

Como vimos, Belgrano, Sarratea y Rivadavia buscaban por todos los medios una protección extranjera, aunque sea mediante la instalación de una monarquía. La que buscaba Sarratea, un hermano de Fernando VII. Belgrano con la búsqueda de una monarquía incaico-lusitana. Un resabio de carlotismo y un toque de indigenismo ruseliano.

En 1814 llegaba Rivadavia a España para entrevistarse con el ministro Pedro de Cevallos, de manera obsecuente. Mala suerte para Rivadavia, dado que llegaban noticias de que buques argentinos al mando de Buchardo, habían hecho presas en las cercanías de Cádiz (Venezuela) y otros navíos habían bloqueado el puerto de Callao (Perú). Las negociaciones quedaron rotas.

El éxito de la expedición a Chile, y la caída en este país del poder español daba amplitud americana, a la revolución argentina, y desembarazaba de enemigos a la América austral. Además se restablecía el tráfico trasandino.

El libertador no quiso aceptar el mando de la nación rescatada, designó Director Supremo al general O’Higgins. Esto no gusta para nada a los seguidores de los hermanos Carrera. José Miguel Carrera se hallaba en Montevideo iniciando una violenta campaña de prensa. Sus dos hermanos se hallaban en Mendoza preparando una revolución en Chile. Fueron detenidos. En medio de eso sucedió el desastre de cancha rayada (Chile) con victoria realista. Monteagudo logró que se los fusile. Con el triunfo de Maipú el 15 de abril de 1818, de las tropas enemigas al mando del general Osorio, quedaría Chile libre de Enemigos.

En todo el Alto Perú las tropas enemigas continuaban hostigadas por las milicias de Güemes y los caudillos locales de las Republiquitas.

El congreso se había trasladado en 1816 a Buenos aires para estar más en contacto con el Ejecutivo. Se veía con Buenos ojos las gestiones en Europa. Contaba con buen numero de sufragios la formula mestiza de Belgrano. No se llegó a ninguna decisión por oposición de los diputados de Buenos Aires, cuyo vocero fue el Dr. Tomas de Anchorena, debido a que sostenía que se tenía que consultar al pueblo.

Sobre la cuestión oriental, el Congreso y el Directorio se contentaban con que los brasileros no pasasen del Uruguay hacia adentro. No era ajena a esta situación, el grupo de ilustrados de Montevideo, que había recibido con Alborozo a las tropas del General Lecor, y tenia actitudes antiartiguistas.

Pero el artiguismo no se limitaba a la línea del Uruguay, sino que dominaba en la mesopotámica, y en Santa Fe. Amenazaba con extenderse a todo el territorio.  El gobierno de Buenos Aires entabla negociaciones con caudillos disidentes entrerrianos como Hereñú, Carriego y Correa, y mandó en su auxilio una escuadrilla al mando del coronel Luciano Montes de Oca. Entre Ríos se levantaba en masa frente a la invasión, con el liderazgo de su caudillo Francisco Ramírez en 1817, que derrotaba a los montoneros de los caudillos traidores que negociaron con BSAS.

Hay una intensa actividad diplomática. Se establecen relaciones con los EEUU. El presidente Monroe simpatiza con los nuevos países del Sud. Siguen las gestiones de Rivadavia en Europa, donde  Rivadavia traba amistad con el abate De Pradt y otros personajes del partido liberal y se entrevista con los ministros, para interesarlos en la cuestión del Plata.

España intenta con la Santa Alianza, que Francia y Rusia la apoyen para tratar de reconquistas las colonias americanas. Sin embargo, en el congreso de Aix-la-Chapelle, que se celebra en septiembre de 1818, se discute las situaciones de las colonias, e Inglaterra logra imponer la tesis de no-intervención. Mientras Manuel J. García sigue con sus gestiones en Río de Janeiro con el fin de que el apoyo portugués produzca la cesión de la Banda Oriental. Su idea es la de crear intereses comunes con el Brasil sobre una base de convivencia americana, y sobre todo, de comprometer la simpatía inglesa, al mismo tiempo permite concentrar todos los esfuerzos para luchar contra la amenaza de invasión española.

El cónsul norteamericano Hasley es expulsado de BSAS porque se le descubre vinculaciones artiguistas. Los informas de los delegados de esa nación que nos visitan a fines de 1819 revelan en sus reticencias que han advertido con absoluta claridad la política errada del gobierno de Buenos Aires.

Las poblaciones de Santa Fe, daban cuenta que los porteños movilizaban a los indios en su contra. El general Ramírez se veía obligado a una lucha permanente con las escuadrillas lusitanas que atacaban sus costas de la margen occidental del Uruguay, sin que ello provocara protesta de Buenos Aires, no obstante la flagrante violación de los convenios. Esto mientras el directorio estaba asumido por José Rondeau.

La logia aceptaba una propuesta transmitida desde Francia, según la cual España aceptaba la independencia, a cambio de una compensación monetaria, y la instalación de un príncipe español como Rey. Esto fue aprobado el 25 de agosto de 1818. Como consecuencia del nuevo giro de las negociaciones, se le ordena a San Martín que detuviera todo ataque al Perú. El Libertador presenta su renuncia. Esto iniciaría el divorcio entre el héroe de los Andes y el oligarca porteño.

Por lo pronto don Estanislao López depuso al gobernador Vera de Santa Fe (vacilante entre artigas y el directorio) decidido a ir en contra al Directorio. Se reanudaron las hostilidades. El directorio contaba con 4000 hombres del ejército de San Nicolás al mando de Balcarce y con 3000 hombres en Córdoba, destacados de las fuerzas de Belgrano (ejercito del norte) y a las ordenes del Coronel Bustos. Hubo diversas acciones. Al fin López sitio al ejército porteño en villa de Rosario y lo obligó a capitular.

Rivadavia, lograría una combinación europea. El gabinete de Francia, presidido por el duque de Richellieu se había prestado a obtener una solución sobre la base de la coronación de un príncipe francés. El rey de Francia, LUIS VIII se comprometía a impedir que saliese de Cádiz la expedición española para la invasión del Plata. Este proyecto chocaría con la oposición de Fernando VII. El Rey francés no contó, como esperaba, con el apoyo del Zar de Rusia, para vencer la resistencia del monarca español. La propuesta fue aprobada por el Congreso el 12 de junio de 1819.

Se había dictado una constitución de tipo unitario y aristocrático, que restablecía la organización política y administrativa de la ordenanza de Intendentes. Pueyrredón llamó a San Martín para que viniera con sus fuerzas a apoyar el gobierno, pero el Libertador se negó, por lo cual Pueyrredón tuvo que renunciar y fue reemplazado por Rondeau en el directorio (9 de junio de 1819)

El nuevo Director Supremo se puso en campaña el 1 de noviembre y ordeno al ejército del norte que viniera en su auxilio. Pero al llegar a la posta de Arequito el 8 de enero de 1820, el grueso de la tropa se sublevó también bajo la dirección de los coroneles Bustos y Heredia y el comandante Paz, al grito de FEDERACIÓN!!!!

Rondeau solo pudo juntar a las fuerzas de López y Ramírez, los contingentes de San Nicolás, y algunos regimientos de milicianos. Los dos ejércitos se encontraron en Cepeda el 1 de febrero de 1820 (por un lado el Ejército del norte con Bustos, Heredia y Paz; por el otro López, Ramírez y Rondeau) quedando derrotado el directoral y abierto e vencedor el camino de Buenos Aires.

LA DISOLUCIÓN NACIONAL DEL AÑO 20

La crisis es un proceso que se inicia con la misma revolución y se va agravando a raíz de la Caída del Directorio de Alvear, en un sentido de resistencia cada vez mayor al centralismo porteño. Había un repudio general a la Ordenanza de Intendentes (la Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782 dispuso dividir el Virreinato del Río de la Plata en ocho gobernaciones-intendencias, además de las gobernaciones militares y políticas de Montevideo y de los pueblos de las antiguas misiones jesuíticas)

El gobierno de Pueyrredón estaba respaldado por fuerzas militares, pero una vez que estas se sublevaron, como sucedió con San Martín y en Arequito, provocó la explosión del gobierno. Los pueblos del interior habían puesto muchas expectativas en la revolución. Pero todo empeoró. A parte de la ruina de sus industrias por el comercio ingles que enriquecía a la capital, sentían la tierra invadida, con complicidad de Buenos Aires. Querían terminar en una constitución tiránica y con un rey extranjero. San Martín había tratado de convencer a Pueyrredón que podía llegar a un acuerdo con los caudillos.

La sublevación del ejército del norte se produjo al grito de FEDERACION!!!! Lo que mostraba su adhesión a los caudillos litorales cuya causa abrazaba. Estanislao López había hecho dictar una constitución en el 19 para Santa Fe. Se instalaron movimientos similares en San Juan y Mendoza. Bustos se hizo designar gobernador en Córdoba. Juan Felipe Ibarra se declaraba gobernador de la nueva Provincia de Santiago del Estero, que se declaraba independiente de Tucumán. A su vez esta, se declaraba independiente de BSAS. Entre (Tucumán y Santiago) comenzó una guerra que fue detenida por la mediación de Bustos. Todos los cabildos asumían el control y un papel central en las provincias.

El contexto intencional los obligaba. En Europa las monarquías restituidas con mucha fuerza después del Congreso de Viena de 1815 se habían propuesto barrer hasta el último vestigio de espíritu liberal en todo el mundo.  Se había resuelto después de la revuelta de Riego en España, el derecho a  intervención. España se empeñaba en recuperar sus colonias. Francia se agitaba igualmente a fin de sacar ventajas de su ayuda posible o de encontrar una formula que la convirtiese en heredera de su aliada, por ejemplo con la coronación de un príncipe Borbón en el Plata.

De todas manera el proyecto de monarquía en la forma aceptada por le Congreso, no-tenia nada que chocara con las ideas del momento. Es absurdo pensarlo como una traición. Pudo dar terminó a los estragos de la guerra externa y de organizarnos en el tenor del mundo. (ejemplo el Imperio del Brasil)

Pudo haber sido el comienzo de una gran nación. No fue dable realizarlos por los elementos de disgregación que ya conocemos y por la acción de la potencia más directamente interesada en impedir la creación en América de países fuertes y sometidos a otras influencias que las suyas. Es evidente que Inglaterra, entonces en plena revolución industrial ansiosa de mercados, se empeño en evitar la consumación del plan francés. Don Manuel de Sarratea venia de Londres y estaba al cabo de los propósitos de las chancillerías de Europa. El general Alvear había sido el gestor del protectorado Ingles en 1815.

A parte del interés natural del Brasil por evitar la formación a su flanco de una poderosa monarquía, dueña de un territorio mucho más rico que el propio en recursos naturales y material humano, es sabido que obedecía a las directivas de la diplomacia británica. Todo esto ayudó al éxito de la empresa federal, que si bien satisfizo dichos sentimientos vivos y legítimos, cortó la raíz de una de nuestras posibilidades de grandeza futura.

En principio hay que librarse de la vigencia de antagonismos falsos, como el de civilización o barbarie (vulgaridad nacida de ignorancia, decía Alberdi) o el de caudillismo de masas, contra el gobierno culto y legalista de las ciudades, porque más confunden que iluminan. Los caudillos representaban no solamente a las clases populares, sino también a la opinión culta y urbana de sus provincias, y contaban con asesores prestigiosos, abogados o clérigos. No surgían del populacho, sino de la burguesía, deciente y afincada, como Artigas o López, cuando no entroncaban, como Ramírez, con la más rancia nobleza colonial. Ellos, como López en Santa Fe, dictaban constituciones. En la crisis del 20 ha de verse el estallido de tensiones subsistentes desde los orígenes. Entre el litoral y el Tucumán existían diferencias en lo referente a formación social e intelectual,  y de configuración económica.

BSAS por su parte debido a la peculiaridad de su situación, y a su condición de puerto único alentaba a un sentido de la vida que suscitaba las resistencias del interior y sus vecinos literales. Todos los elementos heterogéneos empezaban a moverse en el sentido de la desintegración. Buenos Aires había comenzado la revolución como cabeza del virreinato, pero fue contrarrevolucionario con los movimientos de alzamiento en Chuquisaca y La Paz.

La subsistencia del tráfico de exportación e importación durante los peores momentos de la guerra mantuvo floreciente al comercio del puerto, mientras que en el norte y el litoral se arruinaban las industrias y  por los estragos de la lucha, se devastaban los campos y se destruían las propiedades. Nace en el interior y se va acentuando una atracción teñida de resentimiento por la capital rica y despótica, orgullosa. Para las provincias, el predominio de BSAS solo habrá de aceptarse con la condición de que en ella el gobierno se comparta con los provincianos. Esta tendencia que menos llamado nacionalista, tendría su contraparte en el localismo de los porteños, que  aspiran a ser los únicos dueños de su ciudad natal. Por otro lado, las provincias limítrofes con el Brasil, las antiguas dependencias de Buenos Aires y la misma capital mantenían viva la reacción contra el portugués, al que consideraban como el enemigo permanente desde los tiempos coloniales. Todo esto explica el auge del Artiguismo en el litoral y las simpatías que encontraba en la misma capital por su defensa del territorio agredido. BSAS se acordaba de las idas y venidas por Colonia del Sacramento y las campañas de Vertiz y Cevallos.

El patriciado del interior, predominante en el Congreso, e imbuido en tradiciones aristocráticas, veía con buenos ojos la instauración en estas provincias de un régimen monárquico y coincidía en ello con el liberalismo moderado de los miembros de la Logia, que llegaban a la misma conclusión (compartida por San Martín y Belgrano) por adaptación oportunista a las condiciones vigentes en Europa. El proyecto iba en contra de la postura litoral más tendiente a la República, mentora por Artigas.

De estos elementos nace el Estallido del año 20. Contra la política del Directorio y del congreso, monarquista a la europea, comprometida con el gabinete francés desde la sesión secreta del 11 de noviembre y reticente  o pasiva frente a la invasión de la Banda Oriental según la formula del Dr. Manuel J. García.

Se alza la reacción republicana, federal y patriótica  del ejército de la Independencia, y de las provincias del Litoral, a cuyos caudillos se pliegan los desterrados por el régimen: Alvear, Manuel Moreno, el chileno Carrera. Este partido, cuya acción coincide con el interés británico, debía aliarse con el localismo porteño en una acción contra el Directorio. El Cabildo (el espíritu localista) se resuelve en contra del monarquismo y las opiniones aristocráticas del interior.

LUCHA POR EL PODER EN BSAS

La Derrota de las tropas directorales en la Cañada de CEPEDA dejaba expedito el camino de Buenos Aires a los jefes Aliados. El Plan de los vencedores consistía en poner en el gobierno al general Alvear, a quien acompañaban una legión de oficiales que seguían su suerte. Alvear, había acordado con Carrera ayudarlo en su empresa en Chile.

El cabildo nombró jefe de la defensa al general don Miguel Estanislao Soler. El cabildo asumió el gobierno y convocó a elecciones de una Junta que se encargaría de designar al gobernador. Don Manuel de Sarratea acababa de llegar a la capital con el objeto de imponer la candidatura de Alvear, pero encontró resistencias. Finalmente, Sarratea fue electo gobernador interino y renovó el Cabildo con adictos a Soler para congraciarse con la esperanza de sucederlo como titular. Se sabia que pertenecía a mejor círculo social porteño. De todas maneras partió el 22 de febrero de 1820 partió lleno de optimismo al campamento federal, después de lanzar un manifiesto al pueblo en el que afirmaba que López y Ramírez no traían otra intención que prestarnos una mano benéfica para “ayudarnos a sacudir el yugo que pesaba sobre la cerviz de la nación entera”

Al día siguiente de firma el Tratado de la Capilla del Pilar:

El Tratado del Pilar es el nombre de un pacto firmado el 23 de febrero de 1820 entre Manuel de Sarratea (representante por la provincia y ciudad de Buenos Aires en ese momento) y dos de los caudillos de la Liga Federal: Estanislao López (santafesino) y Francisco Ramírez (entrerriano). El pacto se firmó después de la derrota de las tropas unitarias – casi en su totalidad porteñas -en la primera batalla de Cepeda (el 1 de febrero de 1820).

Buenos Aires había caído en un desorden, en consecuencia el 16 de febrero de 1820 se convocó un Cabildo Abierto en el cual se creó una Junta de Representantes, la cual designó a Manuel de Sarratea como gobernador interino de la provincia de Buenos Aires. Este se propuso llegar a un acuerdo con López y Ramírez, firmando el tratado en la localidad bonaerense de Pilar el 23 de febrero.

Las principales disposiciones del tratado fueron:

Proclamaba la unidad nacional y el sistema federal (preconizado por José Gervasio Artigas). Convocaba, en el plazo de 60 días, a una reunión de representantes de las tres provincias en el convento de San Lorenzo, para convenir la reunión de un congreso que permitiese reorganizar el gobierno central.
Establecía el fin de la guerra y el retiro de las tropas de Santa Fe y Entre Ríos a sus respectivas provincias.
Buenos Aires se comprometía a ayudar a las otras provincias en caso de ser atacadas por los portugueses-brasileños.

Los ríos Uruguay y Paraná se declaraban navegables para las provincias amigas.
Concedía una amplia amnistía a los desterrados o perseguidos políticos.

Determinaba el enjuiciamiento de los responsables de la administración anterior “por la repetición de crímenes con que se comprometía la libertad de la Nación”

Disponía la comunicación del tratado a Don José Artigas, “para que siendo de su agrado, entable desde luego las relaciones que puedan convenir a los intereses de la Provincia de su mando, cuya incorporación a las demás federadas, se miraría como un dichoso acontecimiento”.

Un compromiso secreto entre los caudillos y Sarratea preveía la entrega de auxilios y armas a las provincias firmantes. Los caudillos fueron invitados por el gobierno de Buenos Aires, ciudad donde estuvieron en calidad de huéspedes.

López y Ramírez, fortalecidos por su victoria frente a Buenos Aires, se encontraron forzados a desconocer la autoridad de Artigas ya que éste había sido derrotado en Tacuarembó por los lusobrasileños. Consideraban más correcto estratégicamente reorganizar sus provincias y abandonar de momento la guerra con los portugueses que les imponía la estrecha alianza con el prócer Artigas, quien por esto rechazó el tratado y los acusó de traición.

La Liga Federal se origina en la acción (por ejemplo con Las instrucciones del año XIII) de José Gervasio Artigas para establecer un sistema de gobierno federal en las Provincias Unidas del Río de la Plata, tal liga fue inicialmente constituida por las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, la Provincia Oriental y la de Santa Fe.

Buenos Aires se sintió humillada por tener que pactar con los caudillos. Balcarce que llegaba a la ciudad con las columnas salvadas de Cepeda, se haría intérprete de este espíritu y el 6 de marzo se sublevo con sus tropas y fue designado gobernador por un cabildo abierto de  sus parciales. Sin embargo no fue apoyado por Sarratea, que se encontraba en Pilar, y carecía de apoyo en la opinión pública. Balcarce abandonado huyo, era el 12 de marzo. Alvear intento aprovechar la acefalia en que quedaba el gobierno, y convoco otro Cabildo abierto, que se reunió con gran tumulto. Pero el pueblo impidió que él, que estaba acompañado del chileno Carrera, tomase el poder y tuvo que escaparse para salvar su vida.  El cabildo manda un diputado a Sarratea para que se reintegrara al gobierno. La opinión dominante en BSAS lo aceptaba como un mal menor, y carecía de una fuerza militar propia.

Tenia que apoyarse en las de Soler. Pero para poder gobernar debía deshacerse de las ambiciones de Alvear. Le hizo creer que esta dispuesto a cumplir sus compromisos con él, nombrándolo jefe del Ejercito, siempre y cuando pueda librarse de la influencia de Soler. El joven ex dictador, desembarcó del lanchón en que estaba detenido, y se apoderó del cuartel de Aguerridos, en él contaba con oficiales adictos, acompañado de Carrera y sus chilenos. De allí mandó una comisión que tomó preso a Soler en el mismo despacho del gobernador, quien se mostró escandalizado y fingió ceder ante la fuerza. Los amotinados elevaron una representación pidiendo que Alvear fuese reconocido en el cargo de comandante general de armas. Pero la ciudad había entrado en armas en la Plaza. Alvear mientras se hacia proclamar gobernador en Retiro. Ante esta situación, Sarratear pone en libertad a Soler y Alvear tuvo que fugarse siendo perseguido por la milicia de Soler. Ramírez, a pesar de su simpatía por Alvear, permanecía neutral, con el cuidado de no inmiscuirse en una cuestión interna de BSAS. Carrera por su parte actuaba como si estuviese en un país conquistado. Juntaba soldados chilenos y cuyanos. Esto causaba la indignación del periódico “El año 20”, aparecido en esos días.

Sarratea finalmente abrió una causa de resistencia al régimen depuesto. Los miembros cesantes del Directorio y del Congreso fueron procesados por Alta Traición, cargo que se fundaba en las tramitaciones para la coronación de un príncipe extranjero, y en la pasividad ante la ocupación de la Banda Oriental por los portugueses. La junta de representantes estableció las normas para las nuevas elecciones donde se tenia que elegir a doce representantes por la capital, en le que cada votante sufragaría por 3 candidatos. La junta  resultante de esa elección debía elegir al gobernador titular,  y  a los diputados querrían al congreso.

Las elecciones se llevaron a cabo el 20 de Abril y su resultado fue desastroso para el gobernador. El localismo porteño había reaccionado violentamente, eligiendo como representantes, por abrumadora mayoría a los miembros del partido dictatorial derrotado, varios de los cuales estaban procesados por alta traición. Fue inútil el esfuerzo de Sarratea por impugnar la elección. Las fuerzas de Soler estaban en el Campamento de Lujan, manteniendo en jaque a Alvear y Carrera.

Se lo acusó a Sarratea de ser él mismo, el que inició los trámites para una monarquía extranjera, con sus intrigas con el conde de Cabarrus. No tuvo más remedio que renunciar. La reacción se había apoderado de la Capital. La junta designa gobernador interino a Idelfonso Ramos Mejía y despachó una comisión para el general Soler, diciéndole que no fue elegido el gobernador por ser indispensable en la defensa de la ciudad. El ejército Federal se aprestaba a atacar la ciudad por la insurrección del partido derrocado en lo que veía como una burla al Tratado del Pilar.

Soler vio el peligro de que resurja el partido dictatorial, entonces convocó al Cabildo de Lujan, que lo proclamó gobernador y comandante de armas, luego notificó al de la capital para que lo reconociesen en tal carácter e intimó a la Junta de Representantes que le prestase obediencia. El Cabildo de BSAS aceptó, Mejía se fue y le dejó el bastón de mando para que lo pasase a retirar cuando quiera. Esto ocurría el 20 de Junio, día llamado “de los 3 gobernadores”. El 23 Soler prestó juramento y al día siguiente nombro comandante de la ciudad al coronel Manuel Dorrego.

El rechazo de López a la constitución del ‘19 fue la causa que lo llevó a declarar la guerra, contando con nuevos aliados, Carlos María de Alvear (ex “Director Supremo”, unitario pero en la ocasión combatiendo contra otros unitarios en un intento de recuperar el poder en Buenos Aires) y José Miguel Carrera (ex presidente de Chile).

El 28, Soler llega a Cañada de la Cruz para luchar contra Estanislao López. Fue derrotado por el caudillo, con la excepción de una columna al mando del coronel Pagola, que se retiró hacia Buenos Aires. La ocasión parecía propicia para el general Alvear, que venia con su ejército. Con el camino despejado, se trasladó a Lujan, hizo convocar a representantes y estos lo eligieron gobernador de la provincia el 1 de Julio de 1820.

Mientras López mantenía contacto con el cabildo de BSAS para que llamen a nuevas elecciones. El panorama había cambiado. Por más que López mantuviese con Dorrego resquemores de antiguas luchas, no se lo podía acusar de adhesión al partido dictatorial. Tampoco podía coquetear mucho con Alvear, que pertenecía a otra familia espiritual. Con los comerciantes del Cabildo podía entenderse,  hablaban el mismo idioma.

Las cosas empeoraron cuando el Coronel Pagola, lugarteniente de Soler, había salvado algunas fuerzas del desastre de Cañada de la Cruz. Al frente de esas milicias pretendió apoderarse de la ciudad, pretextando la traición del Cabildo que quería entregarla a López y proclamando el exterminio de los dictatoriales. El coronel Dorrego que lo conocía bien, logró controlarlo y lo despojó de sus tropas. En pocos días logró restablecer mediante una política de conciliación y de captación inteligente, la tranquilidad y la confianza perdidas. Buenos Aires empezaba a sentir un caudillo. Unos veían en él al amigo del pueblo, al republicano, al buen federal.  Otros, al porteño celoso de la libertad de su provincia. El  2 de Julio de 1820 fue elegido gobernador de BSAS.

Manuel Dorrego fue un militar y político argentino, uno de los principales referentes del federalismo rioplatense de la primera mitad del siglo XIX. Nació el 11 de junio de 1787 en la ciudad de Buenos Aires. Hijo del comerciante portugués José Antonio do Rego y María de la Ascensión Salas, fue el menor de cinco hermanos. En 1803 ingresó en el Real Colegio de San Carlos.

Se destacó como militar al enrolarse en el Ejército del Norte dirigido por Manuel Belgrano; pese a su valor, tuvo problemas por su indisciplina. La participación en el conflicto que afectaba a las Provincias Unidas del Río de la Plata, sin embargo, le hizo ir acercándose al ideario de José Gervasio Artigas. Su adhesión al federalismo se transformó en plena convicción cuando, exilado, residió brevemente en los Estados Unidos. Así es que ya en 1824 se destacó por sus ideas de federalismo bonaerense (algo hasta ese momento inusitado en Buenos Aires) propendiendo a la autonomía de Buenos Aires en igualdad de condiciones que las demás provincias. Dorrego, a diferencia de los unitarios porteños, encarnaba los intereses de la población de gauchos bonaerenses
De todas maneras, la situación no se había liquidado.

Quedaba Alvear, que había sido nombrado gobernador por la junta lujanense, con sus tropas acampadas en las cercanías de Morón y junto al chileno Carrera. El caudillo de Santa Fe, a 4 leguas de la ciudad, no mostraba intenciones de retirarse. Dorrego no podía pactar con él, mientras él permaneciera en su provincia. Lo invitó a retirarse entonces. Además nombró jefe de armas a Martín Rodríguez, en el caso de usar la fuerza para sacarlo por la fuerza, al general Rondeau al frente de las fuerzas del norte, y el mismo frente a las tropas de la capital. El general Rodríguez pidió colaboración del joven hacendado don Juan Manuel de Rosas, de antigua y noble estirpe. Rosas junto dos mil guerreros y fue nombrado comandante de milicias. Rodríguez, Lamadrid y Dorrego se abalanzaron sobre morón. En un ataque por sorpresa logra derrotar a Alvear y Carrera, apoderándose del regimiento de infantería que se le acoplo con entusiasmo.

Dorrego, aprovechando su victoria sobre Alvear, manda propuesta de paz a Estanislao López, sobre la base de la evacuación de la provincia. La devolución, además, de la devolución de las armas capturadas en Cañada de la Cruz. Rosas, por su parte, le ofrecían protección a cambio de que se retire de la provincia. Como López tardaba en dar respuestas, antes de atacar al ejercito de Santa Fe, lanzó un manifiesto explicando por que lo   hacia. López se vio obligado a retirarse. Al fin Alvear y Carrera se atrincheran en San Nicolás, a la espera de ayuda de Entre Ríos. Dorrego los ataca y finalmente se rinden. Alvear y Carrera huyen. López ahora si empezó a negociar con Dorrego. Dorrego se dio cuenta que López aprovechaba la tregua para reforzarse. La respuesta de López se endureció, quería entre otras cosas que se pagaran los costes de la guerra. Finalmente se encontraron en PAVON y el ejército de Buenos Aires triunfo frente al del Santa Fe.

El impetuoso Dorrego se internó en Santa Fe para acabar directamente el asunto. Rodríguez y Rosas se oponían a eso. La dificultad del terreno le hizo perder toda la caballada y López logra vencerlo el 2 de septiembre en GAMONAL. Dorrego tuvo que replegarse a San Nicolás y después en Areco. Rodríguez y rosas se habían apoderado del control de la ciudad y la derrota del gobernador los favorecía. Las nuevas elecciones darían al gobernador de la Paz. López quería eso. El 8 de Septiembre se instala la Junta de Representantes, con asistencia del gobernador substituto general Marcos Balcarce y designó al nuevo gobernador: Don Martín Rodríguez.

Martín Rodríguez, político y militar argentino. (Buenos Aires, 1771 – Montevideo, 1845). Estudió en Buenos Aires y se dedicó a las tareas de campo. Combatió en las Invasiones inglesas. Tuvo una participación activa en los sucesos de la Revolución de Mayo. Constituida la Primera Junta, fue destinado a la provincia de Entre Ríos, en apoyo de Manuel Belgrano, que actuaba en Paraguay.

Fue coronel de los Húsares, y organizó las milicias que permanecieron en Buenos Aires en favor de Cornelio Saavedra, durante la jornada del 5 al 6 de abril de 1811. Por esta participación fue confinado a San Juan.

EL FRACASO SUPREMO DEL ENTRERRIANO

Con el nombramiento de don Martín Rodríguez se imponía nuevamente el partido más desprestigiado entre los que actuaban en Buenos Aires y el más carente de amplitud nacional. El había nombrado como ministro a Bernardino Rivadavia en 1820.

Cualquiera que hubiera sido sus meritos, y sus intenciones patrióticas anteriores-frustradas por el funesto error de la pasividad ante la agresión lusitana-volvía al cabo transformado, lleno de rencor contra sus vencedores de la víspera, a quienes los tildaba de anarquistas y bárbaros, animado de un espíritu de desquite. Era preferible que ganase Alvear. Los directorales gobernarían con el más estrecho localismo, habrían de fracasar todos los planes de organización y provocarían nuevamente el estado de guerra civil.

En previsión de los acontecimientos, el gobernador había hecho acampar en Santa Catalina, a tres leguas de la ciudad, las tropas del joven comandante de campaña, y él por su parte, se acuartelo en el Fuerte, con los batallones de aguerridos y cazadores.

La revolución estalla el 1 de octubre de 1820, encabezada desgraciadamente por el mismo Coronel Pagola. En el día se apoderó de la ciudad, aterrorizó al vecindario e hizo convocar un Cabildo que declaro la elección de Rodríguez nula “por enemigo de los pueblos y de los patriotas”. Ciertamente pertenecía a los Dictatoriales. El gobernador había logrado huir aun chacra, donde se le había sumado Rosas y un militar de sus colorados. El cabildo clamaba por Dorrego, que estaba en campaña. Entre el 4 y el 5 se movieron sobre la ciudad las tropas del orden y después de encarnizadas refriegas con los cantones del trayecto lograron dominar el motín.

Dorrego llega a las afueras de la ciudad, porque lo había llamado el Cabildo. La Junta de Representantes le ordenó reconocer el gobierno de Rodríguez, lo que negó. Fue desterrado por eso, bajo pretexto de conspiración.

Quedaba pendiente le tratado con Santa Fe, con Estanislao López. El general Bustos, gobernador de Córdoba fue el intermediario. El 4 de noviembre se firma el tratado de Benegas, en el que se establecía después de las declaraciones corrientes de paz y amistas, que los gobernadores de ambas provincias promoverán “la reunión del Congreso general en el plazo de dos meses, remitiendo diputados a la ciudad de Córdoba” Desde allí aparece la imagen tan influyente de Rosas, porque fue él la garantía de ese tratado. Se encargó de que se junten las 25 mil cabezas de ganado a entregar a Santa Fe por el tratado (a pesar de no estar específicamente en el, porque Rodríguez lo creía Deshonroso)

Bustos apresuran a las provincias de Cuyo para que enviasen diputados. El pensamiento dominante entonces en todo el centro y noroeste tendía a la unidad bajo régimen federativo, con el objetivo de luchar contra los españoles en el Perú. Bustos tenía comunicación permanente con San Martín y Güemes.

Quedaba Ramírez. Artigas le reprochó la firma del tratado del Pilar, sin su consentimiento.  Ramírez replica negándole autoridad y marchó sobre Entre Ríos. Después de algunos combates en que la suerte le fue desfavorable, el entrerriano le infringió a su antiguo jefe una seria derrota que lo obligó a replegarse en desorden. Lo llevó hasta los confines de Corrientes.  El Protector de los Pueblos Libres se vio forzado a pedir asilo finalmente en Paraguay.

Ramírez, era joven, no menos patriota, se hallaba exento de la ira localista. Sin esfuerzo sumió la sucesión del Protector. Tenía a su mando toda la mesopotámica y ramificaciones en la otra banda, entre las guerrillas artiguistas.  El 30 de noviembre de 1820, funda la República de Entre Ríos, en la Capilla de Nuestra Señora del Rosario. Tenía embarcaciones que había cedido Buenos Aires (por el tratado del Pilar) y las de Artigas. Se propuso llevara cabo lo que el Directorio no quiso. La guerra decisiva contra el invasor portugués. Envió una nota a BSAS quejándose de las dilaciones frente al tema lusitano, y se manifestaba a llevar adelante la guerra hasta desalojarlo de los territorios nacionales.

Balcarce, que estaba como gobernador interino, le respondió que compartía sus fines pero que no lo podía ayudar con fuerzas dado que el Gobernador Rodríguez, con el auxilio de Rosas, se encontraba en lucha contra los indios que mandaba Carrera en el sur. Las tribus PAMPAS y RANQUELES.

Ramírez se había propuesto una empresa muy importante, de unificación nacional sobre la base de una empresa en común en una guerra contra el enemigo. Se decidió primero por intentar primero la realización de la unidad interna bajo su hegemonía. Las circunstancias se presentaban favorables gracias a la impopularidad notoria del sistema de Buenos Aires.

Tenía que probar a Estanislao López, viejo aliado, para saber si podría acompañarlo. Ramírez le propuso a López derribar el gobierno de BSAS para reemplazarlo y con esas fuerzas, recuperar la Banda Oriental. López le replicó invocando los pactos del Pilar.  De esa manera, primaba el interés local frente a la causa nacional, por las achuras de las vacas de Rosas. El  3 de Marzo de 1821, exigía a todos los ciudadanos de (Entre Ríos, Corrientes, Misiones) a tomar las armas. Ramírez dominaba los ríos con su escuadra, El gobernador Rodríguez formo otra al mando del coronel Zapiola, y otro ejército de vanguardia al mando de Lamadrid para enfrentar al entrerriano. Además envió dinero a Santa Fe para que López arme su ejercito.

Por otro lado, Bustos cae frente a las fuerzas del chileno Carrera, que lo presionaba para luchar contra BSAS. Esto fue el 8 de marzo en Chajá. Las tropas de la Provincia de San Luis fueron en ayuda de Bustos, pero también fueron derrotadas. Carrera recibió la comunicación de Ramírez que lo invitaba a invadir Buenos Aires y decidió aceptar. Ramírez invade la provincia de Santa Fe, al frente de una caballería. Lamadrid lo atacó el 8 de mayo, pero fue rechazado. Pocos días después desembarcaban los coroneles Gracia y Mansilla que se enfrentaron con las tropas bonaerenses cayendo bajo su poder. El General Ramírez había llegado a Rosario, cuando se enteró del desastre. Se dirigió a Coronda donde esperaría al chileno Carrera. Lamadrid lo vuelve a enfrentar el 24 de marzo, pero vuelve a perder, con muchas bajas y dinero que le llevaba a López. Pero todo llegaría a su fin. Entraría en Batalla con las fuerzas del santafesino López, que lo aplastaría.

Se encontraron con Carrera y decidieron atacar a Bustos para tomar sus tropas y reagruparse, para volver a atacar a Santa Fe. Fueron rechazados con muchas bajas. Carrera marcha hacia Cuyo y Ramírez hacia Entre Ríos. El gobernador delegado de Córdoba, Bedoya, salió a la búsqueda de las fuerzas de Ramírez y las encontró el 10 de julio. Las destrozo completamente. Intentando salvar a su chinita, Ramírez fue muerto de un pistoletazo.

Carrera tendría la misma suerte. En su camino a cuyo es buscado por las tropas de Mendoza y San Juan al mando del coronel Morón. Lo alcanzaron. Se formó un consejo de guerra y se lo fusiló el 4 de septiembre de 1821.

Además, había un enfrentamiento entre el gobernador de Tucumán Bernabé Aráoz, y el caudillo de Salta, Güemes. Araoz no solo le negaba la ayuda contra los realistas, sino que intrigaba con ellos. Güemes había sido nombrado por San Martín para que penetre por el Alto Perú a fin de que colaborase con la expedición a Lima.

EL REFORMADOR RIVADAVIA

La pacificación del territorio, obtenida después de las luchas del 20, coincide con un contexto internacional. La revolución de Riego en Cádiz se extiende a toda España y provoca la formación de un gobierno liberal y el restablecimiento de la constitución de 1812. Repercute en Portugal, y en Italia. Brasil declara su independencia bajo el emperador Pedro 1.

Bolívar prosiguen el norte su campaña victoriosa. Tras vencer a los enemigos en Boyacá, libera el territorio de Nueva Granada y funda la república de Colombia en 1819. Con la victoria de Carabobo, liberaría definitivamente a Venezuela. San Martín desembarca en las costas peruanas al mando de un ejército argentino chileno, sitia la ciudad de Lima, que el virrey abandona con sus tropas, la ocupa y proclama la Independencia del Perú, recibiendo el titulo de Protector.

El nuevo régimen español parece querer negociar, viendo estos sucesos. Manda comisionados a los insurgentes. San Martín y La Serna (último virrey en Perú) firman un armisticio. Pero la Santa Alianza no permitiría que esto se expanda. Caerá pronto en España el régimen liberal, victima de sus propios errores.

En nuestro país se necesitaban más esfuerzos para la guerra. Estaban en juego nuestras provincias del Alto Perú, fracción riquísimo y las fuerzas de San Martín resultaban irrisorias en comparación con las que habrían podido proporcionárseles, dados los abundantes recursos de Buenos Aires. Sin embargo el gobierno de BSAS estaba inspirado por Rivadavia. El general Martín Rodríguez, había formado un ministerio directorial y logista, con Bernardino Rivadavia, en la cartera de gobierno, Manuel J. García en la de hacienda.

Quedaban pendientes la terminación de la guerra de la Independencia, y la reconquista de la Banda Oriental, y además la conquista del desierto. En el litoral la invasión a Montevideo del portugués dolía como un cuchillo clavado. Se esperaba con ansiedad que Congreso se reuniera en Córdoba.

1823, siendo Juan Bautista Bustos gobernador (de signo federal) de la provincia de Córdoba, promovió la reunión de un Congreso Constituyente para redactar una Constitución Nacional, pero la facción liderada por Rivadavia en Buenos Aires no participó de tal Congreso por lo que no se pudo efectivizar en ese momento la sanción de una Constitución para toda la Argentina. En la guerra con el Brasil se destacó otro nacido en la ciudad de Córdoba: el general José María Paz, célebre como estratega

La urgencia también pasaba para reemplazar al  fallecido Güemes en la penetración por el Alto Perú. Sé nombrar a cuatro diputados en BSAS, nombrados por la Junta de Representantes, entre ellos Juan Cruz Varela y Matías Patrón. Llevan instrucciones de hacer fracasar el Congreso. ¿Por qué Rivadavia hace fracasar el Congreso? Porque quiere que prevalezcan sus “luces” frente a los objetivos nacionales. La guerra es atraso, el comercio, luces y bienestar. La guerra traería el dominio de soldadotes como ese San Martín o ese Bolívar. La paz, traerá gringos y dinero.

Ve con beneplácito conversar con un gobierno liberal del Brasil, que acababa de incorporar a su territorio la banda oriental llamándola: Cisplatina. Manda a José Valentín Gómez a la Corte de Rio de Janeiro. Pide que devuelvan la banda oriental a cambio de que el gobierno reconozca al Emperador. Se le contesta que no  fueron a la Banda Oriental como enemigos, sino como aliados, en virtud de pactos firmados durante el Directorio con Manuel j. García. Entre la acción de Rivadavia y el ostracismo de San Martín (que entrega el mando a Bolívar en Guayaquil) existe una relación de causa efecto.

La falta de ayuda de Buenos Aires, provocó que San Martín le pida ayuda a Bolívar para acabar con el ejercito de La Serna, de 18 mil hombres, cosa que Bolívar negó para posteriormente acabar el con la Hazaña y tener influencias en NUESTRAS provincias del Alto Perú.

Rivadavia negaba la ayuda argumentando que eso lo tenia que decidir el congreso (que ellos mismos impedían su realización) y debido al peligro de la guerra con Brasil (que tampoco hacían)

Se preparaba entonces la perdía de nuestras provincias del Norte, en el Paraguay y la Banda Oriental. Por otro lado el genuflexo de Rivadavia firmaba un pacto con Antonio Luis Pereira en 1822 una convención de paz con España que incluya una ayuda de 20 millones de pesos, para defenderla de la Santa Alianza.

El sistema de Rivadavia no es sino un nuevo virreinato, pero con otro nombre. La acción de Rivadavia estaba inspirada en materia internacional: Provocar una Santa Alianza pero contra los países absolutistas. En materia interna, la paz a cualquier precio, la prosperidad y la civilización, entendía a la manera de los ilustrados. Se mantenía aferrado al regalismo borbónico de Floridablanca y al progresismo ingenuo de medio siglo atrás.

De todas maneras es incuestionable que fomentó el progreso y las industrias movilizó las riquezas, para lo cual era necesario reorganizar la administración y las Finanzas. Tuvo el excelente colaborador Manuel J. García, a cuya acción se debe la creación de la primera Instrucción de crédito. Pero También fue García quien contrató el empréstito de Baring de un millón de libras esterlinas, delas que solo recibieron 560 mil, y que se terminaría de pagar en 1904. Eso era para  la civilización, hacer negocios con europeos, y mejor si eran ingleses. Endeudarse con ellos y traer gringos a trabajar allí, con privilegios que nunca se concederían a un compatriota. Era en efecto la Contrarrevolución, venia a restablecer el colonialismo. Se prosiguió con el descenso del espíritu militar. CUANDO EL NORTE SEGUIA EN PIE DE LUCHA, LA BANDA ORIENTAL OCUPADA POR EL ENEMIGO Y LA INDIADA EN EL SUR. Rivadavia convencía más que nada a la nueva generación porteña, que salía entonces de las aulas del Colegio, sugestionada con la civilización ultramarina.

La situación interna en Brasil era propicia para la guerra. Los brasileros y los portugueses estaban a punto de irse a las manos, y a Rivadavia no se le ocurre mejor idea que mandar a negociar a Soler, para una reconciliación!!!

Se había dictado la Ley de Olvido, por ella varios opositores volvían a la ciudad, entre ellos Alvear y Dorrego. La primero, lo nombra embajador de ante los Estados Unidos. El 19 de marzo de 1823 estalla la revolución de los Apostólicos, cuyo jefe era nada menos que Gregorio Tagle, ex ministro de Pueyrredón. El gobierno pudo sofocar la rebelión y condena a muerte a Tagle. Pero este huye con la ayuda de Dorrego.

LAS HERAS Y EL CONGRESO DE 1825-LA BANDA ORIENTAL

Rivadavia aspiraba a suceder a Martín Rodríguez en el Gobierno. Sin embargo, las políticas que llevo a cabo como ministro no convencían a la Junta de Representantes, de la provincia. Fue designado el General Juan Gregorio de Las Heras, compañero de San Martín y Bolívar, héroe de Talcahuano y Cancha rayada (Chile)

Juan Gregorio de las Heras (Buenos Aires; 1780 -Santiago de Chile; 1866), militar argentino, integró el Ejército Libertador y fue gobernador de Buenos Aires. Luchó contra las invasiones inglesas, y posteriormente, ingresó en el Ejército. En 1813 pasó a Chile, y se hizo cargo de parte de las fuerzas del Ejército Libertador, en reemplazo de Antonio González Balcarce, tras el Desastre de Rancagua, regresó a Mendoza.

Destaca en las expediciones libertadora a Chile y Perú. Luego se retira del Ejército para volver a su natal Buenos Aires. Allí fue elegido gobernador por la Cámara de Representantes, sucediendo al general Martín Rodríguez. Continuó la obra de este último, firmó un Tratado con Inglaterra, en el cual se reconoce la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Fue reemplazado en 1826 por Bernardino Rivadavia, tras la inauguración de la República Unitaria, sancionada en la Constitución de 1826. Se radica en Chile, falleciendo en 1866 a la edad de 86 años.

Se nombró ministro plenipotenciario a Alvear en Colombia y en el Perú a Álvarez Thomas. Durante los primeros meses de su gobierno empezaron a llegar los diputados para el Congreso general. Muchos eran personajes de congresos anteriores, como el viejo doctor Juan José Paso, el Deán Funes, y el doctor Juan Ignacio Gorriti.

El congreso empezó sus sesiones a principios del año 1825. La tarea era reglamentar las relaciones interprovinciales y las de las provincias con la autoridad nacional naciente. La Ley Fundamental tenia ese objeto sancionada el 22 de enero, en el que se establecía la intención de constituir un país, para el que se adoptaba la designación de Provincias Unidas del Rio de La Plata. Se delegaba en el gobierno de BSAS las funciones del Ejecutivo.  En Gorriti había una profunda desconfianza hacia la absorción porteña.

Por otro lado, se iban a cumplir casi 10 años de invasión en la Banda Oriental, y no había decaído el espíritu de desquite. Muchos estaban hartos de la política entregadora de Rivadavia y que tenía como símbolo a García. La exaltación llega con la noticia de la victoria de Ayacucho.

La batalla de Ayacucho, fue el último enfrentamiento armado que sostuvieron los ejércitos españoles y patriotas, en el largo camino hacia la independencia del Perú, que se inició con el desembarco de la Expedición Libertadora en la bahía de Paracas de la provincia de Pisco en el departamento de Ica (Perú) y las Conferencias de Miraflores en 1820, proclamada el 28 de julio de 1821 y luego de la batalla de Junín en 1824. La batalla se desarrolló en la Pampa de la Quinua en el departamento de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824; la victoria de los independentistas, selló la independencia del Perú y de América del Sur.

Además del talento de Simón Bolívar y de Antonio José de Sucre como estrategas y del apoyo de la población organizada en guerrillas, ese ejército reunió en sus filas toda la experiencia guerrera del siglo. Veteranos de la guerra española, mexicana y centroamericana; de la lucha emancipadora argentina, chilena, peruana, panameña, altoperuana, venezolana, granadina y quiteña; de la norteamericana e inclusive, como era el caso de los voluntarios alemanes del mayor Carlos Sowersby, veteranos de la batalla de Borodino contra Napoleón en Rusia. El propio Miller resumía esa suma de experiencias: era un combatiente inglés experto en mar y tierra, hábil como lancero y como artillero, que vestía poncho y sombrero y bebía yerbamate en bombilla, conocía el quechua y había aprendido de los morochucos ayacuchanos cómo conducir un caballo con las piernas y combatir con un sable en cada mano. La pregunta lógica, es la inversa: ¿cómo no vencer, con un ejército así?

Dorrego pide en este contexto la guerra con el Brasil “ármense nuestras  fuerzas contra los brasileros y el Imperio; marchen a arrancarles la presa y que el 25 de mayo de 1826 se cante el himno patrio sobre las murallas de Montevideo”

No había tiempo para ocuparse de la Banda Oriental. Si para celebrar un convenio comercial con el plenipotenciario inglés Woodbine Parish, y el ministro García. En él se convenía la libertad de comercio entre ambos países y diversas concesiones recíprocas, como el libre acceso a los barcos, los establecimientos de depósitos, la libertad de cultos. Esta ultima cláusula provocaría serias reacciones en el interior, donde seria objetado por el Dr. Castro Barros, a cuya opinión se plegaria el caudillo que empezaba a surgir de los llanos de la Rioja: don Juan Facundo Quiroga.

El general Juan Antonio Lavalleja, patriota emigrado, resolvió intentar la reconquista de la Banda Oriental sin otra ayuda que la del partido a fin de Buenos Aires, representado por el núcleo Federal, vinculado a López, Juan Manuel de Rosas y los Anchorena. A mediados de abril, Lavalleja se embarca con 32 hombres desde San Isidro, llegando a la costa oriental, donde engrosaron sus filas con un aporte muy entusiasta. A la noticia llegó a BSAS que festejaba y frente al estupor del gobierno. El Imperio apresta sus naves en el Rio de la Plata e invade la provincia de Chiquitos en el Alto Perú, que había sido invitada a enviar sus diputados al congreso. Las Heras manda un ejército de observación a Entre Ríos por si los portugueses cruzaban el charco.

García insistía al Emperador que esta era una empresa “privada” donde el Gob. De BSAS no tenia nada que ver, mandaba una comitiva para negociar con un enemigo.   Esto colmó la paciencia del pueblo.  Llegaba a la Argentina un negociador. La gente saca el escudo imperial de su casa, y lo pisoteo. Tal era el sentimiento popular. Lavalleja, con 2 mil hombres derrotaba en SARANDI (a 30 km de Montevideo) al ejercito brasilero al mando del general Bentos Manuel. El congreso finalmente el 25 de agosto emite una ley donde explicita la incorporación de la Banda Oriental como provincia. El emperador respondió con la declaración de la guerra.

LA GUERRA CON EL BRASIL

Era el momento para un gran juego diplomático. A fe de que Bolívar entrevió la posibilidad de iniciar una campaña fulminante contra el Brasil a través del Paraguay, según se lo manifestó a Alvear. El libertador bolívar queda estupefacto con la actitud excesivamente codescenciente de Buenos Aires respecto al Brasil. La consecuencia es la proclamación de la República de Bolivia. Momentáneamente se salvaba la provincia de Tarija.

Desde comienzos de la colonización Portugal había desarrollado una política de expansión hacia los territorios de la cuenca del Plata, contenida en forma temporal por la creación del Virreinato en 1776. Los desórdenes generados por la revolución dieron oportunidad a una nueva etapa de intervención portuguesa.

Con la excusa de terminar con las fuerzas artiguistas, que atacaban las estancias del Sur del Brasil, los portugueses invadieron entre 1817 y 1820 la Banda Oriental que fue incorporada como Provincia Cisplatina al Reino Unido de Portugal. Proclamada la Independencia de Brasil en 1822, Pedro I mantuvo esta situación.

Terminada la Guerra de la Independencia, la opinión pública en Buenos Aires y en el Litoral exigía la recuperación del territorio ocupado. Por su parte, el pueblo oriental intensificaba sus proyectos de liberación.

Con el apoyo de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, fue organizada una pequeña expedición: los Treinta y Tres Orientales, al mando de Juan Antonio Lavalleja secundado por Manuel Oribe, los Treinta y Tres partieron de la localidad bonaerense de San Isidro y desembarcaron en las costas orientales del río Uruguay, más exactamente en la playa conocida como “El Arenal Grande” o, más conocida aún como La Agraciada. Reforzados por contingentes locales, derrotaron las fuerzas imperiales, principalmente en la batalla de Sarandí y pusieron sitio a Montevideo (ciudad que fue liberada por Manuel Oribe). Las fuerzas orientales también lograron desalojar a los brasileños de Maldonado y Colonia e incluso del Fuerte de Santa Teresa.

La representación del pueblo oriental, reunida en el Congreso de la Florida, se pronunció por la unidad con las demás provincias argentinas, solicitándola al gobierno de Buenos Aires.

El Congreso nacional aceptó la reincorporación de la Banda o Provincia Oriental el 24 de octubre de 1825. Ante esto Brasil declaró la guerra; las Provincias Unidas respondieron el 1° de enero de 1826. Inmediatamente la poderosa escuadra brasileña bloqueó el puerto de Buenos Aires y la boca del Río de la Plata.

Brasil quería esa región para tener acceso al Río de la Plata, que era un importante centro de comercio internacional y además para navegar los ríos internos llegando hacia el interior de su propio país y permitir a sus barcos salir desde allí hacia el mar.
Las tierras de la Banda Oriental (perteneciente a la cuenca del plata) eran aptas para cría de ganado, un producto muy requerido, además de ser bastantes fértiles.

Argentina quería defender su litoral y mantener el dominio exclusivo sobre el Río de la Plata.

Acción terrestre

Mientras los brasileños concentraban sus fuerzas en Santa Ana del Libramento con el objetivo de invadir la Mesopotamia, Martín Rodríguez primero internó el Ejército de Observación en Entre Ríos y cruzó el río Uruguay hasta el Arroyo Grande, siempre con rumbo sudeste en territorio Oriental. Desde allí, Alvear llevó a cinco millares y medio de hombres a internarse hacia el noreste, más allá de la actual frontera uruguaya con Brasil, este movimiento hizo que las tropas brasileñas acantonadas en Santa Ana del Libramento, temiendo ser rodeadas por las republicanas (argentino-orientales) se retiraran velozmente hacia el este salvándose de un combate en Bagé (o Valles) merced a una fuerte lluvia que hizo crecer el río Negro. De tal modo la ofensiva republicana no pudo proseguir al establecerse puestos y sistema de abastecimientos desde retaguardia, con lo cual debía enfrentar de inmediato al enemigo o retroceder.

Al fin, como culminación de ese avance, el 13 de febrero comenzaron los éxitos iniciales del ejército rioplatense, frente a los imperiales brasileños (más de 10.000 hombres al mando del marqués de Barbacena) los cuales tras la retirada de Santa Ana del Libramento se fortificaron en la sierra de Camacuá en donde la caballería (arma principalísima de los rioplatenses) tenía dificultades operativas. Juan Galo Lavalle con su 4° de caballería, venció a fuerzas de Bento Manuel en Bacacay, y Lucio Norberto Mansilla en Ombú.

Luego, el Ejército Imperial con su principal núcleo, se preparó a la réplica total, mientras Alvear insistió en la retirada con rumbo noroeste para volver al Uruguay, y para ello buscó el Paso del Rosario, sobre el Río Santa María, en las cercanías del Arroyo Ituzaingó. Fue allí donde tuvo lugar el encuentro mayor de la guerra al interrumpir Alvear su paso del río y enfrentarse a las fuerzas de Barbacena (20 de febrero de 1827). Este combate fue resuelto por la acción conjunta del general en jefe y de sus inmediatos colaboradores: Juan Antonio Lavalleja, José María Paz, Lavalle, y Federico Brandsen (que murió allí), Pirán y Olavarría, combinándose las cargas de caballería con la infantería, más la artillería de Chilavert e Iriarte. Como consecuencia, el Ejercito Imperial retrocedió, tras grandes pérdidas de hombres. Sin embargo, la falta de recursos y caballadas le impidió a los rioplatenses perseguir al enemigo y emprender nuevas acciones ofensivas para definir la campaña. La batalla de Ituzaingó según las memorias de Paz, Iriarte y Gregorio Aráoz de La Madrid se debió más que a los méritos de Alvear, a la experiencia de los oficiales subordinados (experiencia logradas en las campañas llevadas a cabo con José Gervasio Artigas, Manuel Belgrano y José de San Martín durante las luchas emancipadoras contra España) y el coraje y la destreza ecuestre del gauchaje que formaba la dotación principal del ejército argentino y oriental. En 1827 Alvear traspasó el mando de las fuerzas republicanas a Lavalleja.

Acción Naval

En el aspecto naval, Brasil no tuvo dificultad en establecer el bloqueo de Buenos Aires (como dijo el jefe de la armada brasileña: “no van a pasar ni los pájaros”). Dominó el Plata durante la casi totalidad del conflicto, trayendo enormes perjuicios comerciales.

Pese a la superioridad naval, los criollos intentaron contrarrestarla. Guillermo Brown, marino irlandés nacionalizado argentino, designado almirante, comenzó su accionar con la flotilla de un solo barco de regular porte: la fragata 25 de Mayo, y otros menores de diversa tripulación.

La estrategia de las tropas argentinas consistió en el hostigamiento constante y sorpresivo. En sus salidas iniciales de febrero y marzo de 1826, Brown atacó, aunque sin éxito, la plaza artillada Colonia del Sacramento, alejando, por un tiempo, el bloqueo más próximo a Buenos Aires y recuperando la isla Martín García.
En mayo se formalizó la acción naval brasileña con tres líneas de bloqueo, desde la desembocadura del Plata hacia adentro, hasta enfrentar a Buenos Aires. Las fuerzas brasileñas trataron de destruir las cuatro naves más grandes y algunas cañoneras de Brown, refugiadas en los bancos y arenas de Los Pozos (Batalla de Los Pozos frente a la misma ciudad de Buenos Aires, 11 de junio de 1826), entre la rada y balizas. Hubo un fuerte cañoneo, pero las naves brasileñas no lograron llegar hasta allí, aunque no se registraron bajas.

Luego se trató de allegar recursos y adquirir la antigua escuadra de Chile (de tres naves subsistentes, sólo llegó la más pequeña). Brown, sin embargo, reinició salidas y ataques nocturnos, como esfuerzo para aliviar el bloqueo. El 30 de julio, la “25 de Mayo” (nave insignia) y la “Rosales” sostuvieron otro combate, el de Quilmes, contra elementos superiores que resultaron dañados. Pero la 25 de Mayo se inutilizó, desmantelándosela luego. Con posterioridad, sólo quedó el recurso de acciones sorpresivas con escasos barcos: la campaña de Brown en las costas del Brasil y la guerra de corso a cargo de naves artilladas para esa emergencia.

El combate de mayor importancia en la guerra naval fue el de Juncal (8 al 9 de febrero de 1827), donde los efectivos de Brown lograron desbaratar totalmente a las superiores naves del bloque “interior” del almirante Sena Pereira; logrando levantar el bloqueo momentáneamente.

Otra acción exitosa para los criollos se libró en el sur, en Carmen de Patagones, puerto que intentaron conquistar los brasileños. De las cuatro naves atacantes, una naufragó al entrar en Río Negro y las otras tres siguieron el curso del río con desembarco de efectivos que, como los de las naves, fueron vencidos totalmente por milicias populares y navales comandadas por el coronel Martín Lacarra y el marino Santiago Bynon.
Los brasileños también intentaron tomar San Blas en la actual provincia de Río Negro, de las tres naves atacantes dos encallaron, zozobró la restante y perecieron o fueron apresados sus tripulantes.

La guerra naval regular terminó con el dispar combate de Monte Santiago, lugar próximo al puerto de Ensenada de Barragán, donde una numerosa flotilla brasileña luchó, durante dos jornadas, contra efectivos de Brown, consistentes en dos pequeños barcos varados apoyados por otro y un pequeño cañón costero. Finalmente, a costo de un centenar de bajas argentinas (entre ellas las del comandante Francisco Drummond) más dos barcos perdidos, se provocó a las fuerzas imperiales grandes pérdidas.

Las luchas posteriores se concretaron en el fuerte bloqueo brasileño del Plata, mantenido invariablemente hasta la terminación de la guerra. Asimismo se mantuvieron las actividades de corso, con efectividad decreciente debido a la mayor vigilancia imperial y a que el Reino Unido para doblegar la intransigencia argentina comenzó a atacar a los pocos navíos corsarios argentinos so pretexto de que practicaban “piratería”, para la guerra de corso los argentinos llegaron a construir dos pequeños veleros dotados con seis cañones por cada borda llamados respectivamente “El hijo de Mayo” y el “El hijo de Julio” saliendo principalmente de puertos ocultos en la bahía de Samborombón y en las ya citadas Carmen de Patagones y San Blas.

El gobierno argentino sufría de la falta de apoyo, el bloqueo marítimo y el rechazo provincial unánime a la Constitución de 1826 que era unitaria (sólo se aceptaba el carácter federal de La Provincia Oriental), mientras se iniciaba un conflicto con Bolivia por Tarija. Además, la situación económica había llegado a la crisis debido a los costos de la guerra, tanto para Argentina como para Brasil. Además, los intereses británicos se vieron seriamente afectados por la paralización del comercio.

Con la finalidad de mediar fue enviado Lord John Ponsoby, quién comenzó a trabajar por una solución intermedia: la Independencia de la Banda Oriental. En un principio la solución fue rechazada ya que la opinión pública confiaba en la victoria militar.

Sin embargo, la falta de recursos y el levantamiento de las provincias contra la autoridad de Rivadavia impusieron la necesidad de lograr la paz. El presidente Rivadavia envió a Manuel García al Brasil para gestionarla; sus instrucciones indicaban que debía llegarse a ella sobre la base del reconocimiento de los derechos argentinos o la Independencia de la Banda Oriental.

García firmó un acuerdo preliminar que no incluía ninguna de estas dos soluciones: en el acuerdo reconocía la soberanía del Imperio sobre la Banda Oriental, comprometía a las Provincias Unidas a desarmar la isla Martín García y a pagar una indemnización de guerra. El convenio fue rechazado por el presidente argentino Rivadavia, quien posteriormente presentó su renuncia.

El gobierno de la provincia de Buenos Aires, ejercido por el federal Manuel Dorrego, se manifestó partidario de proseguir la lucha, de modo que las tropas al mando de Estanislao López pasaron el río Uruguay por La Cruz e Itaquí liberando, junto a tropas al mando de Fructuoso Rivera las Misiones Orientales hasta Cruz Alta, para tratar luego de desalojar a los brasileños de su reducto en Porto Alegre, también entró Dorrego en tratativas con los caudillos gaúchos Bento Gonçalves y Bento Manuel Riveiro con el objetivo de la creación de una República de San Pedro del Río Grande (antecedente de la República Riograndense, e incluso logró Dorrego que dos de los jefes (Friedrich Bauer y Anton Martin Thym) de las tropas mercenarias alemanas que servían al Brasil intentara la creación de una república en Santa Catarina (las derivaciones de esto son conocidas en Brasil como la Revuelta de los Mercenarios), pero el agotamiento financiero, la negativa del Banco Nacional de contribuir a la continuidad de la guerra y la presión británica lo obligaron a aceptar la mediación. Por su parte, Juan Antonio Lavalleja temiendo una reanexión al Brasil comenzó a trabajar secretamente por la Independencia del territorio oriental.

La misión de Tomás Guido y Juan Ramón Balcarce firmó el 27 de agosto de 1828 una nueva Convención Preliminar de Paz, ratificada por la convención de Santa Fe, donde se disponía:

Los estados firmantes reconocían y garantizaban la Independencia de la Banda Oriental.
Cesaban las hostilidades y se evacuaba el territorio oriental.
Se reconocía la libre navegación del Río de la Plata para los firmantes, durante un lapso de 15 años.
En la nueva república (Uruguay) se establecía un gobierno provisional, hasta la organización definitiva

Como consecuencia de la guerra, se produjo una nueva secesión en las Provincias Unidas del Río de la Plata: la República Oriental del Uruguay. Una asamblea de representantes sancionó una constitución que fue jurada por el pueblo el 18 de Julio de 1830. La paradojal conclusión de esta guerra, con victorias militares argentinas pero con ventajas concretas para Brasil que retuvo las Misiones Orientales, y sectores septentrionales de la Banda Oriental, sumada a la fuerte crisis económica, fue uno de los principales factores para que se reanudara (tras el derrocamiento y ejecución de Manuel Dorrego) con más ferocidad la guerra entre unitarios y federales, teniendo su correlato uruguayo en la guerra entre colorados y blancos.

Gran Bretaña logró la creación de un nuevo estado con el cual podía comerciar; además de asegurar la internacionalización del Río de la Plata y su libre navegación.

El Imperio del Brasil debió frenar su expansión hacia el Sudeste: perdió gran parte de los territorios ocupados en la Banda Oriental, pero obtuvo la libre navegación de los ríos.

Todo el país vivía la creciente agitación contra el régimen unitario, seguía la guerra contra los brasileros. Las provincias del noroeste y centro, de mayor riqueza, volumen demográfico e importancia socio-política, se movilizaban tras los caudillos Facundo Quiroga, Juan Bautista Bustos y Juan Felipe Ibarra.

DORREGO Y LAVALLE

El 24 de mayo de 1827 Manuel J. García firma con los representantes brasileños (marqueses de Queluz y Macaio y vizconde San Leopoldo) la humillación de la Argentina: renunciaba a la Cisplatina contentándose con la promesa del emperador de “arreglarla con sumo esmero, del mismo modo, o mejor aún, que las demás provincias del Imperio”; la isla de Martín García sería neutralizada, se indemnizaría a Brasil por la guerra de corsarios, y se pedía a Inglaterra por quince años “la garantía de la libre navegación del Plata”. El escándalo es tremendo, y Rivadavia debe mandar su renuncia al congreso: “Me es penoso no poder exponer a la faz del mundo los motivos que justifican mi irrevocable resolución…He dado a la patria días de gloria…he sostenido hasta el último punto la honra y dignidad de la Nación…Dificultades de nuevo orden que no me fue dado prever han venido a convencerme de que mis servicios no pueden en lo sucesivo serle de utilidad alguna…Sensible es no poder satisfacer al mundo de los motivos irresistibles que justifican esta decidida resolución…Quizá hoy no se hará justicia a la nobleza y sinceridad de mis sentimientos, mas yo cuento con que al menos me la hará algún día la posteridad, me la hará la historia”. Fue aceptada por 48 votos sobre 50.

En la misma sesión del 30 de julio donde fue aceptada la renuncia de Rivadavia “por ventajosa para el país”, Valentín Gómez, Dorrego, Portillo y Arenales presentaron sendos proyectos para resolver la angustiosa situación. Coincidían en elegir un presidente provisional que reanudase la unidad y siguiese la guerra. El 9 de julio se hizo cargo Vicente López y Planes. Reconstituidas las instituciones provinciales, se eligió al coronel Manuel Dorrego como gobernador de Buenos Aires el 12 de agosto de 1827.

Aunque se ha derrumbado la constitución unitaria de 1826 y gran parte de la obra presidencial, resultado del vergonzoso tratado con Brasil, los unitarios vencidos no desaparecen de la acción, salvo Rivadavia que, después de un año de silencio, partirá para Europa, los demás líderes del partido hacen violenta oposición al nuevo gobierno de Manuel Dorrego.

El advenimiento de los federales al poder significa el triunfo de la democracia y el comienzo, o el anuncio, de una revolución social. Desde 1810 han gobernado los hombres de la clase elevada: el “patriciado” porteño. El 25 de Mayo nos liberamos de España, pero el pueblo no por eso fue libre. Los gobernadores confían a su colega bonaerense la representación de las relaciones exteriores “para objetos de paz y guerra” y concretan entre julio y septiembre de 1828, la instalación de la Convención Nacional en Santa Fe, cuerpo legislativo deliberativo soberano, previo a un congreso constituyente encargado de la organización nacional definitiva.

Al hacerse cargo Dorrego, el enviado inglés lord Ponsonby lo presiona para aceptar el tratado de García con algunas modificaciones: la isla de Martín García podría darse a los argentinos, y no indemnizarían por el corso. Dorrego no quiso oírlas. “Es la jactancia republicana en todo su vigor”, escribe Ponsonby a lord Dudley el 27 de diciembre (1827). Dorrego incita al armamento de corsarios, que además de cumplir una tarea patriótica daban buen rendimiento a sus armadores (las firmas de Vicente Casares y José Julián Arriola fueron las principales). Parte del plan de guerra de Dorrego era enviar un ejército del Norte mandado por Estanislao López a fin de apoderarse de las Misiones Orientales.

Pero le ganó de mano Fructuoso Rivera, que el 22 de abril (1828) con poco más de setenta compañeros cruzó el Ibicuy, tomando los “Siete Pueblos Orientales Misioneros” que Portugal ocupaba de hecho desde 1801. Un arriesgado plan concibe Dorrego, apoyado en los opositores brasileños: José Bonifacio de Andrada e Silva o su hermano Antonio Carlos (o ambos conjuntamente) han pasado un tiempo ocultos en Buenos Aires combinándolo; está comprometido Fernando Bauer, apoderado de los mercenarios alemanes (quien a las órdenes del coronel Martín Hin servía a los brasileños), quienes por una crecida retribución se sublevarían en Pernambuco donde estaban acuartelados en su mayoría; también la guarnición irlandesa de Río de Janeiro se amotinaría, apoderándose del emperador y embarcándole en la fragata “Congreso” de Fournier que esperaba en la costa para traerlo a la Argentina.

Dorrego se prometía el resultado decisivo de este plan, combinado con una ofensiva de Lavalleja sobre Lecor y el apoyo de Bolívar. Fue imposible realizarlo por motivos económicos.

Dorrego confirmó a Rosas en la comandancia general de campaña, gustosamente aceptada. Al caer la noche del 30 de noviembre de 1828, antes de partir de la capital, donde se consideraba inminente un golpe militar, Juan Manuel de Rosas mandó un aviso al gobernador Dorrego: “El ejército nacional llega desmoralizado por esa logias que desde mucho tiempo nos tiene vendidos”.

Firmada la paz con el Brasil, el gobierno ordenó el regreso de las tropas. Todo el mundo dice y cree que cuando lleguen esas tropas se sublevarán, menos una persona: el coronel don Manuel Dorrego.

El 1 de diciembre de 1828 estalla el pronunciamiento del general Juan Lavalle con los cuerpos de línea del ejército, cuya preparación había sido un secreto a voces en Buenos Aires. Rosas marchó en seguida a reclutar gente en la campaña.

Las montoneras federales son mandadas por antiguos fieles de Rosas: Pancho el Ñato, Molina, Arbolito y otros hombres de campo, gauchos los unos y mestizos de indígena y gaucho los otros. Dorrego fiándose en su prestigio y su autoridad legal, sin escuchar los prácticos consejos de Rosas decide dar batalla a las tropas unitarias.

Las fuerzas federales son vencidas, a pesar de que Rosas insistió en aconsejar la retirada al gobernador, que tercamente creía esperar refuerzos leales. El día 10 Dorrego es tomado prisionero y es fusilado por orden del general Juan Lavalle el 13 de diciembre, donde se comete el más grande crimen de nuestra historia. La muerte de Dorrego produce en el país hondísima impresión. Varela en “El Pampero” versifica, convencido del escarmiento que significa el fusilamiento de Dorrego: “Bustos y López / Solá y Quiroga / oliendo a soga / desde hoy están”. Sin espantar a nadie agrega que “Lavalle debiera degollar a cuatro mil”. Una locura homicida se apodera de los más dignos militares unitarios.

Juan Apóstol Martínez, un héroe de la Independencia, recorre el campo matando gauchos a los que hace cavar sus propias tumbas; a veces los ata a la boca de, los cañones para destrozarlos con la metralla. Estomba, otro héroe de la Independencia, mata de esa manera al mayordomo de la estancia “Las Víboras” de Anchorena sólo porque no puede decirle dónde se encuentra Rosas.

En medio de ese torbellino de sangre y de pasiones, arriba el 6 de febrero de 1829 el buque “Countess of Chichester” que, inesperadamente, trae a San Martín. El 15 de enero al hacer escala en Río de Janeiro supo la revolución unitaria, y al llegar a Montevideo en los primeros días del mes siguiente, el fusilamiento de Dorrego. Paz, gobernador interino, informa a Lavalle el 9, que está en campaña, de la presencia del “Rey José”: “calcule Ud. las consecuencias de una aparición tan repentina”. Ante ese recibimiento, San Martín no quiere desembarcar. El estado de cosas entristece al guerrero que resuelve su regreso definitivo a Europa.

El mayor Mesa, que está con Medina en el oeste en tareas de hostigar a los unitarios, es perseguido por el coronel Isidoro Suárez que consigue rodear a los federales el 7 de febrero en “Las Palmitas” cerca del Fuerte Federación. Es tomado prisionero y fusilado en la Recoleta. La primera reacción del interior contra el movimiento militar la hizo Bustos, desde Córdoba, no obstante su rivalidad política con Dorrego. Facundo Quiroga indignado escribe a Lavalle el 29: “No pierda V.E. los instantes que le son preciosos al abrigo de la distancia, para escudarse del grito de las provincias”. Los caudillos federales Rosas, Quiroga, Bustos e Ibarra logran derrotar militarmente a los unitarios, quienes a través de Lavalle pactan un armisticio en Cañuelas y Barracas.

Según el tratado de Barracas celebrado entre Rosas y Lavalle, el general Viamonte sería gobernador provisorio con “las facultades extraordinarias que se consideren necesarias para la conservación de la tranquilidad pública” (art. 1) y sería asesorado por un senado consultivo de 24 miembros, formado entre otros por el presidente de la cámara de justicia, el general más antiguo y el presidente del senado eclesiástico

LA LUCHA POR LA LIBERTAD

Juan Lavalle, el 1º de Diciembre, de vuelta en Buenos Aires con su división, derrocó al Gobernador Dorrego, batió a éste y a Rosas en Navarro y ordenó, instigado por la logia unitaria, el asesinato del gobernador. Lavalle retiró los diputados porteños al congreso de Santa Fe, e invito al resto de los gobernadores a un nuevo congreso en BUENOS AIRES. La Convención nacional reunida en Santa Fe protestó airadamente declarando anárquica, sediciosa, y atentatoria contra la libertad, honor y tranquilidad de la nación, la sublevación de las tropas de la República el 1 de diciembre.  Se decidió la guerra contra la usurpación porteña, y el líder iba a ser Estanislao López, gobernador de Santa Fe.

El país se estaba curando de sus heridas progresivamente después de 4 años de luchas, había fe en el provenir. Pero esto cayó muy mal en el interior. Debían armarse nuevamente en defensa de su libertad, identificada con sus modos tradicionales de vida y resistencia a la tiranía porteña.  Los unitarios ignoraban rivadaviamente o menospreciaban lo que conocían, que todo el interior del país se le venía encima. Los unitarios, posesionados en la ciudad de BSAS, empezaron a perseguir a sus adversarios.

Declarada la guerra, Lavalle se movió sobre Santa Fe, mientras que su escuadrilla al mando de Rosales, atacaba las costas de dicha provincia. El general López, nombró a Rosas, segundo jefe de la Unión y marchó hacia Buenos Aires.

Lavalle envió a Paz hacia Córdoba para hacer de ella una base de operaciones frente a Bustos, Quiroga e Ibarra. Mientras Lavalle se dirigía con 1500 veteranos al encuentro con las fuerzas Federales. La batalla se trabó el 26 de abril de 1829, en Puente de Márquez. Se peleo con encarnizamiento y el triunfo se inclino a las fuerzas federales, aunque Lavalle emprendió la retirada con su infantería casi intacta. Rosas y López establecia las bases en las márgenes del rio Las Conchas. El General Paz 4 días antes de Márquez, había derrotado al general Juan Bautista Bustos en San Roque, logrando el control de la situación cordobesa.

Los unitarios se agrupaban con el comandante de armas, general Don Martín Rodríguez, había nombrado una Junta de guerra integrada por los jefes militares más importantes: Martín de Puyerredón, Carlos María de Alvear, Miguel Estanislao Soler. Esto era para organizar la defensa. A fin de reforzarla se formaron los batallones del Orden constituidos por extranjeros.

Se lo había seducido a San Martín para que medie con los gobernadores del interior, le ofrecían el Gobierno de Buenos Aires y el Mando del Ejercito. El Libertador no aceptó.

Para fortalecer el gobierno se nombro gobernador al General Rodríguez, quien nombro ministro de Guerra a Alvear y en hacienda a Díaz Vélez. Se formo un consejo de gobierno que  dejaba la legislatura cesante. Los federales como Guido y Álzaga, se negaron a participar.

Como se obligaba a los extranjeros a participar de la contienda, una flotilla francesa se presenció en el puerto. Teniendo un prisionero político, Rosas pidió que lo liberasen y así lo hicieron, gesto que agradeció. Pero le advirtió al comandante francés que no entregara las naves capturadas a un gobierno ilegitimo como el de BSAS, se las debía dar a el, que tenia el titulo de Delegado de López, y encargado del ejecutivo Nacional.

Al cabo de unos meses, la situación en BSAS era insostenible. Obligaba a estar al pie de guerra, con el descuido de las actividades productivas. El 16 de junio, Lavalle monta su caballo y se dirige con un oficial al campamento de los Tapiales, y de allí a la Estancia del Pino, donde se encontraba el comandante en jefe de las fuerzas nacionales. Rosas lo recibió cordialmente. Las conversaciones duraron unos cuantos días y al final tomaron parte en ellas personajes de los dos paridos, elegidos entre los sectores mas moderados. El resultado fue el convenio de Cañuelas, del 24 de Junio de 1829 que firmaron el gobernador interino Gral Juan Lavalle y el Comandante del Pueblo Armado de la Campaña, Coronel don Juan Manuel de Rosas. En el se establecía la cesación de las hostilidades, el restablecimiento de las relaciones y el olvido del pasado.

Pero el grupo ultra del unitarismo, la camarilla logista que había recibido con disgusto la noticia del pacto, se hallaba tonificada y envalentonada por el triunfo que acababa de obtener en Córdoba el General Paz sobre las Fuerzas de Facundo Quiroga. Para colmo, las elecciones se desarrollan con violencia, teniendo como figura a Alvear, obligando a los federales a retirarse de los comicios. Esto significaba la ruptura del pacto y la reanudación de las hostilidades. Con clara conciencia de la situación, Rosas le comentaba al general Pacheco: “como me duele mi querido compatriota, ver al general Lavalle en ese miserable fuerte, en ese teatro perfidial…Mañana los mismos que hoy lo cercan y alaban, serán capaces de mandarlo a degollar”

La situación no era favorable para los unitarios. Por lo que se predispone una nueva negociación. Lavalle nombro como ministro a Guido (EX MINISTRO DE DORREGO) Luego celebro con Rosas un nuevo convenio en Barracas el 24 de agosto. Se nombra gobernador finalmente a don Juan José Viamonte.  La elección de Viamonte, no aquietó los espíritus. Alimentaban la situación noticias sobre supuestos atentados en el interior.

La legislatura se restablece el 1 de diciembre de 1829. Viamonte habló de lo triste que fue ese año con la cantidad de batallas y sangre derramadas que había hundido a la patria. Era imperioso elegir gobernador titular. La opinión general hablaba de un solo hombre que había tenido la suficiente visión política para pacificar la nación. El 6 de diciembre se dirimían las facultades que tendría el nuevo gobernador. Resultaría nombrado con Facultades Extraordinarias que juzgase indispensables para su desempeño. Era equivalentes a la dictadura de salud pública de la legislación romana, habían gozado de ella los primeros gobiernos revolucionarios y los del año 20.

El interinato de Viamonte termina y la legislatura designa a Rosas Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en diciembre de 1829 con las facultades extraordinarias por el estado de agitación e intranquilidad que aún existían después del magnicidio de Dorrego. Rosas, como Quiroga, Ramírez y casi todos los caudillos, venía de la clase de estancieros que administran personalmente sus estancias. Eso les daba un contacto con la clase popular que no podían tener los profesionales y tenderos que vivían en la ciudad. Los estancieros estaban identificados con sus peones gauchos: vestían sus trajes, montaban en recados, usaban su lenguaje y sus modalidades; en fin, hablaban, pensaban y obraban como dirigentes naturales del hombre de campo. Hasta 1827 Buenos Aires había mirado hacia el río oteando la llegada de los hombres, las mercaderías y las ideas de Europa. La tierra que la circundaba no tenía existencia política. En 1829 las cosas cambiaron. Buenos Aires no mirará al puerto sino a la pampa, desalojando el de afuera.

Con su gobernador rural se adentraba el espíritu de la tierra, desalojando el de afuera. En 1829 la “provincia”, que en 1821 era solamente el centro de la ciudad y en 1827 llegaba a las orillas, se extenderá a la campaña. Es que los orilleros –quinteros, matanzeros, libertos- que siguieron a Dorrego, han hecho ahora de Rosas su ídolo exaltado hasta la veneración.

En Rosas vieron los hombres “de posibles” que integraban la junta de Representantes al hombre serio, de trabajo y acción, que restauraría las leyes tan conculcadas desde la Revolución de Mayo. Sabían que el Restaurador de las Leyes (como lo condecoraron oficialmente) no admitiría infracciones a ellas, como en sus estancias no aceptaba tergiversación a sus reglamentos camperos. El ministro inglés informaba el 12 de diciembre de 1829 a Aberdeen sobre el nuevo gobernante: “su poder en este país es tan extraordinario como su modestia y moderación”. Estaba satisfecho por haber mantenido en el gabinete “hombres honrados y bien dispuestos”.

El 24 de diciembre la legislatura aprueba una ley “declarando infamatorio y ofensivo a la moral todo lo publicado desde el 1 de diciembre que contenga injurias contra Dorrego, Rosas o los gobernadores de provincias”, que sería quemado por mano del verdugo bajo los soportales de la casa de Justicia. Uno de los primeros actos de Rosas fue decretar los funerales de Estado a Manuel Dorrego, haciendo traer sus restos desde Navarro. Una imponente comitiva encabezada por el gobernador sale del Fuerte. En forma emotiva Rosas afirma: “Dorrego, víctima ilustre de las disensiones civiles, descansa en paz!”. Las pasiones estaban demasiado enardecidas para mantener la lenidad de los propósitos iniciales. Rosas aplica las facultades extraordinarias y ordena el fusilamiento del coronel Montero el 23 de enero de 1830.

Se ha criticado su procedimiento (Rosas se negó a recibirlo y ordenó la ejecución a su hermano Prudencio en una nota que hizo llevar al mismo Montero). Pero lo cierto es que la muerte de Montero escarmentó a quienes conspiraban.

Se hacen secuestros de armas, y se manda a algunos unitarios al pontón “Cacique”. Frente a las provincias litorales, Paz ha alzado su fuerte liga de gobiernos interiores que le confieren el “Supremo Poder Militar”. Con poderes de Corrientes, y la anuencia de Rosas, Ferré concluye con López en Santa Fe el 23 de febrero un tratado: formar una liga ofensiva y defensiva entre las cuatro provincias debiendo enviar un representante cada una a Santa Fe y dar al gobernador de Buenos Aires el manejo de las relaciones exteriores.

En Buenos Aires, Ferré asiste incidentalmente al primer encuentro de Quiroga con Rosas. El riojano, que acaba de ser derrotado en Oncativo, está indignado contra Rosas y López a quienes atribuye complicidad con Paz; le pide a Rosas, en duros términos, pasaporte para irse a Montevideo, Rosas le deja desahogarse, y acaba por volverlo al redil.

Las tropas de línea estaban anarquizadas después de la revolución de diciembre. Rosas no separó a ningún jefe ni oficial, aunque los más comprometidos –con Lavalle a la cabeza- se vieron obligados a escapar a Montevideo o Córdoba por las iras populares. Pero les exigió lealtad a federalismo.

Estableció la conscripción obligatoria, sin privilegio de clases, y remontó la tropa hasta 10.000 hombres. El 4 de enero de 1831 los delegados de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos firman el llamado Pacto Federal. Después de dejar sentado -pese a la “Liga Militar”- “que la mayor parte de los pueblos de la república han proclamado del modo más libre y espontáneo la forma de gobierno federal”, el pacto firmado entre José María Rojas y Patrón por Buenos Aires, Domingo Cullen por Santa Fe y Antonio Crespo (que había sustituido a Miranda) representando a Entre Ríos, decía:

1º) Los gobiernos de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe ratifican y declaran en su vigor y fuerzas los tratados anteriores celebrados entre los mismos gobiernos en la parte que estipulan la paz firme, amistad y unión estrecha y permanente, reconociendo recíprocamente su libertad, independencia, representación y derechos. El 4 de febrero, Rosas, por su ministro Anchorena, precipitó la guerra contra la Liga del interior.

Un manifiesto mencionaba la revolución del 1 de diciembre. El fusilamiento de Dorrego, el terror implantado y finalmente el dominio de Paz en Córdoba y las provincias del interior por “la energía del crimen y la insolencia y crueldad del despotismo”. Rosas había conseguido levantar un poderoso ejército de cerca de diez mil hombres –el mayor reclutado hasta entonces-, que acampó en las inmediaciones de San Nicolás: era el ejército de reserva que marcharía a las órdenes del ministro de guerra, Balcarce, y según las directivas del comandante en jefe de la guerra, Estanislao López, establecido en Calchines con dos mil dragones armados por Buenos Aires. También armó Rosas 350 jinetes que puso a las órdenes de Facundo Quiroga: fue la División Auxiliar de los Andes que ganaría una magnífica campaña.

Cayó repentinamente en Río Cuarto el 5 de marzo tomándola después de tres días de lucha; Pringles, que la defendía debió escapar a San Luis, siendo muerto en El Morro. En abril, la situación de Paz era comprometida. Fracasados los intentos de Lavalle en Entre Ríos, derrotado Videla Castillo, en poder de los federales las provincias andinas, amagada Córdoba por las montoneras de los Reinafé y las tropas regulares porteñas de Angel Pacheco que había conseguido llegar a Fraile Muerto (Bell-Vile), su derrota inevitable se produciría al unirse el ejército porteño de reserva mandado por Balcarce, con las tropas de López.

No tenía retirada porque Quiroga avanzaba por Ischilín en el oeste. Al atardecer del 10 de mayo, mientras el general Paz recorría las inmediaciones del fortín de El Tío, por error se acercó a una partida enemiga, siendo tomado prisionero al ser boleado su caballo.

La prisión de Paz era un tremendo y definitivo contraste para la revolución unitaria. El 5 de junio Juan Felipe Ibarra “apenas liberada Santiago del Estero de las cadenas” expresará el propósito de incorporarse a la liga federal que formalizará el 20 de agosto restablecida su legislatura; en la misma fecha se agrega Córdoba; Mendoza lo anuncia el 9 de agosto; el 1 de octubre lo haría La Rioja. El gobernador interino de Tucumán escribe el 5 de abril (de 1832) que no ha podido formalizar la incorporación por no haberse instalado la junta de representantes; lo hace el 8 de julio “aceptando todos los artículos comprensivos en el tratado celebrado el 4 de enero pasado”. El 13 de abril (1832) se suma San Luis; el 4 de julio, Salta; el 3 de septiembre, Catamarca, San Juan en mayo de 1832 se consideraba perteneciente a la liga federal. De ese conjunto surgió la “Confederación Argentina”.

Rosas usó con largueza las facultades extraordinarias mientras duró la guerra. Terminada la guerra se hizo una gran campaña por la devolución de las facultades extraordinarias. Rosas, salvando su opinión, acabó por ceder: la “parte más ilustrada e influyente, aunque la menos numerosa, lo quiere”, dijo devolviendo las facultades extraordinarias a la legislatura el 7 de mayo.

En septiembre la comisión de negocios constitucionales de la junta proyecta modificar la ley del Poder Ejecutivo dando a los gobernadores el poder de legislar en caso de urgencia. El proyecto fue rechazado el 15 de noviembre. Como consecuencia de la devolución de las “extraordinarias” los presos políticos fueron dejados en libertad, y muchos exilados volvieron al país, entre ellos Florencio Varela llegado el 1 de diciembre.

El 6 de diciembre de1832 terminaba el período de gobierno. El 5 la junta votó al reemplazante: hubo 29 sufragios por la reelección de Rosas y 7 por otros candidatos. La barra vitoreó al Restaurador y el cuerpo señaló el 8 para que prestase nuevo juramento. Rosas renuncia ante la insistencia de la legislatura que en 3 veces le pide que acepte su reelección. Surge el nombre de Juan Ramón Balcarce, ministro de guerra y hombre de la confianza de Rosas.

Se hace cargo como gobernador el 17. Al recibir el bastón de manos de Rosas promete “no olvidar en el período de mi magistratura un modelo tan digno de ser imitado (Rosas) y presentarlo a mis compatriotas con el testimonio más justificativo de los sentimientos de un verdadero republicano”.

LA CONQUISTA DEL DESIERTO y LA REVOLUCION DE LOS RESTAURADORES

El problema del indio ha sido descuidado veinte años por los gobiernos revolucionarios. No era ajena a la ideología imperante hacia unos años, operada a raíz  de la guerra contra España, y que se tradujo en una exaltación sentimental del aborigen, victima de la usurpación. Se disponía el fin de la conquista por las armas. El indio no sería ya el enemigo, sino el hermano desgraciado a quien había que amparar. Esta ideología que domino en la Asamblea, el Congreso de Tucumán y los Directorios. Rosas se había criado  y hecho hombre en la frontera y tenía en la sangre la tradición viva de la guerra contra el infiel.

Se decidió la conquista del desierto. El 26 de mayo 1833 obtuvo la primera victoria importante. La columna al mando del General Pacheco destruyo completamente cerca de Choel Choel, a la tribu del cacique araucano Pallayrén que le ofreció combate. Se mandaron destacamentos cerca de la cordillera para completar las operaciones inconclusas de Bulnes, Aldao y Huidobro.

Pero desde el gobierno de Balcarce se hacían intrigas. Por la infidencia de unos indios aliados, supo que desde la Capital se los incitaba a la sublevación. Intimados por el general en jefe, los caciques Catriel y Cachul le ratificaron su adhesión y mandaron a lancear a los caudillejos promotores de la rebeldía.

Las obras prosiguieron con gran energía. EL general Pacheco remontó las márgenes del Rio Negro, y destruyó totalmente las tolderías del fuerte cacique Chacorí. Otra columna liquido la indiada brava del Cacique Pitrioloncoy. La misma división atacaría a nado la isla Choele Choel, acuchillando a los salvajes. Las fuerzas destacadas hacia el oeste, se encargaban de la limpieza en la zona de los ranqueles, hacia el sur de San Luis. Vencían al cacique Yanquiman y al Yanquetruz. AL sur del rio negro, la columna de Ibáñez anulaba los últimos guerreros del cacique Cayupán.

Se liquidaron más de 10 mil indios de guerra, recuperando a 4000 cautivos.

La ultima indiada que quedaba, que se negaba a cumplir un pacto firmado con Rosas, (los BOROGAS) fueron exterminados. Se mataron más de 1000 indios guerreros y se rescató todo lo robado.  El restaurador había eliminado el problema del indio.

El gobernador Balcarce, se hallaba hostigado por un grupete de directoriales y espadones, que se había resuelto darle el fin a la política rosista. Eran doctores que secretamente adoraban el plan rivadaviano. Todos estaban plegados detrás de la figura del ministro de Guerra, Gral. Enrique Martínez. El plan radicaba en provocar el fracaso de la expedición al desierto para aniquilar el prestigio del Restaurador, luego a favor de ese desprestigio, provocar la división del partido gobernante, que ganaría las elecciones apoyados por los unitarios. Se negaron toda ayuda necesaria para la campaña, y al mismo tiempo se intentaba la sublevación del ejercito.

Finalmente el partido apareció fragmentado, pero con las dos listas con el nombre de Rosas. El partido rosista iba a la delantera, pero por el pretexto de disturbios (que los mismos unitarios provocaron) se suspendieron las elecciones.

EL 11 de octubre la ciudad aprecio empapelada de carteles anunciando que a las 10 de la mañana se enjuiciaría a “el Restaurador de las leyes”.  Esto suscito una revolucion con millares de personas en las calles, armadas, a las órdenes de don Prudencio Rosas, que aclamó como jefe militar a Agustín Pinedo. Finalmente el 3 de noviembre, la legislatura daba por terminado el mandato de Balcarce y nombraba en su reemplazo a Viamonte. Rosas admitió que los ciudadanos tenían mucha razón.

Durante el gobierno de Balcarce, se produjo la usurpación de las Islas Malvinas por Inglaterra. El 3 de enero de 1830, la fragata inglesa Clio, al mando del capitán Onslow, se apodero del archipiélago desalojando al gobernador argentino Vernet y desde entonces las tienen en su poder.

BARRANCA YACO

Viamonte nombro como ministros al General Guido y al doctor Manuel. J. García, ambos amigos de Rosas. Bajo inspiración de Doña Encarnación Escurra, se crea la Sociedad Popular Restauradora, en la que se agrupan los federales netos, a quines se le llamaran los apostólicos. Hay manifestaciones rosistas que buscan a los comprometidos con el régimen caído.

Por lo pronto el General Guido ha revelado a la Legislatura una comunicación enviada de Londres por el plenipotenciario Manuel Moreno, que denunciaba la intención de las monarquías europeas para dividirse los países de América, en la que estarían implicados varios “compatriotas” entre ellos Rivadavia y varios unitarios de Montevideo.

En esas circunstancias llega Rivadavia a BSAS. El gobierno le dice que permanezca en su casa hasta que se le indique el destino. Se organizan manifestaciones de entusiasmo federal, con gritos y balazos ante las casas de los opositores. El ministro Gracia firma la orden de expulsión del ex presidente para calmar los ánimos.  Debido a que el gobierno parecía que no podía contra las intrigas unitarias, Rosas seguía reticente a apoyar a Viamonte. El 5 de Junio presenta la renuncia. El 27 de ese mes, se elige como gobernador a Rosas. Pero  Rosas no lo acepta. En el interior del gobierno se lo acusa de tiránico, y el quiere demostrar que no es así. Se decide entonces nombrar a un gobernador provisorio. Aunque Rosas ofreció su ayuda como ciudadano.

De acuerdo a lo establecido se nombra gobernador interino al presidente de la Legislatura, el Doctor Manuel Vicente de Maza. Mientras se hallaba activa la conspiración unitaria. Las intrigas llegaban hasta el seno de los federales, provocando resquemores entre López y Quiroga y la desconfianza de ambos hacia Rosas. En el norte, los Grles Alejandro Heredia (Tucumán) y Pablo Latorre (Salta) se acusaban de apoyar con fines de hegemonía a los unitarios en las provincias respectivas. El general Quiroga, fue como mediador –consultado por Rosas- para tratar de calmar los ánimos. Quiroga aceptó la comisión, pero antes de partir se entrevisto con Rosas y con Maza, para ultimar los detalles de la comisión. Quiroga estaba en consonancia con el Restaurador, porque pensaba que hasta que no se arreglasen las diferencias en el interior de las provincias, era imposible una Federación.

Finalmente, Quiroga dio por terminado el pleito con la firma de un tratado entre Tucumán, Salta y Santiago, que se firmo el 6 de febrero de 1835. Emprendió luego el camino de regreso. Se le había dicho que podrían atentar contra su vida. Principalmente por los odios frente a López y los Reynafé cordobeses. La provincia de Mendoza acababa de invitar a las otras de Cuyo, para constituir una federación bajo su protección.

El 15 de febrero fue atacado por el capitán Santos Pérez, que se hallaba en Barranca Yaco, recibiendo un pistoletazo en un ojo. Con el murieron todos sus acompañantes. Esto provoco una gran consternación en todo el país. Se consideraba parte de un plan unitario para ir eliminando a los líderes federales. El 13 de abril, en un marco de solemnidad Rosas asumía el gobierno.

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